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Y Y Y

PRELUDIO: Para España la era moderna se estrena con el matrimonio de los Reyes católicos, don Fernando de Aragón y doña Isabel de Castilla en el año 1469. Es la simiente del auge imperial. SEPHARDIM.COM
Por entonces las agresividades bélicas de la Reconquista han avanzado lo suficiente para que el territorio de la península se considere unificado bajo ambas coronas y emprender la final ofensiva contra los sarracenos. La fusión de ambos cetros en un solo poder suscitará los elogios de Nicolás Maquiavelo en "El Principe", cuyo país, Italia, todavía está fragmentado en ducados, principados, condados, amén de los feudos temporales de los papas. Maquiavelo estima que la unificación hispánica es un modelo digno de ser imitado por las naciones europeas.

El nacionalismo se ha apoderado de los espíritus y surgen en el Viejo Mundo los países más o menos como hoy los conocemos. El sentimiento de amor patrio se expresará en los idiomas locales, el derecho, la precisión de fronteras, literatura y música vernáculas y la personalidad nacional definida y fuerte dentro de la comunidad de Estados. Así el nacionalismo es una escala de valores y manifestaciones que compiten con los vecinos en una carrera por el prestigio, el poder y la riqueza. En el caso de España la situación era distinta al resto de los países europeos. El país había sido un crisol de culturas, una amalgama de razas y estrecho contacto de credos religiosos como no se había visto en el mundo y que probablemente no se dará más.

Las tres grandes religiones monoteístas habían encontrado en España arraigo y un bien común. Cuando termina el siglo 15, a aún 100 años antes, el panorama de tolerancia y convivencia cambia bruscamente y comienzan los choques. Fernando e Isabel saben que el empuje de la restauración del catolicismo, al menos el oficial, tendrá que hacerse sacrificando buena parte de la población. La política real y la de sus consejeros es precisa: a la unidad del territorio ha de ir anexa la de la fe.

Se comenzó así por los musulmanes: el 2 de enero de 1492 las huestes cristianas sitian y toman Granada, último reducto árabe. La cruz ondea ya sobre el Palacio de la Alhambra en la torre de Comares. El rey moro Boabdil se rinde y con los suyos tomará la vía del exilio. La caída de Granada contribuye efectivamente a consolidar no sólo la cruzada interna de fe, sino que acrescienta el prestigio de los regios esposos. Ahora qué hacer con los judíos quienes contribuyeron por mil quinientos años al esplendor de España? En astronomía, medicina, comentarios talmúdicos literatura, filosofía, finanzas, auge económico, rudimentarios oficios? Aparece la Inquisición, el rechazo antisemita, la intolerancia y desvalorización del legado hebraico.

El 31 de marzo de 1492, luego de intensas consultas pero también de inconfesables presiones, los reyes firman el Decreto de Expulsión, otorgándoles protección y un lapso de 3 meses para liquidar sus bienes y otras propiedades. Andrés Bernalaz, cura del pueblo de los Palacios vió pasar una de las tristes procesiones que se encaminaban hacia Portugal: "E los rabinos hacían tañer panderos para alegrar a la gente....nacían y morían en el camino". El fatídico Decreto dejaba abierta una puerta, una opción más o tan temible: podían quedarse los que se convirtieran al catolicismo. Muchos de los que se quedaron optaron por la conversión pero ello dió origen a un problema más delicado. Fueron los criptojudíos, marranos o alboraicos. Los judaizantes que así fueron llamados se encontraron en los linderos de dos mundos. Por un lado la Sinagoga los tildaba de apóstatas. Por el otro la Iglesia les daba el nombre de herejes. Si los vemos por el sesgo cristiano constituyen una quinta columna, un contingente distinto dentro de las filas de "cristianos viejos", un peligro latente contra la ortodoxia, la pureza de la fe e integridad del catolicismo. Penetraron tan hondamente las capas de la sociedad que bien pronto los hallamos como funcionarios públicos, elegantes damas y prestantes caballeros de corte, prelados y obispos, conquistadores de América, banqueros, literatos y hasta santos de la iglesia romana. Portugal acogerá un segmento de los proscritos, pero por corto tiempo pues en 1947 el rey Manuel, casado con princesa española, decretará a su vez que los israelitas deben irse o renunciar a su herencia milenaria. De esta suerte aumenta la dispersión, se complica y multiplica con creces el asunto judaico: los "cristaos-novos". Con el descubrimiento de América, España se eleva al rango de potencia madre de nuevas tierras en la Tierra, sin moros y sin judíos pero con moriscos y judaizantes, la península azuzará la envidia y la codicia de sus rivales: Portugal, Inglaterra, Francia, Holanda y Dinamarca. Los criptojudíos y los criptoislámicos serán elementos de mayor importancia en el nuevo crecimiento.

VIDA DE LOS JUDIOS EN LA ESPAÑA ANTES DE LA EXPULSION: En la pequeña comunidad medieval los judíos estaban organizados como en una gran familia. A medida que la comunidad fue creciendo, las costumbres de apoyo mutuo inmediato se hicieron más difíciles de mantener. Por lo tanto se crearon asociaciones especiales. Entre los artesanos, la piedad religiosa era habitual, así se crearon sociedades o cofradías de "enterradores", "vigilia nocturna", "los que van en pos de la justicia"; "los que hacen caridad", etc. El nombre común de estas asociaciones era el de Hebrá Kadishá; Santa Hermandad o Santa Irmandade. Entre los sefarditas la Hebrá es la primera cosa que instituyen en cada población, grande o pequeña, donde se establecen y sin excepción los miembros de la sociedad llevan el sentimiento del deber como son visitar a los enfermos, sepultar a los muertos, dotar a la novia, apoyar a los necesitados, educar a los jóvenes, rescatar a los cautivos, etc. todo ello no por vía de la caridad sino más bien como obligación social.

Los judíos vivían entre árabes y cristianos en la era medieval, contribuyendo con un importante aporte a la cultura hispánica. Los judíos no fueron solo tolerados en la España cristiana, sino incluso bien recibidos. Hacia los siglos X, XI y XII los nuevos reinos cristianos surgidos en el proceso de reconquista contra los árabes necesitan repoblar territorios devastados por las guerras. Era necesario promover el comercio en las ciudades y organizar la administración de los territorios conquistados, la sociedad cristiana estaba formada fundamentalmente por guerreros y campesinos, sin experiencia ni gusto alguno por la vida administrativa y el comercio. Por esa misma época los judíos huían de Al Andalus (Andalucía) perseguidos por los fanáticos almorávides primero, y de los almohades más tarde. La confluencia de todos estos factores explica el rápido repoblamiento de las aljamas del centro y norte de España. Así los judíos pueblan antiguas juderías, dedicándose a las más diversas labores, desde humildes agricultores (Leon, La Rioja, Guadalajara, Huesca, etc.) hasta grandes financistas pasando por una innumerable gama de oficios: comercio, profesiones y artesanías, etc. En una época marcada por las persecuciones, la mayor parte de los judíos prefirieron dedicarse a actividades que no supusieran una dependencia excesiva de bienes inmuebles difíciles o imposibles de llevar consigo en caso de alguna expulsión a los que estaban secularmente habituados.

En las juderías, aljamas o barrios judíos de la peninsula, el judío no quedaba totalmente aislado del mundo exterior; la Judería, a contrario del "ghetto" del centro y del norte de Europa, no era un lugar donde los judíos quedaban apartados del resto de la población. Las relaciones eran contínuas, no había cristiano que sintiera asco por ponerse en manos de un médico hebreo, ni rey que no atendiera las predicciones astronómicas de un rabino cabalista, ni obispo o canónigo que tuviera separo en dejarse cortar sus sotanas por sastres judíos, ni párroco que necesitase fumigar con sahumerios benditos los cálices o candelabros de altar labrados por orfebres de la aljama. Al judío respetable sus convecinos le llamaban Don o en su caso Rabí. Por lo general, sobre todo en las pequeñas ciudades, los judíos no llevaban vestimentas especiales que los distinguieran. Por el contrario, en otras partes de Europa, la exigencia de vestimenta distinta a todos los judíos era una infamante realidad. La judería se regía, dentro de su estricto recinto, por leyes propias. Cobraban sus impuestos, imponían justicia, juzgaban a los malhechores, excomulgaban, etc. con la más amplia autonomía dentro de su reducida jurisdicción. A partir del siglo XIV eran más frecuentes las asambleas de representantes de todas las aljamas del reino de Castilla, que en el siglo XV se convirtieron en una institución fija para el ordenamiento de los intereses comunes de la población judía. Estas asambleas tuvieron valor cohesionante y unificador preparatorio para la entonces futura diáspora de los sefaradíes. En una de ellas hacia 1432, se elaboró el Ordenamiento de Valladolid, modelo institucional que sirvió a los sefardies durante varias generaciones.

Los judíos tenían un status jurídico especial: Los judíos eran considerados como Propiedad Real (el concepto viene del "Servi Regis" de San Agustin). Significaba que los judíos eran súbditos directos del Rey y se encontraban bajo su protección. Si bien es cierto que este factor fue motivo de progreso de las juderías, sin embargo en las revueltas nobiliarias y populares contra el poder real, siempre se atacaba a los judíos antes que a cualquier otro ciudadano, precisamente por esto. Atacar la judería era en los siglos XI y XII lo mismo que atacar directamente la propiedad del soberano. El Rey transfería derecho de "tener judíos" a determinado grupo o institución; algunas veces estas decisiones reales iban en perjuicio más que en beneficio de los habitantes de la aljama. Existían dos sectores sociales claramente delineados, por un lado una minoría poderosa "judíos potestados", "la aristocracia" o "las oligarquías familiares". Estas pequeñas minorías detentaban el poder en las aljamas, eran cortesanos, financistas, etc. que no se vieron obligados a llevar ropas o señales distintivas ni a permanecer dentro de las juderías. Por otro lado las mayorías judías más humildes que veían con simpatía a los judíos en ascenso social, porque obtenían de ellos mayor protección. Más tarde, las mayorías fustigan la vida licenciosa de los cortesanos y las tensiones sociales aparecen dentro de la propia judería debilitándola ante un mundo exterior cada vez más hostil. Indudablemente la situación de los judíos en esta época era muchísimo mejor en los reinos hispanos que en el resto de Europa, pero no obstante, existía cierta sensación de inseguridad, las tensiones religiosas y raciales estaban allí.

La hostilidad que comienza a manifestarse en el siglo XIV por parte de los cristianos hacia los judíos tenía en sus raíces elementos estrictamente religiosos, a lo que agrega como puntos de fricción la participación de judíos en tareas recaudatorias de impuestos y la práctica del préstamo usurario. Los judíos recaudaban la mayoría de los impuestos directos y de los derechos aduaneros en la Castilla del siglo XIV. Esta actividad significaba para una buena parte del pueblo gentil que "era el judío, y no el rey, o el señor, o el obispo, el que cobraba los impuestos, el que le estrujaba la economía, el que daba la cara en el desagradable oficio del que los poderosos se habían librado limpiamente. El ejercicio de la usura era una práctica oficialmente fomentada, este esquema constituyó el caldo de cultivo más inmediato e idóneo para fomentar el deporte a la caza del hebreo. La depresión económica general del occidente europeo, la anarquía polítidca en Castilla, la prédica antisemita de los papas de la época y de algunos clérigos en particular, el fervor anti-extranjero provocado por las guerras de la reconquista, unido a otras varias causas que sería largo enumerar, desembocaron en los terribles disturbios del año 1391 en casi toda España cuando comienza la declinación de las juderías hasta la expulsión ordenada un siglo después en 1492. Un tercio de la población judía se convirtió, muchas veces insinceramente, dando inicio la problema de los conversos que tanto trabajo le diera a la Inquisición desde su inicio en 1481. La mayor parte de las sinagogas se trocaron en Iglesias. Frente a la marginación general, la comunidad judía se iba identificando consigo misma, reforzaba su propia identidad e incluso, tal vez sin saberlo, preparaba una futura supervivencia, casi étnica. Los sefardíes, los sefaradim, los españoles que proclamarían durante siglos, desde Holanda Israel y desde Tunez a Danzig su condición de judíos españoles decididamente distintos en lo social así como en lo cultural a las comunidades hebreas del norte de Europa.

