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FESTIVIDADES
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Cálculo de las fechas en el Calendario Judío: AEC. EC. Segundo Dia de Festividad en la Diáspora.
EL punto de partida para contar los años difería en la antiguedad de pueblo en pueblo y de nación en nación, ya que en cada lugar estaba basado en un acontecimiento histórico significativo. Generalmente el comienzo del reinado de un nuevo monarca señalaba el cómputo de los años. Año uno en ese reino y así en lo sucesivo, y el cálculo continuaba hasta que se coronaba a un nuevo rey y el cómputo retrocedía para comenzar de nuevo. Esas fechas eran las utilizadas para fechar documentos oficiales y para registrar acontecimientos históricos. La Bíblia ofrece muchos ejemplos de semejante uso.
Los primeros cristianos también basaron el cálculo de sus años en el reinado de Jesús, estableciendo que el año de su nacimiento había sido el Año Uno. El predominio de la civilización cristiana en los asuntos mundiales tuvo como resultado que el cálculo cristiano se convirtiera en el sistema calendario más utilizado en el mundo. Mientras que los cristianos utilizan la postdata intrínsecamente religiosa de AC y DC, los textos judíos substituyen generalmente esa notación por AEC y EC, que quieren decir respectivamente: "Antes de la Era Común" para AC y "Era Común" para DC.
Durante muchos siglos los judíos utilizaron como punto de partida para contar los años, el éxodo de Egipto, además de utilizar el año de reinado del gobernante del momento. De esa manera, al comienzo de la Era Cristiana, los judíos se encontraban ya en el siglo catorce de su calendario. Si se hubiera continuado con ese sistema en la actualidad nos encontraríamos a más de la mitad de nuestro siglo trigésimocuarto, lo que correspondería aproximadamente al año 3.386.
Sin embargo después de la destrucción del Templo de Jerusalem en el año 70 de la e.c. y de la dispersión del pueblo judío, se consideró que la utilización del éxodo como punto de referencia para contar los años estaba siendo desplazada por otros acontecimentos centrales. La destrucción del Templo sirvió como una de esas bases y las notaciones de fechas basadas en ese acontecimiento pueden encontrarse en documentos de la Edad Media avanzada. Sin embargo, el sistema que alcanzó la máxima popularidad entre los judíos, y que se utiliza hasta la actualidad, es uno que no se basa en un acontecimiento o símbolo cuya significación está limitada a nuestra fe o a nuestro pueblo y este es la Creación del Mundo.
El número de años transcurridos a partir de la Creación fue calculado por los Sabios reseñando todos los patrones existentes en aquella época, revisando el registro bíblico en términos de duración de la vida de un individuo, igualando los años mencionados en los primeros capítulos del Génesis a nuestros años, y considerando los Siete Días de la Creación equivalente a nuestros días de la actualidad. Esto es lo que explica por ejemplo que el año 5.738, corresponda a 1.978 e.c. Esta cuenta basada en la Creación del Mundo le da importancia a la soberanía de D-os sobre el universo aunque la exactitud técnica o científica del cálculo no se pueda lograr.
Según la Torá, el primero y el séptimo día de Pésaj; el primer día de Sucot; el día de Shavuot; Sheminí Atseret y Rosh Hashaná son días sagrados en los que no debe ejecutarse ninguna clase de trabajo, igual que en Shabat. Con la excepción de Rosh Hashaná, que una antigua disposición rabínica extendió a dos días de observancia y que se cumple de esa manera inclusive en Israel. Estas son las festividades que tradicionalmente son guardadas en la Tierra de Israel. En todos los países de la diáspora se agregó un día extra de observancia a cada una de estas festividades y los días sagrados observados son: 1) Los dos primeros y los dos últimos días de Pesaj; 2) Los dos días de Shavuot; 3) Los primeros dos días de Sucot; 4) Los dos días de Sheminí Atseret (el segundo día se denomina Simjat Torá); y Los dos días de Rosh Hashaná. El día de ayuno de Yom Kipur es sólo de un día tanto en la diáspora como en Israel.
EL SEGUNDO DIA DE FESTIVIDAD EN LA DIASPORA: Por qué existen estas diferencias en el calendario religioso entre la comunidad de Israel y la de la diáspora? Por qué se agrega un día más a Rosh Hashaná, pero no a las otras festividades en Israel? En qué difiere Rosh Hashaná? Por qué según la Halajá, un judío de la diáspora que visita Israel debe observar los dos días de las festividades, inclusive cuando se encuentra en Israel; mientras que el judío de Israel, aún el más piadoso, que se encuentre por una breve estadía en la diáspora, debe observar el único día como lo haría en su casa, aunque no debe hacer nada en público que pueda ser considerado como una profanación del día santo observado por el resto de la comunidad de la diáspora?