LA DIASPORA SEFARDI: En la Península Española los judíos habían convivido con los romanos, con los invasores bárbaros y con los reyes visigodos, con los guerreros árabes, con los califas de occidente, con los reyes y monarcas cristianos de la Reconquista. Lo mismo figuraba en la corte de Granada un Samuel Ibn Nagrela como gran visir, que un Samuel Levy en la corte de Don Pedro I de Castilla. Antes de su dispersión, el judaísmo español había ofrecido los más altos valores en poesía religiosa, en exégesis bíblica, en filología hebraica, filosofía y ciencias puras y experimentales. En los siglos XII y XIII, la individualidad y la personaldiad empiezan a percibirse frente al carácter general y anónimo de la obra literaria antígua; el interés por los temas rebasa lo puramente religioso. El estudio de la filosofía y las ciencias, la naturaleza, la apreciación de la belleza del mundo y del hombre, la valoración de las ciencias humanas y el empeño por la armonización de lo religioso o suprarracional con lo científico o meramente racional, son rasgos nuevos, casi exclusivos de la cultura hebraica-española.

El esfuerzo generoso y constante de los hebreos españoles había llegado a todas las actividades humanas: fueron astrónomos, como Rabí Yag y Abraham ben David de Toledo,kcabalistas como Abraham Abulafia, Nahmánides y Elkana ben Yerobam ben
Avigdor, comentaristas y expositores, como Abraham ben Meir y Moisés Ibn Esra; filósofos tan profundos como Maimónides. Abraham Bibao y Menasés ben Israel; gramáticos como Menahem ben Safuq de Tortosa; historiadores, como Abraham ben Samuel Hacuth, puristas como Bechai Haddi ben Asser Mechalaio. En la Academia de Córdoba, fraternizando árabes y judíos, encontramos a matemáticos como el sefardí malagueño Salomon Ibn Gabirol y a médicos como Hasdai ibn Shaprut (915-990 e.c.) y en Cataluña se destaca Abraham bar Hyya y en Castilla Abraham Bezra. Otras figuras notables son el médico Salomón ben Virga, los poetas Yehuda Halevy, Abraham Ibn Ezra, David Pekuda y Rabí Sem Tob de Carrión, junto a los Ibn Nagrela (993-1055), Ibn Pakuda (1040-1110) e Ibn Aderet (1235-1310), por no citar sino algunos. Algunos de ellos no tuvieron que ser expulsados de España sino que se convirtieron al cristianismo.

Proclamada la expulsión, el inquisidor Torquemada prohibió mantener el menor contacto con los judíos. El rey Fernando confiscó las propiedades de los israelitas desterrados con el pretexto de garantizar el pago de las deudas supuestamente contraídas, así, la riqueza de los emigrantes se desvaneció por completo y hubieron de abandonar pobres el país amado hacia el exilio. En aquella hora desesperada, los rabinos exhortaron a la grey de Israel a permanecer fiel a su religión, ante los requerimientos bautismales de los dominicos, por orden de Torquemada, a cambio de la permanencia en el país. La voz de los Rabíes recordaba que D-os los había salvado otras veces en el pasado de situaciones muy difíciles. Al final consiguieron una prórroga de dos días para dejar España, partiendo el 2 de agosto, fecha esta que en el año 1492 coincidió con el 9 de Av (Tisha BeAv).

En Portugal existía una comunidad judía antígua, numerosa y bien organizada. En el siglo XIV se dictaron leyes discriminatorias. Sin embargo, mejoró su situación en el siglo XV cuando el Rey Joao I permitió la llegada de los judíos españoles y toleró el retorno de los bautizados a su antigua fe.
La mitad de los expulsados de España fue a Portugal alcanzando lugares muy destacados en la vida del país. A mediados de 1493 volvió a empeorar la situación y se les conminó a abandonar Portugal. Los que no lo hicieron fueron declarados esclavos del Rey. Hubo muchas conversiones forzosas. En diciembre de 1496 el Rey Manuel dictó un Edicto de Expulsión ordenando que los judíos abandonaran el país a fines de octubre de 1497 como fecha última. El edicto fue una farsa, pues las conversiones forzosas se produjeron en escala gigantesca sin precedentes y con absoluta eficiencia. Los que sobrevivieron al terror y se libraron de la conversión abandonaron Portugal en el transcurso de 1498. El fenómeno del cripto-judaísmo o marranismo se dió en Portugal en una escala mayor que en España. Los judíos portugueses se dirigieron hacia Brasil, el Norte de Africa, los Paises Bajos y Alemania principalmente.

Al salir de España, los judíos sefarditas dejaron tras de sí muchas cosas, pero una se llevaron con ellos: la cultura española. Tanto es así que cuenta la leyenda que cuando el Sultán Bayaceto II (1481-1512) permitió la radicación de los sefardíes en sus territorios de Europa y Asia, exclamó: "dicen del Rey Fernando que es un monarca inteligente, pero lo cierto es que empobrece a su país mientras enriquece al mío".

Al expatriarse, los sefarditas se dividieron en cinco corrientes: la primera cruzó el Mediterráneo y se estableció en Marruecos, pasando de allí a los demás países norafricanos en donde ya existian núcleos de sefarditas acogidos en tiempos de persecuciones. La segunda tomó el camino de Italia radicándose junto a las viejas comunidades de Roma, Nápoles, Venecia y Ancona, la tercera muy numerosa se dirigió a Turquía, país musulmán que no tenía prejuicios contra los judíos, la cuarta hacia Portugal y la quinta se dirigío a América donde la historia del Nuevo Mundo ha estado ligada a los judíos. Presentes estos en todos los acontecimientos de la vida española del siglo XV. A pesar de las prohibiciones y del riguroso control que entonces se ejercía, muchos judíos y marranos llegaron a las nuevas colonias españolas para empezar una nueva vida. Un nuevo mundo había sido descubierto y aquellos que soñaban con la libertad tenían sus esperanzas puestas en él. Pero nuevamente, la gran esperanza de poder vivir en paz lejos de la intolerancia que azotaba a Europa quedó insatisfecha. El brazo de la Inquisición también hacía su aparición en estas lejanas tierras y la Orden de San Benito, la horca y la hoguera seguían condecorando el pecho, el cuello y el cuerpo de aquellos que querían conservar su religión judía y sus tradiciones en la América española.

Diferente fué la suerte de los judíos portugueses emigrados a Brasil, allí podían profesar su fe con más libertad que en la propia patria. Por ello, desde las primeras horas de su descubrimiento en 1500, encontramos allí colonias judías importantes dedicadas a la plantación de la caña de azúcar, el algodón, tabaco y arroz. Pero esta tranquilidad dura poco y en 1579 la ola de procesos inquisitoriales y confiscaciones de bienes también se extiende al Brasil, durando hasta el año 1624, fecha en que se produce un cambio en esta situación: Los Países Bajos consiguen la libertad nacional y religiosa y penetran en Brasil. Bajo su soberanía se estableció la libertad y por consiguiente una gran corriente de emigrantes del Viejo Mundo se dirigen a Recife, Pernambuco y otras ciudades donde establecen florecientes colonias. Sin embargo la dominación holandesa en Brasil apenas dura 30 años y su final pone en movimiento nuevamente a estos grupos judíos que se esparcen y van fundando nuevas comunidades, asentandose principalmente en las posesiones inglesas, francesas y holandesas de las Antillas y las Guayanas, y hasta Norteamérica. Aparecen así colonias judías en Curazao, Jamaica y Cayena, en Santo Domingo, Martinica y Guadalupe. Y luego los encontramos en Nueva York, -para entonces conocida como New Amsterdam-, Saint Thomas, Haití, St. Kitts, Surinam y Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Coro, Puerto Cabello, Maracaibo y Barcelona. Fué esta la forma como los judíos sefarditas -descendientes de los expulsados de España y Portugal, que no quisieron convertirse al cristianismo- y los marranos, conversos también llamados cristianos nuevos, llegaron y se establecieron en los países de América.

En los casi 500 años de la diáspora sefardí, son muchos los cambios sufridos por ella. Dentro del marco general del judaísmo, los judíos sefardíes fueron creadores de una alta espiritualidad, hasta el punto de que en ella se encuentran los orígenes de las dos grandes directrices del judaísmo universal posterior: el racionalismo creado por Maimónides, base de la actitud de los
"mitnaggedim" alemanes, y el misticismo, mejor llamado ascetismo moral de la Cábala práctica que arrancando con Moshé de Leon, autor del Zohar, nutre la escuela mística de Safed con un Cordovero, un Vital, un Luria, para desembocar en el fecundo Jasidismo de Polonia y Rusia, de aportación decisiva para la espiritualidad judáica moderna.

LA INQUISICION - El destierro o la muerte: El 31 de agosto de 1942, Fernando e Isabel, reyes católicos, promulgaron el edicto de expulsión de los judíos. Los conversos e hijos de conversos y los judíos que lograron huir a las colonias contribuyeron en gran medida al descubrimiento, exploración y colonización de nuevas tierras en el Nuevo Mundo, pero las persecuciones eimplacables de los inquisidores con el paso del tiempo fue debilitando ese cuerpo en que latía sangre judía. Con la expulsión, con las matanzas y con las conversiones, el pueblo judío se desangró. El destierro o la muerte física o espiritual fueron decretados contra los judíos y así, las vidas de probablemente 600.000 judíos se vieron afectadas, inclinandose unos por el destierro, otros por la muerte espiritual a través de la conversión, otros por la muerte en las cárceles y en las hogueras de la Inqusición.

La conversión era la única manera de escapar de la muerte y esto fué más intenso en España. Entre esos conversos e hijos de conversos nos encontramos con personas destacadas en España en las más altas esferas, comenzando con el propio Torquemada y Alonso Manrique, también inquisidor general y continuando con Diego de Deza, Luis Velez de Guevara y el Padre Bartolomé de las Casas, Juan Mena, autor de las "Coplas de Ningo Revulgo", Melchor Cano, Hernando del Pulgar, Mateo Alemán, el autor de "Guzman de Alfarache" y probablemente de "El Lazarillo de Tormes", Francisco Villalobos, Antonio Pérez, el científico Andrés Laguna, Fernando de Rojas, autor de "La Celestina", Luis Vives, el humanista Juan de Avila, Baltasar Gracian, Diego Lainez, uno de los fundadores de la Compañía de Jesus, los inspirados poetas Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y Luis de Góngora, el eximio escritor Don Miguel de Cervantes Saavedra y Cristóbal Colon, el descubridor. El acceso de conversos a altas esferas del sacerdocio entre otros, trajo al cristianismo la preocupación por la "limpieza de sangre" o pureza de linaje desembocando en la activación de la Inquisición y con este paso fué el principio del fin, afectando a la generación hebrea, incluso conversos.

La Inquisición obraba sobre los "herejes" en forma individual, repetidamente calificados de "judíos ocultos". El brazo de la Inquisición alcanzó como sus primeras víctimas a conversos y judaizantes y se extendió hasta alcanzar también a los judíos. Viendo de cerca la Inquisición, desde un principio los inquisidores se asociaron con la confiscación de bienes y al final quedó sobreentendido que la búsqueda de herejes era en realidad una búsqueda de propiedades. Se vivía en el contínuo horror de la denuncia mutua y en la Inquisición los testigos tenían muchas ventajas que en cualquier otro tribunal, al ser ocultados sus nombres. De esta forma una persona podía testificar falsamente contra otra sin temor a que esta última pudiera descubrir su perjurio. Tras la denuncia venía el arresto y la prisión y tras estas se producía la confiscación de los bienes que poseían los denunciados. Los procesados, una vez entrados en la "Casa Santa", ya no volvían a aparecer ante los ojos de sus conciudadanos hasta el día en que les era colocado el "Sambenito" y obligados a desfilar en procesión hasta el cadalso. Entretando vivían en las celdas inquisitoriales, esperando la resolución del caso. Las torturas consistían en métodos para arrancar la confesión: fuego, agua, la soledad, el estiramiento, etc. Los descendientes de los acusados quedaban arruinados por la confiscación de bienes y también quedaban inutilizados para cargos y honores. En el proceso estaban presentes verdugos que también eran los mismos utilizados por tribunales seculares, los inquisidores, un representante del obispo (a veces estaba presente el mismo Obispo) y un secretario para registrar todo el proceso menos lo que sucedía en la cámara de tortura, también solían estar presentes los médicos. Era costumbre desnudar siempre a las víctimas antes del tormento, tanto a mujeres como a hombres. Luego de la tortura en la que muchos supliciados no sabían qué tenían que confesar, se pasaba a la sentencia. La Inquisición adoptó la medida de proveer de "abogados"a los presos, al principio, el condenado podía escojerlo libremente pero luego, viendo la Inquisición que el sistema no era favorable a sus planes decidió que los abogados tuviesen que ser escogidos por el acusado de entre un panel seleccionado por el propio tribunal. En el siglo XVI se les llamaba "abogados de los presos" y eran tenidos por unos funcionarios más de la Inquisición, sometidos a sueldo y a las instrucciones de ésta.

Cuando la condena recaía definitivamente sobre un procesado, el sentenciado tenía que aparecer en un auto de fe. La ceremonia era privada en muchos casos y pública cuando la importancia del proceso era resonante tanto por la calidad del procesado como por la cantidad. La ceremonia de Auto de Fe entre los españoles empezó por ser considerada como un acto religioso de penitencia y justicia, y terminó siendo una fiesta pública más o menos parecida a una corrida de toros o a los fuegos artificiales. Casi todos los tribunales pretendieron celebrar un Auto de Fe cada año, aunque muy a menudo desistían por la gran cantidad de dinero que debía emplearse para dotarlo del esplendor mínimo necesario de forma que no se defraudara al pueblo, tan aficionado al espectáculo y a la tragedia, tan indiferente al sufrimiento de los demás y tan deshumanizado. No es de extrañar que una institución oscurantista y retrógrada como la Inquisición, dedicase su tiempo también atacando la libertad de expresión del pensamiento, atenta a cualquier disidencia o asomo de renovación. Así el gran humanista Luis Vives escribe a Erasmo en 1534 diciendo: Estamos atravesando momentos tan difíciles que uno no puede ni hablar ni callarse sin peligro". La controversia se había adueñado de Europa, y se venían al suelo todas las esperanzas de los liberales. La década de los 1530 fue en cierto modo el fin del camino.

En diciembre de 1533 Rodrigo Manrique, hijo del inquisidor general, escribió desde París a Luis Vives en un tono de profunda amargura, aludiendo al encarcelamiento de Vergara: "Dices muy bien, nuestro país es una tierra de envidia y soberbia, y puedes agregar de barbarie. Pues, de hoy en más, queda fuera de duda que nadie podrá poseer allá cierta cultura sin hallarse lleno de herejías, de errores, de taras judáicas. Así se ha impuesto silencio a los doctos, en cuanto a los que corrían al llamado de la ciencia, se les ha impirado como tu dices, un gran terror.... En Alcalá se trata de extirpar completamente el estudio del griego". La Inquisición censuró todos los libros de lectura y estudio; acción disciplinaria a profesores; en la Universidad de Salamanca, parte del personal se dedicó a examinar cuidadosamente la biblioteca para expurgarla de libros peligrosos. Entre estos libros perdidos estaban: los escritos por heresiarcas; los religiosos escritos por condenados en procesos inquisitoriales; los que tocaban el tema de moros o judíos con tendencia anticatólica, todas las traducciones heréticas de la Biblia, todas las traducciones de la Biblia a lenguas vernáculas, aunque hubieran sido traducidas por católicos, todos los devocionarios escritos en lengua vulgar, todas las obras y controversias entre católicos y herejes; todos los libros sobre magia, todos los versos que utilizaran citas de las Escrituras "en sentido profano"; todos los libros impresos desde 1515 sin especificar autor y editor; los anticatólicos; los cuadros e imágenes irrespetuosos para con la religión.

Veamos algunas opiniones sobre la Inquisición: Ruiz Padrón (en las Cortes de Cadiz de 1813): "Pueblos venideros, naciones que entrareis algún día en el seno de la Iglesia, generaciones futuras.... Podrán creer, con el tiempo, que existió en medio de la Iglesia Católica un tribunal llamado la "Santa Inquisición"?....

Llorente: la defensa era una farsa, el reo había de elegir forzosamente un defensor entre los empleados oficiales.... Qué garantía ofrecia al reo esta defensa?.....

Menendez Pelayo: Por qué no hay industria en España? Por la Inquisición. Por qué hay toros en España? Por la Inquisición. Por qué duermen los españoles la siesta? Por la Inquisición....

Prescott (sobre Torquemada): "El fanático populacho estimulado no pocas veces por el clero no menos fanático y quizá también por los numerosos deudores de los judíos, que veían en esto un medio muy expeditivo de saldar sus cuentas, se lanzó fieramente contra este desgraciado pueblo, en Catilla y Aragón, forzó sus casas, y violó sus asilos más sagrados, destrozó sus muebles y condenó sus dueños a la muerte sin distinción o consideración alguna al sexo o a la edad. Si las actuaciones de los tribunales inquisitoriales presentan múltiples fenómenos, no es el menos de ellos el papel represivo y la vigilancia absoluta ejercida a través de varios siglos, vigilancia impuesta con mayor severidad aún hacia los cristianos nuevos y criptojudíos portugueses. Estos eran comerciantes que contaban con corresponsales comerciales y sus contínuos desplazamientos también los vinculaban con grupos de judíos secretos establecidos en Bayona, Biarritz, Bordeaux, San Juan de Luz y muchos otros lugares.

La Inquisición trataba de descubrir sus actividades comerciales, relaciones, ubicación de familiares, medios con los cuales se protegían y nombres secretos que utilizaban, y eran clave de su doble identidad. Algunas familias de esos conversos portugueses se emparentaron con otros conversos antíguos españoles y se movían en un mundo de intriga y doble vida. Algunas de sus empresas también integraron las famosas flotas holandesas de "Compañía de las Indias Orientales" cuya finalidad fué en ciertos casos, transportar a lugares seguros a los fugitivos del Santo Oficio. Famosos personajes, casi legendarios en la historia de los judíos secretos es el caso de Doña Gracia Méndez o Nasí, su sobrino Joseph y toda esta familia dedicaron sus actividades y poder económico a la función de traslado, apoyo y establecimiento de los perseguidos. Dueños de flotas propias, dedicados a la banca y el comercio y muchas veces ellos mismos fugitivos de la Inquisición, reflejan el panorama de aventura, intriga y tragedia de estos grupos clandestinos. Tenemos un ejemplo de como se trataba de burlar a las autoridades inquisitoriales que vigilaban puertos, navios y rutas marítimas: los marranos conseguían permiso para abandonar el país en una direcicón opuesta al país de destino verdadero; generalmente con dirección a Flandes. Desde allí viajaban por tierra cruzando los Alpes hasta Turquía, su último objetivo. Otras veces atravesando Italia. Con el tiempo llegó a establecerse una organización regular para facilitar la emigración. Cuando los navíos arribaban a algún puerto inglés para seguir ruta a Flandes, los fugitivos eran informados de si era seguro continuar viaje o no. Aquí y allá se habían establecido agentes en las rutas. Se redactaban y difundían cartas con detalladas instrucciones para el viaje en las que se especificaban las carreteras que debían seguirse, los albergues que elegir y dónde podían obtener los refugiados ayuda o consejo en caso de necesidad.

A la importancia de Holanda como refugio y centro de portugueses judíos, también destacaron ciudades de Italia sobre todo los asentamietos fronterizos con Francia que era bastante tolerante. Las potencias de tradición protestante permitían libertad de culto y en ellas se establecieron en diferentes fechas tanto como judíos declarados como también criptojudíos, estos últimos también ingresaron en tierras americanas sometidas al control de la Inquisición y llegaron inclusive hasta las islas Filipinas. Otros llegaron a las comunidades sefardíes de Estambul, Esmirna, Salónica y otros centros sefardíes de ciudades mediterráneas del Imperio Otomano. La comunidad judía de Recibe en Brasil, que bajo la protección y libertad de culto de Holanda, que fue la primera en America, prosperaba notablemente pero era odiada y despertaba la vigilancia inquisitorial. La dimensión histórica de esta persecusión es en efecto, un fenómeno pertinente a la mayor atención pues devela la identidad de los procesados y castigados, casi todos ellos judíos secretos portugueses. En el siglo XVIII son numerosas las causas y persecusiones contra judaizantes tardíos, con el descubrimiento de una intrincada red de relaciones familiares y comerciales entre Cádiz, Tetuán y Gibraltar (en especial en estos dos últimos puntos, centros de activo comercio y zonas muy atractivas para criptojudíos asentados en Cadiz por su localización geográfica estratégica. El conocimiento de las prácticas religiosas y costumbres y tradiciones judías que tan bien conocían los funcionarios del Santo Oficio, siempre aparecen minuciosametne detalladas en los procesos y legajos de las actuaciones inquisitoriales. Hasta los vecinos de alguna persona sospechosa colaboraban para delatarlo, es por eso que al final los marranos desarrollaron una estrategia para poder sobrevivir: ocultándose..."

APORTE CULTURAL SEFARDI A LA LITERATURA POST-BIBLICA: Esra y Nehemías compilaron la Biblia y establecieron el cánon bíblico en el año 444 antes de la presente era. El último autor bíblico fue el profeta Malaquías o Malaji (en hebreo). Terminó con la Biblia la creatividad
judía en cuanto a escritos de fondo piadoso? No, y tampoco hubo una solución de continuidad en este terreno porque a la literatura bíblica sucedió la post-bíblica, riquísima en cuanto a producción. Se escribió en hebreo, arameo ygriego imitando el estilo de la Biblia, era pues la continuación al Tanaj y a los Hagiógrafos. Se escribieron nuevos Salmos y nuevos Proverbios y se designaron "libros apócrifos". Asímismo los trabajos de Filón de Alejandría y de Flavio Josefo constituyeron aportes importantes aunque no constituían en su mayoría textos de fondo religioso. Pero con la destrucción del Segundo Templo, la religión de Israel corría los mayores riesgos por cuanto hasta entonces la ley era oral y no escrita, lo cual significaba que las explicaciones y exégesis dadas oralmente por el mismo Moisés en torno a la Torá escrita, permanecieron orales. Para fijarlas por escrito y salvarlas se crearon en el siglo II academias religiosas (Yeshivot) en Usha, Séforis y Tiberíades. Rabí Judá y sus discípulos compusieron la Mishná (segunda Torá). La Mishná es como un segundo piso, construido encima del primero que es la Torá, siendo el tercer piso la Guemará.

Mishná y Guemará constituyen el Talmud cuya redacción fué finalizada en el siglo V. Esto fué obra de judíos orientales o sefardíes. Ya en el siglo V los judíos ashkenazies se encontraban establecidos en Europa. Después se manifiesta el período Rabínico-Talmúdico que completó la liturgia y creó el Piyut, género que precisamente se desarrolló mayormente en la España musulmana. Entre los siglos VI y X, el judaísmo conoció un relativo eclipse, lo cual es cónsono con el pensamiento de la Alta Edad Media y fué precisamente en España, más concretamente en Al Andalus (España musulmana), donde volvió a brillar la llama sagrada de la espiritualidad de los judíos. En esto estriba el mérito del aporte sefardí que hizo reverdecer el espíritu judío sumido en la desmoralización y la sombra durante unos cuatro siglos. La antorcha de la fe y la esperanza de los judíos pasó pues a manos del sefardismo. El judío sefardí vivió libre en Al Andalus hasta la llegada de los terribles Almorávides y más tarde de los fanáticos Almohades, en el siglo XII. El judío de Al Andalus vivió con dignidad del siglo VIII al XII en la España musulmana.

El auge de la poesía post-bíblica conoció su mayor esplendor en lo que se denomina Período Español (X-XV). La temática de la poesía sagrada hebraico-española es la de los Salmos. Los nombres más prestigiosos son: Shmuel Ibn Nagrela, Shlomo Ibn Gabirol, Moisés Ibn Ezrá, Yehuda Haleví y Abraham Ibn Ezra. Ellos, junto con Maimónides conforman la edad de oro de la literatura sefardí. Destacamos a Maimónides, el gran filósofo y médico cuya obra maestra "Guía de los Perplejos", tiene por finalidad la conciliación del racionalismo neo-platónico con la doctrina mosaica. Esta obra inspiró a Spinoza y también sirvió de base para los comentarios de Leibniz. Maimónides es el hombre más ilustre de la Edad Media en la vida judía.

Al período Español siguió la Escuela de Safed, nacida en el siglo XVI de solera española. Allí en Safed se dió un grupo de místicos soñadores, de cabalistas y poetas que desarrollaron una poesía religiosa y mística. Los poetas Nájera y Luria están entre los primeros que se destacaron. El célebre poema "Lejá Dodí" de Shlomo Alcabaz vió la luz precisamente en Safed desde donde se propagó a toda la judeidad, logrando autoridad casi canónica en todas las sinagogas, tanto sefardíes como ashkenazíes. El Shuljan Aruj de José Caro, vió la luz en Safed. La edición de Venecia de 1564 fué universalmente adoptada por el mundo judío. Entre varios personajes importantes se destaca Isaac Abravanel, oriundo de Portugal quien llegó a ser Ministro de Finanzas de los Reyes católicos. El ayudó mucho a Cristobal Colón en cuya empresa tuvo confianza desde el momento en que fué concebida. Abravanel es asímismo autor de comentarios de varios libros de la Bíblia.

FILOSOFIA SEFARDI: Desde el punto de vista religioso judío, la obra filosófica más importante es el Zohar (El Esplendor), la cual constituye la esencia de la Cábala, filosofía mística y esotérica nacida en España y desarrolada por el Rabino Moises de León, aunque algunos la atribuyen al Rabí Shimon Bar Yohai de Tiberíades. Esta obra contiene una doctrina "secreta" muy discutible para muchos, esotérica y profunda en demasía. Otro gigante de la filosofía sefardí fué Isaac Israeli, del cual se perdió casi toda su obra sobreviviendo sólamente el "Tratado lógico Sobre Definiciones" y una exposición sobre la física Aristotélica llamada "Sobre los Elementos". Otro filósofo es Baruj de Spinoza, el más grande de los filósofos judíos y uno de los nombres más destacados en el pensamiento moderno. Spinoza es holandés de origen portugués. Su "Etica" le valió el ostracismo de la Sinagoga: ningún libro sobre Spinoza deja de referirse a su puesto en la historia de la formación de la mentalidad alemana en su época de verdadera grandeza, la época de Lessing, Herder y Goethe. Para terminar la filosofía, citemos a Michel de Montaigne, judío francés del siglo XVI, uno de los mayores escritores franceses, cuya madre Antoinette Luppes o López y padre de apellido Eyquem, eran "cristianos nuevos" de Catalayud. Sus "Ensayos" convirtieron la prosa francesa en un medio literario del orden más elevado.

Las primeras manifestaciones literarias (siglo X) que aparecen en España en lengua romance, están representadas en los poemas denominados moaxajas o muwasahas y en las jarchas. Las primeras consisten en estrofas escritas en árabe o en hebreo o en romance, esta última estrofa, compuesta por cuatro versos, que cierra una moaxaja recibe el nombre farcha. Los poetas hebreos españoles o hispano-árabes, dejaron extraordinarias muestras de este género. Yehuda Ha-Levy o Abu-l-Hasán ben Shemuel Ha-Levy como se le conocía dentro de la literatura árabe, escribe la primera y talvez la más famosa farcha en esta lengua. Dicha farcha fué dedicada a Josef Ibn Ferrusel -médico judío e importante personaje de la corte de Alfonso VI, en Toledo- también conocido como el Cidiello, en esta estrofa celebra su venida a Guadalajara. Se tomarán dos obras, cuya lectura e interpretación dan datos sobre la concepción del judaísmo en Yehuda Ha-Leví, ellas son: El Cúzary y las Sionidas. La primera escrita en árabe y la segunda en hebreo. El poeta como judío tradicional estudió el Talmud y recibió el título de Rabino. Decide inmigrar a Israel hacia el año 1130 pero sólo diez años después realiza el anhelado viaje, durante este tiempo el poeta madura su gran obra: "El Libro de la Refutación y de la Prueba, Acerca de la Religión Despreciada", o como también se le conoce: "El Cúzary" o el "Libro de Jazar". El Cúzary está compuesto por cinco discursos o tratados, estos a su vez están divididos en artículos. La obra está basada en una historia real según la cual el rey de los Khozares, Bulam, con toda su corte y su pueblo adoptan la fe judía. Yehuda Ha-Levy recoge esta historia del siglo VIII y a fin de hacer su lectura de manera sencilla, presenta a dicho rey en un diálogo con un filósofo, un cristiano, un musulman sabio y con un judío (jaber).

La historia del pueblo de Israel, de permanente tensión, alimentada por la esperanza de un regreso a Sión, se convierte así en el centro del pensamiento de Yehuda Ha Levy. Esta concepción de que Israel es la Tierra Santa y que Jerusalem goza de una protección divina sobrenatural muy especial, es parte de los sentimientos de Yehuda HaLevy quien considera que el retorno a Jerusalem no es mera aspiración, sino un mandato, una necesidad imprescindible. En consecuencia, escrite una serie de poemas religiosos en los que el Monte Sion, el monte santo de Jerusalem, es el centro del deseo, denominados estos poemas Sionidas, donde el amor a Sión se refleja tanto como en su obra El Cuzary. En las Sionidas el poeta canta a la amada Sión -Jerusalem en la Bíblia- sus ansias de redención de la tierra así como también, desea el retorno de su pueblo a la tierra de sus antepasados. Así comienza una de las estrofas de las Sionidas, el occidente es España, la diáspora, el oriente, Israel. El poeta se encuentra en la diáspora pero su corazón está siempre en Israel. Este poema refleja el estado emocional permanente del judío que vive en la diáspora. Este poema fué escrito en una fecha en la cual Israel estaba bajo el dominio de los cruzados, y España (Al Andalus) bajo dominio árabe. Yehuda Ha-Levy intentó a través de sus obras, y tal como se pudo demostrar anteriormente, rescatar los valores del judío de la Edad Media.

LITERATURA PROFANA SEFARDI: En el medioevo judío, el tema era religioso o científico, ya que las ciencias, matermáticas y astronomía, eran objeto de consagración de los Rabinos. Entre los autores cuyas obras no se alimentan de la Biblia, podemos citar a Yosef Ibn Zabara (siglo XII), poeta satírico autor del "Libro de los Deleites", y a Abraham Ibn Jasdai, autor de poemas didácticos. A su contemporáneo Benjamin de Tudela, conocido por su relato de viajes. A Yehuda Al Jariza (traductor), autor irónico y humorístico, a Semtob Falaguera, poeta y escritor filosófico. A Yehuda Bonsenior de Barcelona (siglo XIII), primer poeta sefardí que escribió en lengua catalana, ya que todos los citados hasta ahora lo habían hecho en hebreo y rara vez en árabe. Semtob de Carrion puede considerarse como el primer poeta judeo-español que escribió en lengua castellana (siglo XIV). Su obra maestra son sus proverbios, escritos en buenos versos que incluso se leen hoy en día pues constituyen una obra clásica de la literatura española. En el siglo XV destacó Shlomo Ibn Verta cuya obra "Shevet Yehudá" -que trata de las persecuciones antijudías- le dió renombre, y Juan Alfonso de Baena, recopiló el cancionero de Baena. Hallamos la huella sefardí además de en Safed, en distintos países europeos, al producirse expulsiones o imigraciones voluntarias, como los exiliados en Francia (Bayona, Burdeos, la Provenza), Italia, Holanda, Inglaterra, los Balcanes, Palestina y otros países.

Mencionaremos algunos autores de estirpe sefardí: Kalómino ben Kalómino nació en Arles (Francia) en 1286, es famoso por sus traducciones de textos griegos y latinos y por su tratado de ética titulado "Even Bojan". León Hebreo (Yehuda Abrabanel, hijo del último estadísta y sabio judeo-español, Don Isaac Abrabanel, nació en España pero fué criado en Italia (1465-1530), es autor de los "Dialogos de Amor", escritos probablemente en hebreo pero publicados en italiano, famosa obra cabalístico-filosófica que tuvo enorme repercusión en su tiempo al tratar por primera vez de lo que algo más tarde se denominó "amor platónico", lo que ameritó que el trabajo fuese traducido a varios idiomas extranjeros. "Diálogos de Amor" inspiró a Shakespeare y a Cervantes, este último cita la obra junto con su autor en su Quijote. Daniel López Laguna, nacido en Portugal en 1660 tradujo los Salmos en versos portugueses. Joao Pinto Delgado vió la luz en Algarve (Portugal) en el siglo XVI, es conocido por su famoso poema de la Reina Esther, León de Módena nació en Venecia también en el siglo XVI, fué al mismo tiempo que poeta, célebre musicólogo, es autor de "Costumbre y Ceremonias de los Judíos". En los tiempos modernos conviene destacar a Benjamin Disraeli, famoso escritor y estadista inglés, Joseph Haleví, nacido en Turquía, Emma Lazarus, de Nueva York, es autora del poema grabado en la Estatua de la Libertad, Benjamin Farjeón nació en Londres, David Ricardo, célebre economista inglés considerado no inferior al mismo Karl Marx (fue tío de John Lewis Ricardo, inventor del telégrafo eléctrico); Yehuda Burla, de Jerusalem, Catulle Mendes, considerado como el padre del simbolismo francés, Israel Querido, de Amsterdam, Benjamin Cremieux, nacido en Narbona, escritor y político fusilado por los nazis, Arman Lunel, Tristan Bernard, franceses los tres. Albert Navón, Molho, turcos; Albert Memmi y André Chouraqui, del Norte de Africa; Elias Canetti, búlgaro, autor de la "Lengua Salvada", Premio Nobel de Literatura.

La Literatura marrana se manifestó ya hacia el año 1445 con el conjunto de romances, denominados cancioneros, siendo el primero en castellano el de Baena, recopilado en ese año por Juan Alfonzo de Baena, judío converso forzoso. El primer cancionero aragonés fué recopilado por López de Stúñiga. En 1511 Hernando de Castilla recopiló el Cancionero General. Los judíos de España que participaron de su historia fueron naturalmente sensibles a las hazañas y hechos históricos y a los acontecimientos de la vida cotidiana. Ellos adoptaron el romancero como reflejo de episodios nacionales y populares, pero dada su condición de exiliados de una patria perdida, y seguidores de una antiquísima religión asentada y confirmada en Jerusalem, sus poetas evocaban esta condición. Así nació el cancionero judeo-español, el cual incorporó a sus populares composiciones muchísimos aspectos de la vida cotidiana, muchas veces sin conexión con la vida específicamente judía. Ahora bien, en tiempos en que la imprenta aún no existía, los textos eran raros, perpetuándose la tradición romancera de padre a hijo y de madre a hija, oralmente. Una buena parte de estos romanceros tiene su música. Muchos poemas se perdieron pero la circunstancia de que los judíos fueran expulsados de España permitió que ellos se llevaran consigo el acervo popular que los israelitas, conservadores por naturaleza, siguieron cultivando en sus países de adopción.

Y es así como parte de los romances ignorados en España, resurgen con absoluta fidelidad en países extraños como Marruecos, Argelia, Tunez, Turquía, Rumania, Bulgaria y Yugoslavia, además en Israel. Volviendo a España en los tiempos de la Reconquista tenemos a Yehuda Bonsenior de Barcelona que fué el primer judío que escribió en catalán (aforismos), siendo el Rabí Semtob de Carrión el primero que lo hizo en lengua castellana (Proverbios Morales). Escribe Cecil Roth que "el español moderno es en gran parte creación de los traductores judíos de la Corte de Alfonso el Sabio, quienes convirtieron el dialecto mozárabe despreciado, en un instrumento literario de gran riqueza y fuerza". Pero las grandes figuras literarias de origen judío en el orden de la creatividad en lengua castellana brotaron una vez consumada la expulsión de 1492 y estas figuras son "los cristianos nuevos", es decir, judíos conversos o hijos o nietos de hebreos. Antes y después de la expulsión de 1492 la mayor parte de la intelecturalidad de la nación era de origen judío o marrano y los elementos más sobresalientes eran de estirpe judáica.

El grupo de poetas de la Corte de Enrique IV de Castilla estaba constituido en su mayoría por individuos de origen converso, siendo uno de los más distinguidos Antón de Montoro, "el trapero de Córdoba", llamado asímismo "el poeta más simpático y atractivo de todo el Parnaso castellano del siglo XV". Otros poetas fueron Juan de España, Juan de Valladolid y Rodrigo Cota de Maguaque, destacado bajo el reinado de Juan II y Alfonso de Santa María, Francisco López de Villalobos y Pedro Gutiérrez de Santa Clara. Mucho más universal es Fernando de Rojas, del siglo XV-XVI, nacido en la Puebla de Montalban (Provincia de Toledo) y fallecido en 1541. Se le conoce por haber escrito "La Celestina" o "Tragicomedia de Calixto y Melibea", obra que en opinión de Menéndez y Pelayo hubiera merecido el primer lugar en la literatura española si Cervantes no hubiese escrito su "Quijote". "La Celestina" es la tragicomedia de dos amantes.

Los precursores de la Picaresca española, género genuinamente español entre los que se encuentran los arciprestes de Hita y de Talavera y el Padre Ubeda son todas de origen judío. El "Lazarillo de Tormes" de autor desconocido, es igualmente atribuido a un hebreo. Esta obra tuvo enorme repercusión en siglos posteriores, inspirando a muchos autores, especialmente a Cervantes. Luis Ponce de León o Fray Luis de León (1527-1591) está considerado como el más grande poeta lírico que ha producido España siendo su inspiración de origen bíblico, aunque mucho le dibió a Horacio. Escribió asímismo en prosa, destacando "De los nombres de Cristo" y "La perfecta casada".

Luis de Góngora (1561-1627) es incuestionablemente el mayor de los poetas españoles de todos los tiempos. Autor erudito y oscuro intrudujo en sus obras el culteranismo o cultismo, género culto que no está al alcance de las inteligencias medianas. Entre sus mejores obras están sus "Soledades". Góngora tuvo muchos enemigos como Lope de Vega, Quevedo y Jáuregui.

Alfonso de Ercilla (1533-1594) el gran poeta épico madrileño era de origen judío. Santa Teresa de Jesús o de Avila, o Teresa Cepeda y Ahumada (siglo XVI) fué la santa mística de Avila que consagró su vida a D-os y al Carmelo, una de las más nobles figuras de la raza española, fué ella uno de los mayores genios literarios de su siglo, el Siglo de Oro Español. Su "Vida" y sus "Moradas" constituyen obras maestras de mucha envergadura. Fue proclamada en 1970 doctora de la Iglesia, la única mujer en los anales del cristianismo. Sus padres eran judíos conversos.

Luis Vives (1492-1540) está considerado como el mayor humanista de España. Fué amigo de Erasmo y compartió la doctrina erasmista y se refugió en Holanda. El creador del Derecho Internacional es el dominico jurista Francisco de Vitoria (1486-1546) y fué una de las pocas personalidades que condenó el aspecto belicoso y cruel de la conquista de America. La abundancia de conversos o marranos en las órdenes religiosas se debe a que aquellos encontraron en estas órdenes protección y paz.

Jorge de Montemayor nacido en Portugal es el creador de la novela pastoril española, nuevo género introducido en España que rompió con la tradición de las novelas de caballería. Sobre el Cervantes de origen judío se puede decir que es uno de los mayores genios literarios de todos los tiempos. Su inmortal personaje "Don Quijote", con el que se introduce en la idiosincracia española la noción de justicia y de verdad es, en realidad, un profeta de Israel.

EL JUDEO-ESPAÑOL, EL LADINO Y LA HAKETIA: El Judeo-Español se caracteriza por la conservación sonora del castellano antíguo. La pronunciación de las palabras concuerda plenamente con las reglas gramaticales. Después de la expulsicón continuaron expresándose en su propia lengua, sin embargo, el Judeo-Español del siglo XV se alteró a causa de algunos vocablos y expresiones ajenos que fueron implantados en el correr del tiempo y así se enriqueció con expresiones y vocablos portugueses, griegos, turcos, búlgaros, franceses, árabes y otros. En la Sinagoga más antigua del continente americano, la Mikvé-Israel de Curazao, se pudo constatar que los sefarditas insulares hablaban un Judeo-Español salpicado de modismos portugueses. El Judeo-Español literario se remonta en sus orígenes en plena Edad Media, donde encontramos la Jarcha y el Yejal, que son unos versillos en dialecto mozárabe y muchos de ellos escritos en Judeo-Español, cuando era en este idioma se les denominaba ZEJEL que en hebreo quiere decir inteligencia. Su origen suele localizarse a principios del siglo XI, y si bien sus autores ya habían descubierto la métrica gramatical, imprescincible en cualquier composición poética, la rima, está en sus albores. Entre sus autores están Yehuda Haleví, el Principe de la Poesía, Yosef Ibn Zaddik y Abraham Ibn Ezra, el maestro de la métrica gramatical. Las Jarchas y el Zejel son el génesis de la poesía española, ellos se le adelantaron en más de cien años. La producción literaria del Judeo-Español es anterior a la expulsión y no se rompió con esta sino que se trasladó, siendo Amsterdam el centro más importante para los estudios sefaradíes durante los siglos XVI al XVIII, también fueron importantes Venecia y Constantinopla. El Judeo-Español se mantuvo por su intensa enseñanza en Salónica, que fué el centro del sefaradismo hace 300 años. Existían dos colegios con más de diez mil escolares.

Foundation for the advancement of sephardic studies and culture El Ladino: Qué diferencia existe entre el Ladino y el Judeo-Español? este último fué el idioma que
hablaron los judíos en España hasta 1492, aunque después de la expulsión lo llevaron consigo. El Ladino es la traducción textual palabra por palabra de los libros sagrados del judaísmo, recurriendo al idioma vernáculo, lo que da un nuevo lenguaje, con una síntaxis semítica. Ladino pareciera ser que procede de "Latin", lengua que todos sabemos es la raiz del castellano. El Ladino no se conforma únicamente con traducir, como hemos dicho, al pié de la letra los textos sagrados, sino que toma igualmente del hebreo sus signos, sus puntos, sus notas musicales y sus acentos. La traducción al Ladino más popular es la Hagadah de Pesaj. Desde el Siglo XVI en adelante Rabbí Yaacov Hully comenzó a escribir en Ladino el MeAm-Loez, el más grande y significativo compendio de ética y religiosidad que fué destinada a los menos cultos, pero fue inconclusa por su autor y otros eminentes rabinos la continuaron; en forma sencilla en el que se hace referencia en muchas ocasiones a jurisprudencias talmúdicas. El Ladino se escribió siempre en letra cursiva hebrea a la que se llamó caligrafía RASHI. Pero este idioma, al igual que el Yiddish entre los ashkenazim y el TARGUM en su tiempo entre los arameos sirvió como medio de comunicación entre las diferetnes academias talmúdicas así como otros documentos y correspondencia.

El Haketía: El dialecto único de los judíos ibéricos establecidos en Marruecos desde la expulsión de España y considerablemente distinto del que hoy es hablado por los judios orientales es un compuesto de castellano antíguo más o menos bien conservado, de árabe y hebreo. No hay duda que este dialecto es más antíguo de lo que se supone, y que ya los judíos de España lo usaban antes de la expulsión a partir de la cual los judíos españoles se separaron en dos grupos de emigración: oriental y occidental. Hoy en día este dialecto está en período de extinción, variados son los componentes a los cuales la Haketía debe su origen: 1) El español, englobando todos los lenguajes usados en todas ls regiones donde vivían antes de la expulsión; 2) El Ladino, en su acepción estricta de versión de la Bíblia; 3) El árabe y 4) El hebreo. El Haketia es un dialecto lleno de expresiones vehementes como las maldiciones, que en este caso son el arma a que recurría una persona que no tenía ninguna otra posibilidad de defensa. En Haketía se maldice por verguenza, por agravio, por gracia o por recreo y se maldice por maldecir.

EL MATIZ HEBREO EN LA LENGUA CASTELLANA: Según lo que afirmaba Don Andrés Bello en su gramática: "La lengua es un organísmo viviente; es un medio de comunicación". El idioma contribuye a mantener viva la consciencia de un pueblo. El pueblo hebreo agregó su matiz a la formación idiomática del naciente español. Y aún más, llegó a considerar a esta lengua como sagrada. Tanto así que en 1553 se imprime en Ferrara, la primera Bíblia en español; momento para el cual se consideraba un sacrilegio utilizar otra lengua que no fuese la hebrea para escribir todo aquello que estuviera vinculado a la religión y a la fé. El pueblo hebreo tomará la lengua española como medio para expresar su alegría, luchas y más tarde su nostalgia y tristeza. Es con la lengua española salpicada de términos hebreos con los que los sefarditas transmitirán sus vivencias de generación a generación contando en verso toda su evocación de retorno a la Tierra de Sion; -recuérdese las Sionidas de Yehuda Ha-Levy-.

El pueblo hebreo en la época del siglo de oro español es el intermediario entre el Oriente y el Occidente, un intermediario de culturas, no solo de mercancías. No se sabe con exactitud cuando llegan los hebreos a la Península Ibérica pero sí coincide en que la llegada data de los tiempos bíblicos. Basan su teoría en el versículo 9, Capítulo X del Libro de Jeremías y en el versículo 12, capítulo XXVII del Libro de Ezequiel, donde se comenta que mercaderes y navegantes judíos llegaron al sur de España, específicamente a la región de Tartesia (Tharsis), alrededor de la actual ciudad de Cádiz, aún en los días del Rey Salomón. Otros piensan que fueron traídos por el Rey Nabucodonosor (siglo VIII a.e.c.) tras la destrucción del Primer Templo de Jerusalem o aún más tarde -como lo demuestra Arias Montano- llegaron después de la destrucción del Segundo Templo a Granada y allí fundaron dicha ciudad, su nombre probablemente viene de las palabras hebreas "Gar-Anat" que significa "colina de forasteros". Se puede decir que si hubo comunidad judía en España hacía finales del siglo II o inicios del III. Sabiendo que el Castellano, ya fijado en su estructura hacia la segunda mitad del siglo trece "encierra policronos vestigios de más de veinte idiomas".

En el campo morfológico se puede mencionar la posible procedencia hebrea del aumentativo "ón", existente en latín y aún por cierta analogía "ote". En el campo Sintáctico Garcia Blanco en su obra Dikduk expresa: "de todas las lenguas en que puede traducirse un escrito hebraico, no hay ninguna en que se copien más fácilmente sus expresiones que en la castellana". La misma teoría de Garcia Blanco la desarrolló Severo Catalina en el Discurso de Recepción de la Real Academia Española en 1861 en el cual se propuso: "demostrar que si el Diccionario de la Lengua Castellana tiene más de latino que de semítico, la gramática de la lengua castellana -síntasis- tiene más de semítica que de latina. Este hecho lo explica al mencionar las diferentes formas de superlativo (todas sintácticas) que existen en hebreo: cinco al menos pasaron en su totalidad al castellano, entre ellas: a) Repetición pura y simple del adjetivo o adverbio; b) la absoluta superioridad, que consiste en hacer según al nombre genérico en cuestión, su propio plural como complemento nominal; c) Formación del superlativo simple, por un lado, cuando se antepone al adjetivo posesivo, en los que por si encierran una idea cuantitativa a saber: la pequeña (hablando de varias hermanas, la menor) y, por el otro, cuando se coloca el adverbio de cantidad "muy" antes del adjetivo, muy corriente en el castellano, por ejemplo: "muy interesante", recuérdese que este último caso se realiza en latín con "issimus". Otro caso es la sufijación del verbo, por ejemplo, dígame, tráigamelo, ajena por completo al latín y al griego, pero que es típica en hebreo.

UN CONVERSO CON CRISTOBAL COLON: Del Diario de Yosef Ben Halevy Haivá, conocido como Luis de Torres, escrito en la Isabela (Cuba) en el nuevo mundo, treinta y un años después que Cristóbal Colón descubre las Indias (América) a la edad de 71 años: ..."Como yo dominaba varios idiomas, entre ellos el hebreo, fuí invitado a acompañar a Cristóbal Colón como intérprete en su viaje. El pensaba que cuando hubiésemos alcanzado China podía localizar a los exilados judíos de las Diez Tribus Perdidas. Las tres carabelas, La Santa María, La Pinta y La Niña navegaron hasta un viernes en la tarde, dos horas después de mediodía que en calendario judío era Hoshaaná Rabá (21 de Tishrei) del año 5253. Navegamos todo septiembre, celebramos Rosh Hashaná y Yom Kipur. En la vispera canté el Kol Nidré, voces de La Pinta y La Niña se juntaron a mi en oración. Cuando terminé el Kol Nidré, Colón me llamó: No es paloma uno de los símbolos del pueblo judío? -preguntó- el nombre de mi familia, Colombo, quiere decir paloma.... No estamos navegando en este barco en vano.. en el mismo día que los judíos fueron expulsados de España, ese mismo día se me dió oportunidad para ir en la búsqueda de nuevas tierras, cruzando este oscuro y terrible océano...". Luis de Torres continúa: Me dí cuenta a los pocos días que delgadas ramas con hojas ovaladas flotaban cerca de nuestros barcos, eran de sauce y así pudimos cumplir con la mitzvá de Hoshaaná Rabá. Pasamos toda esa noche recitando Tehilin con Rodrigo de Triana a la luz de la luna. Desembarcamos en la isla de Guanahaní que Colón bautizó San Salvador y tomamos posesión de esas tierras para Castilla y Aragón.

EN AMERICA, PRECEDENTES: Los judíos españoles expulsados que abandonaron España se dirigieron a Portugal en gran número, otros hacia Berberia estableciendose en Fez. Otros a Italia y otros en gran número se refugiaron en el Imperio Turco. A los Países Bajos llegaron judíos españoles de varias partes de España y Portugal, los que se radicaron en Amsterdam poseían un nivel intelectual elevado. Estaban vinculados a la cultura y literatura españolas
y su lenguaje se conservó puro. Tuvieron una profusión literaria abundante variada y de gran valor, especialmente para el fortalecimiento de los sentimientos religiosos y morales. Amsterdam muy pronto se convirtió en un centro de estudios literarios, con especial predilección hacia la poesía en castellano. Los sefardíes llevaron y nunca olvidaron la tradición de Pesaj.

No mucho después de los descubrimientos de Colón, un edicto de los Reyes Católicos prohibía la emigración de cristianos nuevos a América. En Portugal, un pronunciamiento del rey Manuel dictado en 1499 restringiendo esta emigración se mantuvo hasta comienzo del siglo XVII, más a pesar de ello América vió llegar a los cristianos nuevos en considerable número durante la época colonial. Estos fueron conocidos como "criptojudíos", hebreos-cristianos, conversos o portugueses. El término judío-portugués se utilizó en América por los inquisidores a partir de 1528 para todos los judíos, ya hubiesen llegado a través de la Península Ibérica u Holanda. Qué vida habían llevado estos judios antes de emigrar a América? En España habían podido conservar y desarrolar una vida judía abierta. A ella habían llegado quince siglos atrás, directamente de Tierra Santa o a través de Roma y su Imperio, llevando consigo la tradición, reforzada posteriormente con el florecimiento de la cultura y la religión judía en Babilonia. Esta vida, que se había visto estancada y duramente perseguida durante el período de intolerancia de los visigodos, adquirió nuevos matices con la invasión musulmana en 711. En el norte de la Península en los enclaves cristianos, quedaron núcleos judíos que convivían pacíficamente con los cristianos, que eran dueños de tierras laborables y viñedos, que labraban sus tierras, que compraban y vendían, cambiaban y trocaban, arrendaban y alquilaban. Ya en aquella época se conoció la fórmula del juramento judáico, un documento legal hebreo que se mantuvo en vigor hasta los últimos momentos de la estancia judía en España.

En Al-Andalus hubo un resurgimiento extraordinario de la vida judía durante el reinado de Abd el Raman III (912-961) y de su hijo Hakam II. Córdoba, que tenía entonces alrededor de medio millón de habitantes, se convirtió en un centro de estudios y de vida judía, impulsado por el dirigente R. Jasday ibn Shaprut (915-975). A pesar de algunas persecuciones, fué una época de grandeza y florecimiento de las Yeshivot y centros de estudios judáicos, como el de Lucena, Granada y Zaragoza entre otros.

En los siglos XII y XIII Toledo se constituyó en un centro cultural de gran envergadura, centro de traductores que hizo accesible, primero en latín y luego en romance castellano, obras que hasta entonces estaban en árabe. Fué notorio el género de Responsa; contestaciones de los grandes rabinos a los grandes problemas y asuntos que les fueran planteados por las comunidades. Los rasgos que caracterizaron a las diversas comunidades judías españolas en los distintos lugares fueron siempre los mismos. Parece que la vida comunitaria en España formaba un bien tramado tejido que aún sometido a crisis, fué capaz de hacer frente a los problemas que presentó la existencia judía en España, siendo la comunidad el faro que guiaba a cada judío y fué quizá lo que evitó que la expulsión no provocara la desaparición del judaísmo español. Lo que los expulsados pasaron hasta llegar a sus destinos es una larga relación de sufrimiento que también nos habla de una profunda fé y una fuerza casi ilimitada. Así se formó la Diáspora Sefardí. Una Diáspora dentro de otra Diáspora que llegó al Nuevo Mundo.

La población judía de Portugal se vió notablemente incrementada en 1492 por la afluencia de los desterrados de España, pero el poder buscó el medio de obtener la conversión de estos judíos que en su mayoría fueron arrastrados por la fuerza hasta las iglesias, rociados con agua bendita y declarados cristianos. De este modo, la totalidad de la comunidad judía portuguesa entró en el seno de la Iglesia. Poco escrupulosa en cuanto a los medios utilizados y a los resultados obtenidos, la política real portuguesa creó una situación sin precedente en la historia judía. Los cristianos nuevos, casi una décima parte de la poblacIón portuguesa a fines del siglo XV, podían vivir a partir de entonces sin tener que profesar más que un catolicismo aparente. De esta manera los conversos portugueses pusieron en marcha un sistema de observación clandestina del judaísmo, creando una religión "marránica". Pero los criptojudíos portugueses no se limitaron sólo a sobrevivir a las diversas presiones decretadas por el poder, la Iglesia y la Inquisición, sino que fueron el punto de partida de una extraordinaria expansión del judaísmo hacia occidente. De pronto, los portugueses se encontraron dueños de un imperio en Brasil, más estaban carentes de una clase empresarial que no fueran los judíos. De manera que un decreto en 1507 vino a permitir lo que en 1499 había prohibido: los judíos -ya bautizados- podían ahora salir de Portugal, comerciar y adquirir propiedades y así muchos conversos se dirigieron al Brasil: el afán de riquezas y quizá el deseo de escapar de un ambiente deprimente y de rehacer en tierras distantes una existencia nueva fueron los principales motivos, aunque atesoraron más su fé que la riqueza material.

A los criptojudíos portugueses se debe la creación de las primeras comunidades judías autenticas de América, las de Recife en Brasil, y la de Surinam en la Guayana Holandesa. Pero aunque muchos consiguieron labrarse una posición desahogada no encontraron la tranquilidad anhelada; los tribunales del Santo Oficio habrían de llegar rápidamente a estas colonias. Para los cristianos nuevos de la Península Ibérica, Amsterdam es el símbolo de la libertad religiosa. Hacia 1650, la "Nación Portuguesa" de Amsterdam cuenta con alrededor de 400 familias, más o menos 2000 almas, la mayoría nacida en Portugal, que se convierte en un nexo entre la diáspora sefardí y neocristiana, modificando por completo la vida de los criptojudíos. Después de haber vivido varias generaciones como católicos llegan a crear una comunidad judía fervorosa, provista de estructuras provisionales que llegarían a ser ejemplo. Esta transformación de criptojudíos a judíos autenticos se produjo gracias a la aportación rabínica: Mosés Ury Halevy, el veneciano Moisés Pardo, el marroquí Jacob Uziel de Fez y Jacob ben Aarón Sasportas. Durante veinte años, los judíos portugueses de Amsterdam se repartieron en tres comunidades. En ellas, algunos eran grandes propietarios de manufacturas, médicos o diplomáticos, miemtras que otros, paralelamente venían a incrementar una cohorte de miserables que requerían asistencia de las cofradías y comunidades. La imagen de estas últimas nos es familiar pues con frecuencia aparecen en los trabajos de Rembrandt.

La vida itelectual de los miembros de "La Nación Portuguesa" en Amsterdam está dominada por un imperativo absoluto, el de volver a enseñar el judaismo a los inmigrantes que lo han perdido total o parcialmente, conservar celosamente la lengua de sus antepasados -el español o el portugués- Esta última es la lengua oficial de la "Nación". Sin embargo el español es preferido para la literatura sagrada o profana. Esta literatura se propaga ampliamente porque muchos miembros de la comunidad sufragan los gastos de imprenta y compran una buena parte de la producción. Hasta finales del siglo XVII se sigue traduciendo las obras de Flavio Josefo o el Pentateuco al español, y todavía en 1708, comienzos del siglo XVIII, a más de doscientos años de haber salido de España, los judíos hacen dos veces por semana representaciones teatrales en español, pretextando que no comprenden ni hablan el neerlandés. Por su parte el portugués sigue siendo la lengua familiar, la de los negocios y la de las decisiones comunitarias. En portugués está redactada el acta de proscripción contra Spinoza. También está el hecho que los desarraigados ignoran el hebreo y tienen que aprender en español los elementos fundamentales del judaísmo ancestral y nueva a la vez. La Bíblia de Ferrara fué su primer instrumento y luego se imprimen otras en castellano. La obra de Maimónides se traduce repetidamente al español. El célebre Cúzary de Yehuda Ha Levy es traducido en Amsterdam en 1663. Desde las primeras horas del descubrimiento del Brasil en el año 1550 se encuentran colonias de nuevos cristianos portugueses dedicados a las plantaciones de caña de azúcar, algodón, tabaco y arroz, pero poco después empiezan los procesos inquisitoriales.

Más de un siglo de colonización portuguesa había transcurrido, cuando en 1630 los holandeses adquirieron una posición en Pernambuco, llegando a ocupar entre 1630 y 1654 esa franja costera del Brasil y las áreas que la rodeaban. Tan pronto como la colonia holandesa de Pernambuco se estabilizó, crecientes cantidades de judíos de Amsterdam se trasladaron a Recife donde se habian formado dos comunidades religiosas "Zur Israel" y "Maguén Abraham" y donde los conocidos rabinos Isaac Aboab da Fonseca y Mozes Rafael de Aguilar, liderizaban los servicios a partir de 1642. Allí tenían su propio cementerio y otras instituciones, la ventaja de conocer el holandés y el portugués les permitían controlar el mercado de dinero, el comercio minorista, el negocio inmobiliario, el comercio del azúcar y los esclavos, así como la recaudación de impuestos. Puesto que sabían que estaban rodeados de enemigos formaron una estrecha unión tratando de cooperar con las autoridades locales en armonía.

En los círculos oficiales españoles y portugueses y en la porción de Brasil no conquistada por los holandeses, los judíos eran considerados como miembros de una quinta columna, pues había sospechas que los nuevos cristianos y sus parientes de Amsterdam habían provisto a la Compañía de Indias Occidentales la información que condujo a la captura de Bahía en 1624 y de Recibe en 1630. Económicamente eran vistos como competidores peligrosos e ideológicamente y socialmente como deicidas y corruptos de la moralidad. Bajo condiciones favorables, la vida judía floreció en las costas del Brasil. La comunidad madre de Amsterdam se mantenía pendiente de que sus hermanos prosperaran económica y espiritualmente. Pero el paraíso holandés duró poco. En 1654 los holandeses se rindieron al cerco portugués y de los 5000 judíos residentes algunos se convirtieron de nuevo en marranos, otros al catolicismo y muchos abandonaron esas tierras. De los que salieron, unos regresaron a Amsterdam, un grupo de 23 personas, a bordo del St. Charles, llegó a New Amsterdam (antíguo nombre de Nueva York) y otros se dispersaron por las islas del Caribe y Surinam. Los judíos portugueses se extendieron por diversos rumbos americanos. Asi en diversas comunidades americanas el concepto popular de "portugués" implicaba ser judío aunque no todos lo fueron.

Nos damos cuenta que los conversos no fueron transformados en sus convicciones íntimas por el solo hecho de abrazar la fe cristiana, el bautismo apenas hizo otra cosa que convertir a una considerable porción de judíos, de infieles fuera de la Iglesia a heréticos dentro de ella. Al principio y durante algunas décadas los judaizantes pudieron preservar parte del conocimiento tradicional, encontrándose en casas privadas para estudiar, bajo la guía de maestros formados antes de las catástrofes de fines del siglo XV, con libros que habían escondido ilícitamente. Pero cuando estos maestros desaparecieron y los libros les fueron confiscados o se deterioraron, el conocimiento del judaísmo tradicional comenzó a declinar. Dejaron de estar familiarizados con la Ley Oral y la Halajá, el conocimiento hebreo se perdió y pronto el único contacto con la fe ancestral fué la Bíblia, no en hebreo sino en su versión de La Vulgata. A partir de entonces, los judios conversos que no abandonaron su viejo credo no tuvieron otra nacionalidad que la Torá. Carentes de cabezas religiosas, sin escuelas ni contacto con los centros de judaísmo, esta diáspora se mantuvo unida únicamente por la fidelidad al recuerdo de su pueblo y los deberes religiosos comunes. Mas ya para el siglo XVI, pocos aspectos de la religión de los judaizantes podrían llamarse tradicionales. Estos se referían a ella como "La Ley de Moisés" y era el producto de la obligada decadencia de su judaísmo por el aislamiento en que se encontraban. Para finales de ese siglo, los líderes comunitarios y los maestros o rabíes habían perdido el conocimiento del Talmud, Midrash, Códigos y Comentarios. Los requerimientos para el rito tradicional faltaban, no habían bíblias ni rollos sagrados ni objetos ceremoniales y ni siquiera un calendario lunar. El judaísmo bíblico, condimentado de leves reminiscencias de prácticas tradicionales y de influencias del catolicismo circundante, era lo que constituía la Ley de Moises de los judaizantes. Los servicios religiosos estaban reducidos al Shabat y festividades mayores cuya celebración a veces no se hacía en la fecha apropiada por carecer de calendarios. La liturgia estaba basada casi totalmente en la Bíblia, los rezos se derivan mayormente de los Salmos y estos eran elegidos entre los usados por la Iglesia. Eran leídos en lengua vernácula y a veces en latín.

Apesar de las dificultades habían retenido la costumbre de evitar la carne de cerdo, hacer la matanza de reses y aves de la forma tradicional y efectuar la circuncisión. La cohesión comunitaria se presenta como un elemento que condicionó la posibilidad de supervivencia en ese período. Se constituyeron en un grupo social extraño, que obligaba a ser poco sociable y que por ello mismo podía ser odiado y rechazado con facilidad, así cada miembro procuraba protegerse mutuamente pues poseían una conciencia de ser un grupo amenazado. La llegada de un grupo de judíos auténticos al Brasil holandés en el siglo XVI hasta comienzos del XVII -el período clásico del criptojudaísmo en América- se mantuvieron visibles a lo largo de todo el período colonial. En Bahía, Brasil, los judíos se reunían en casas privadas para hacer "esnoga", es decir, realizar servicios religiosos. La existencia de una Sinagoga en Recibe es mencionada en documentos del 1636 y ya en 1641 la congregación "Zur Israel" había completado la construcción de la esnoga que puede considerarse la primera casa especialmente construida en América para afines Sinagogales. En Surinam fueron construidas Sinagogas en Thorarica (1665), en la "Joden Savanne" (1671 y 1685) y en la capital, Paramaribo (1723). Entre 1675 y 1680 se construyó una Sinagoga en Bridgetown, Barbados y a menos de sesenta años de que las primeras familias judías llegaran a Curazao, consagraron la Sinagoga "Mikvé Israel" (1657). En Venezuela hemos encontrado que en 1710 una comunidad compuesta por 17 casas y una Sinagoga existieron en Tucacas. Sin embargo la comunidad judía no pudo evitar asimilarse poco a poco y de grado o por fuerza a la sociedad, terminando por diluirse en ella y desaparecer. Lo que la Inqusición no había conseguido lo hicieron los judíos: descuidos en el estudio, falta de maestros, acumulación de riquezas y ausencia de presión fueron algunos factores. La acumulación de riquezas fué acompañada por los matrimonios fuera de la fe. La judeidad colonial sefardí no produjo grandes libros ni grandes espíritus, ni líderes espirituales, ni creaciones literarias de un significado duradero, pero estableció la herencia tradicional del judaísmo en América para ubicarse en una base de igualdad en cuanto a los demás credos. La comunidad sefardí fué precursosa del primer camino en América y facilitó así la adaptación de los inmigrantes posteriores.

Sephardic Genealogy Sources LAS COMUNIDADES MARROQUIES EN AMERICA. Primera Etapa, España-Marruecos: En octubre de 1991 la comunidad judía marroquí "Congregación Israelita Latina" de Buenos Aires, Argentina, celebró el centenario de su creación. Se trata de la decada de todos las comunidades de origen marroquí en América, aunque se ha constatado que la primera emigración de judíos marroquíes data de finales del siglo XVIII. Después de la decisión de
1492 y, más tarde, en 1609 con la expulsción de los moriscos la Península Ibérica dejaba de ser ese lugar de encuentro extraordinario de la historia de la humanidad. Mientras tenían lugar las batallas, rabinos, ulemas y obispos intercambiaban ideas. En Toledo, se sentaban a la misma mesa del cabalista judío, el sufí musulmán y el gnóstico cristiano y esto sucedía mientras en el resto del mundo reinaba la intolerancia. Este ambiente de respeto mutuo había sido instaurado en la Península Ibérica por los árabes, rompiendo la intolerancia de los reyes visigodos. La población árabe estaba compuesta en su gran mayoría, por marroquies, siendo mínimos los contingentes originarios de Arabia. Tal riqueza cultural se puede encontrar en el arte, la erudición, el carácter y aun en el inconsciente colectivo de todos los herederos de esta cultura. No obstante las extraordinarias circunstancias de tolerancia, sabemos lo que siguió. La armonía y el entendimiento se deterioraron hasta la ruptura definitiva con la expulsicón de judíos y moriscos, un importante grupo compuesto en su mayoría por originarios de Andalucía y de Castilla se dirigió hacia Marruecos. El sultán Mohamed el Sheikh, El Anatisi, de la dinastía watasida los acogió con compasión. Pero a pesar de tan calurosa acogida, no es de extrañar que los recien llegados fuesen objeto de los ataques de bandidos en las costas marroquíes y en los caminos de entonces.

La autoridad del Sultán no llegaba a ciertos régimes y la frontera entre el "bled almakhyen" y el "bled essiba" es decir, entre el orden y la anarquía no estaba bien demarcada. En ausencia de un poder material coercitivo real, no podía garantizarse la seguridad de las ciudades no judías y sobre todo de los recién llegados, los más débiles y los más expuestos. Los refugiados de España, instalados en los régimes centrales y costeros, se constituyeron rápidamente en los elementos dominantes de las comunidades. Lasvoces más autorizadas; en especial los jefes religiosos y comunitarios eran casi todos de origen sefardí. Eran llamados "megorashim", los expulsados, en oposición a los "toshavim", los autóctonos. Estos judíos traían consigo, como herencia cultural, las tradiciones y valores que los distinguían: 1) Se sentían orgullosos de ser herederos de la cultura de los judíos que brillaran en la España musulmana y cristiana; 2) Tenían una fe profunda, sin fanatismo de ninguna clase, lo que les hacía estar dispuestos a respetar la fe de otros. 3) Se distinguían por muy fuerte sentido del deber y de la rectitud moral. Esta herencia fué preservada en Marruecos transmitiéndola a sus descendientes hasta en América.

Segunda Etapa, Marruecos-América: Al principio la principal actividad en América será el comercio, como en Marruecos, serán comerciantes ambulantes centenares o millares de hombres que efectuaban largos viajes a Tánger, Tetuán, Oujda, Rabat y Marrakesh, lejos de sus ciudades, para vender sus mercancías o sus conocimientos. La prueba de que las actividades se desarrollaban fuera de las ciudades es la bendición que los invitados a una casa pronunciaban en favor del dueño de la misma. Lo mismo hará el judío marroquí en América, sea en Venezuela, Perú, Brasil o Argentina, desde finales del Siglo XVIII hasta el principio del siglo XX. El primer tercio de pasado siglo vió ensancharse los campos de actividad de los judíos marroquíes. Pequeños comercdiantes ambulantes al principio, brillan en todos los dominios de las actividades humanas, pero además de comerciantes, se desempeñan también como industriales, médicos, abogados, ingenieros, escritores y poetas.

Las razones de la emigración a América podemos decir que son de orden económico ya que la inmensa mayoría de la población activa vive del pequeño comercio, del artesanato, del traslado o transporte de mercancías, de las funciones religiosas de su confesión, de la agricultura en determinadas localidades rurales. A esta clase socio-económica productiva hay que agregar el numeroso mundo de los humildes y de los indigentes. La falta de trabajo los empuja a emigrar. Por otra parte hay que destacar la inestabilidad política causada por la debilidad del poder central hasta el comienzo del siglo XX con la delicada situación de la lucha por la independencia contra el colonialismo francés y las repercusiones de las guerras del Oriente Medio en Marruecos. En el siglo XIX y el inico del XX, los inmigrantes eran en general muy jóvenes y rara vez pasaban de los 20 años. Solos y solteros, llegan a estas tierras americanas sin dinero y sin formación profesional. En veleros y en malas condiciones partían de Marruecos hacia las Islas Canarias donde se embarcaban para América. Esos viajes duraban un mes y medio y hasta dos meses. En general, se instalaban en el interior del país donde eran diezmados por las enfermedades. Las selvas vírgenes del Perú, de Venezuela y del Brasil están sembradas de tumbas de estos aventureros. Con más dificultad, los más afortunados enviaban algún dinero a sus padres y hermanos que quedaron en Marruecos. Dentro de sus proyectos no consideraban permanecer en América. Su sueño era hacer fortuna y retornar a Marruecos para casarse con una joven de buena familia e instalarse como comerciante en su ciudad natal.

La fecha de la primera ola de emigración es en 1860, en ocasión de la guerra entre España y Marruecos. Esta ola migratoria proseguirá con regularidad hasta 1914, en la víspera de la Primera Guerra Mundial.

Se reanudará en 1918 con el mismo ritmo hasta 1939. El fin de la guerra señala un nuevo arranque de la emigración que tendrá un año punta en 1956 a causa de la inestabilidad causada por las luchas por la idependencia de Marruecos. Sus repercusiones determinaron una emigración importante sobre todo hacia Venezuela y Canadá.

Los judios marroquíes en los Estados Unidos de América: El judio-marroquí entra en la historia americana con un singular personaje: Moses Levy. En España, el apellido era Abenyule, encontramos a Samuel Halevy Benyule, consejero del Sultán Mulay Abdallah, en 1732. Eliyahu Halevy Yule, visir y uno de los favoritos del Sultán Mohamed Ben Abdallah, Samuel Yule era agente comercial del Sultán Moulay Slimane, de Londres. Elias Levy Yuli emigró a la isla de St. Thomas y después a Cuba. Su hijo Moses Levy oyó hablar de la oportunidad de comprar terrenos en la Florida antes que el territorio se convirtiera en posesión de los Estados Unidos. Moses compró 50.000 acres de tierra al norte de Orlando. Denominó a esta propiedad New Pilgrimage e inserto anuncios en la prensa europea para atraer a la Florida a judíos que estuvieran en búsqueda de un lugar para vivir. En New Pilgrimage se enseñaba el hebreo y se procuraba alojamiento a los trabajadores con la sola obligación, en contrapartida, de cultivar la tierra.

El hijo de Moses Levy, David, fué el primer Senador de la Florida en Washington y redactó la constitución del Estado de la Florida. David Yuli fué el primer Senador judío de los Estados Unidos. Más tarde decidió adoptar nuevamente el apellido que la familia llevaba en Marruecos. David Yuli construyó el primer ferrocarril de la Florida, desde el Golfo de México al océano Atlántico. Reelecto Senador en 1855, se colocó a la cabeza de los Estados del Sur tras la separación de la Unión en 1861. La emigración judeo marroquí comienza a ser importante en 1863. Hoy hay comunidades judio-marroquies en Nueva York, Los Angeles y Washington.

Judíos marroquíes en Brasil: Desembarcaban en Rio de Janeiro y de allí partían hacia Belem, en el norte del Brasil. La primera Sinagoga, o mejor dicho, una casa destinada a las oraciones, data de 1834 y la segunda de 1836. Destacan los nombres de Abraham Acrich y Joao Israel y, curiosamente el de una mujer, Myriam Sabah, la primera mujer judía marroquí que figura en los anales de los judíos de Pará. Con el auge del caucho, aumentó la corriente migratoria judeo-marroquí hacia la Amazonia brasileña. Samuel Benchimol fué designado alcalde de la ciudad de Basao de 1898 a 1900. En la baja Amazonia, Guarupa merece una mención especial, ya que más de la mitad del comercio se hallaba en manos de judíos marroquíes quienes también formaban parte de Concejos Municipales tales como Salomón Laredo, Isaac Bendelac, Samuel Aflalo, Simón Nahmías. Aún cuando los judíos marroquíes tuviesen preferencia por establecerse en el interior del país, la crisis del caucho los orientó hacia las ciudades. La industria y las profesiones liberales siguen a la actividad comercial. Se destaca Jaime Benatar, hombre de ciencias, Sultana Levy, escritora, José Benedito Cohen, poeta, Abraham Bentes, general del ejército y linguísta. En la actualidad hay comunidades marroquies en Belem, Sao Paulo y Río de Janeiro.

Judíos marroquíes en Perú: Cuando se viaja a través de la Amazonia peruana atrae nuestra atención el hecho de encontrar apellidos judeo-marroquíes en muchos lugares, como los Israel, Abensour, Benzaquen, Toledano, Edory, etc. No tan solo establecimientos comerciales llevan esos nombres, sino también compañías de navegación y seguros. El comercio comenzó a desarrollarse en esta zona del Perú en 1862, con la adquisición por el país del buque a vapor, pero será el caucho el que atraerá una ola de inmigración de judíos marroquíes a la región. Moses Abraham y Jaime Pinto son los primeros judíos que se establecen en la zona en 1885. En 1910, un antiguo profesor de la Alianza Israelita Universal, el señor Pisa, redactó un informe sobre su visita a Iquitos: "Viven más de 200 de nuestros antíguos alumnos de la Alianza de Marruecos. Sobre los anuncios comerciales se leen los nombres de Cohen, Toledano, Benmerquí, Delmar, Serfaty, etc. En Iquitos hay más de 300 judíos, incluidos ashkenazies originarios de Alsacia. Un centenar de ellos son de Tánger, unos cincuenta son de Tetuán y el resto de Rabat y Casablanca. La influencia de los judíos marroquíes en la Amazonia peruana fué importante aunque su número no sobrepasó nunca de 200 personas. Hoy en día ya no quedan prácticamente más judíos marroquíes en Perú. Hay un rabino originario de Tetuán que cumple su función en Lima, en el seno de una comunidad de judíos turcos. Se trataba del Rabí Abraham Benhamú.

Judíos marroquíes en Venezuela: En 1821 llegaron a Venezuela los primeros inmigrantes marroquíes. Los recién llegados se instalaron sobre todo en las ciudades costeras (Barcelona, Caracas, Coro, Maracaibo y Puerto Cabello). Se mantuvieron fieles al judaísmo apesar del aislamiento y las dificultades, contrariamente a los judíos oriundos de Holanda y de Curazao que se asimilaron rápidamente al medio católico venezolano. Jacob Carciente en su libro: "La Comunidad Judía de Venezuela", escribe: Los venezolanos denominan turcos o de Marruecos a los nor-africanos y libaneses que ejercían el comercio ambulante. Poco a poco se encontraron al frente de importantes negocios y bien situados en Caracas y en otras ciudades del interior del país. De San Fernando, exportaban plumas de pájaros exóticos. En Villa de Cura se ocupaban de la compra y venta del ganado. En Barlovento compraban y exportaban café y cacao. En Caracas importaban mercancías de todo tipo. En la Guaira, iniciaron las actividades de importación y exportación. Ya en 1899 son muy renombrados, en Caracas, José Bendayán, Elías Ettedgi, los Pariente, Menahem Coriat, Leon Taurel, Isaac Benarroch, los hermanos Carciente, todos ellos industriales o comerciantes. La fecha del 22 de febrero de 1907 señala la creación de la primera institución venezolana mayoritariamente judeo-marroquí. Esta institución denominada "Sociedad de Beneficencia Israelita", desaparecerá en 1909 y resurgirá en 1919, bajo el nombre de Sociedad Israelita de Venezuela, que sería también disuelta en 1923. Habrá que esperar hasta 1930 para llegar a la creación de la Asociación Israelita de Venezuela, que dirige hasta hoy la vida sefardí de este país. La primera Sinagoga, propiamente dicha, data de 1939, gracias a los esfuerzos de León Taurel, José Bendayan y José Benarroch. En 1956, dan comienzo los trabajos de construcción de la nueva Sinagoga. Judíos marroquíes son profesionales destacados, profesores, banqueros, industriales y comerciantes. Podemos señalar los nombres de Alfonso Benzecry, quién ocupó el cargo de Ministro de Sanidad, Aarón Bechetrit, pionero de la lucha contra la lepra; Henry Benacerraf, prestigioso banquero; Amador Bendayán, hombre de teatro; Jacob Carciente, prestigioso Ingeniero e historiador; Margot Benacerraf, cineasta, Isaac Chocrón, dramaturgo; Moisés Garzón, poeta, Samuel Benchimol, arquitecto quien ejerció la dirección de Cordiplan a comienzos de los años 70, Celia Benchimol, su hermana, ya desde muchos años Viceministro de Transporte y Comunicaciones y Baruj Benacerraf, Premio Nobel de Medicina en 1980.

Judíos marroquíes en Canadá: La mayoría de los judíos marroquíes que viven en Canadá llegaron a ese país en el período comprendido entre 1957 y 1965. Las comunidades judío-marroquíes se caracterizan por su orgullo a sus orígenes marroquíes. Así es que organizan una manifestación cultural, la semana sefardí, en el transcurso de la cual también se valoriza el carácter árabe de la herencia judeo-magrebi. En 1986, junto a las canciones en hebreo, en español y en inglés, la coral "Kinor" presentó dos canciones en árabe en ocasión de su gala anual. Los numerosos conciertos de música judeo-árabe y las "veladas orientales" en Montreal, subrayan el placer de reencontrar esa dimensión árabe de la comunidad judía del Canadá. Si bien el grueso de la comunidad judía marroquí se encuentra en Montreal, existe una comunidad relativamente importante en Toronto.

Judíos marroquíes en Argentina: Los judíos marroquíes se instalaron en los centros urbanos de la Argentina en el último cuarto del siglo XIX. En 1891, se fundó la congregación Israelita Latina de Buenos Aires. Esos judíos llegaban al país solos y posteriormente los seguían sus familiares. Aquí como en otros lugares de América Latina, eran pequeños comerciantes y artesanos. La crisis económica mundial de 1930 obligó al gobierno argentino a adoptar una política económica de desarrollo de la industria y los judíos se mostraron muy activos en la industria textil, de la madera, del cuero, de las medicinas, del papel y del cartón. En el comercio, la contribución judeo-marroquí fué de primer orden, no solamente en Buenos Aires sino también en todo el país. Dos nombres merecen ser recordados: Menz Bergel, leprólogo, miembro de la Academia Nacional de Ciencias y director del Instituto de Investigación de la Lepra. Es miembro de las principales academias del mundo de su especialidad, como autor de una teoría propia acerca del origen de la lepra, fué nombrado candidato al Premio Nobel de Medicina. Mario Benzecry es director de la principal orquesta sinfónica de la Argentina, la Orquesta de Cámara de la Fundación Banco Mayo.

En fin, podemos concluir que la emigración judeo-marroquí a América, desde el siglo XVIII, se realizó al ritmo de la historia de Marruecos. Las grandes crisis económicas fueron factores determinantes en el crecimiento o cese de esa emigración. Todos los emigrados estaban marcados por la influencia de los judíos de España. La población judía marroquí estaba imbuída de la herencia de los judíos sefardíes o megorashim que se habían impuesto, desde su llegada a Marruecos, a los autóctonos o toshabim. La cultura de la que eran portadores era el resultado del espíritu de tolerancia instaurado en España por los musulmanes. En América los judíos marroquíes buscaron siempre a reagruparse alrededor de sus propias instituciones, estableciendo vínculos religiosos, culturales y sociales que los han distinguido siempre bien sea en Montreal, en Washington, en Caracas o en Buenos Aires. Los judíos marroquíes se sienten orgullosos de sus distintas instituciones en el seno de la comunidad judía nacional. Esta identidad se basa en los lazos con Marruecos, su país de origen y también con su ciudad natal. En América, no solamente son marroquíes, sino que también tetuaníes, rabatíes o chechuaníes. El recuerdo de su país de origen está fuertemente arraigado en la memoria de aquellos que nacieron en Marruecos y en la de sus descendientes.

Conclusión: La historia de los judíos de Sefarad tiene mucho que enseñarnos y es un ejemplo de cómo el judaísmo se mueve a través de los siglos como un río contínuo, con una corriente que es la derivada de una intensa interacción de destinos y dinámicas entre todos los pueblos. Así vemos que a épocas de cierta tranquilidad, desarrollo y prosperidad siguen otras de muchas dificultades, peligros y amenazas de exterminio, pero curiosamente, estas épocas turbulentas son las que han llevado como un viento planetario a las semillas de lo judío y todo su potencial y riqueza hasta bien lejos. Es como si en los tiempos de relativa paz el alma judía estabilizada, madura y se concentra entonces para luego comenzar de nuevo a moverse, llevándose consigo una fuerza indestructible y fecundadora.

Fuentes:
* Colección de anotaciones personales.
* Revista "Maguen" publicada por el Centro Sefardita de Caracas. Período 1980 - 1992.

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