Originalmente en el siglo V a.e.c. (y según mucho antes de acuerdo a algunas autoridades) se observaba el día adicional fuera de los límites de Israel en razón de la duda acerca de cual de los dos días era el cabal. La fecha correcta para la observancia del día santo dependía de qué día habia sido proclamado Rosh Jodesh por el Sanhedrín, que a su vez lo determinaba sobre la base de cuándo había sido vista por vez primera la luna nueva. El primer día de cada mes puede caer sólamente en una de dos fechas posibles: en el día treinta, o en el treinta y uno después de Rosh Jodesh anterior, ya que el mes judío consiste de veintinueve o treinta días. Al pueblo se le notificaba de esta proclamación por medio del encendido de hogueras sobre las colinas, y la señal era entonces transmitida hasta las más distantes regiones donde vivían judíos, a Babilonia y a otros países adyacentes.
Cuando los Samaritanos hostiles comenzaron a interferir deliberadamente encendiendo hogueras para engañar al pueblo, el Sanhedrín se vió obligado a confiar en mensajeros. Estos mensajeros no siempre podían llegar a tiempo a las comunidades distantes para informar al pueblo del día correcto, y cuando esto ocurría se agregaba un segundo día a cada una de las festividades de manera que la fecha bíblica correcta no resultara profanada. en la diáspora esta práctica se transformó gradualmente en norma.
Después que Hilel el Segundo, en el siglo IV (360 e.c.), estableció un calendario judío fijo basado en fórmulas matemáticas y astronómicas precisas -sistema que todavía está en uso- lo que permitió que el día preciso de la festividad fuera conocido por todos con antelación, los Sabios del Talmud (Betzá 4b) formularon ellos mismos la pregunta de si se debía continuar o no con la observancia del segundo día de la festividad en los países fuera de Eretz Israel. Finalmente la incertidumbre había desaparecido; el calendario permanente había eliminado todas las dudas.
La decisión de los Sabios Talmúdicos, tomó ne cuenta el hecho de que la tradición de varios siglos de antiguedad, de observar dos días de fiesta entre las comunidades judías de la diáspora, se había convertido en práctica consagrada a través de su uso prolongado. Ellos advirtieron: "Ten cuidado en conservar las prácticas que tus antepasados te confiaron". Esta respuesta fue incorporada a la Halajá y de esa manera se estableció el segundo día de observancia en forma permanente. Lo que hasta entonces se observaba como consecuencia de la duda, se convirtió en permanente por una decisión rabínica (takaná). El nombre completo de este segundo día es "Yom Tov Shení Shel Galuyot", que significa: Segundo Día de la Festividad en la Diáspora" y se convirtió en obligatorio para toda la diáspora y sólamente en la misma.
En contraste con los segundos días de las demás festividades, el segundo día de Rosh Hashaná no es considerado como "el segundo día de la festividad en la diáspora". Su designación legal en la Halajá es la de un día prolongado -yom arijta- equivalente al primero en todo sentido. Esta ordenanza rabínica fue ignorada por cierto tiempo en Eretz Israel después del siglo cuarto; cuando fueron eliminadas todas las dudas acerca de los días correctos para la observancia de los días santos, pero fue reafirmada por los Gaonim y las Autoridades primeras como práctica correcta para Eretz Israel.
ROSH HASHANA: Por qué el primero de Tishrei? Yamim Noraim, Aseret Yemei Teshuvá.
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SUCOT: Construcción de la Sucá. Las cuatro especies. Hoshaná Rabá y Simjat Beit Hashoeva. Sheminí Atzeret
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L diez de Tevet, es un día de ayuno menor que recuerda el comienzo del sitio babilónico de Jerusalem por Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien invade a Jerusalem el 17 de Tamuz siguiente y destruye posteriormente el Primer Templo el 9 de Av del mismo año.
amishá Asat biShevat o Tu biShvat, el día quince del mes de Shevat, es mencionado en la Mishná como el Año Nuevo de los Arboles. El año se calcula desde esta fecha en los asuntos referentes al diezmo del fruto del árbol y otras leyes semejantes. La única costumbre asociada con este día es asegurarse de comer alguno de los frutos que crecen en Israel. El fruto del algarrobo (bokser en Yidish, jaruv en hebreo) es un fruto poco usual que se consume a menudo en Tu biShvat. En Israel es costumbre que los niños en edad escolar realicen excursiones en Tu biShvat y participen en la plantación de árboles.
El hombre es como un árbol. En el décimo quinto día del mes de Shvat se celebra uno de los cuatro años nuevos del calendario judío, el año nuevo de los árboles que marca el comienzo de la floración de los mismos, dando inicio en la tierra de Israel a la primavera luego de la finalización de la época de las lluvias. Esta fiesta que tiene sus orígenes en el tiempo de los Rishonim (período post-talmúdico), tiene repersución halájica (legal) en cuanto a varias leyes de la Torá como son las de Ofrendas -Maasarot. Las frutas de un determinado año sólo podían ser ofrendadas ese año; orlá - prohibición de comer frutas del árbol durante los primeros tres años de su crecimiento; revii - uso restringido de los frutos que durante el cuarto año sólo podían ser consumidos en la ciudad de Jerusalem y finalmente, es el punto de referencia para el año sabático -Shmita- en la cual se da descanso a la tierra y no puede ser derivado ningún beneficio de ella.
Además de los aspectos ambientales y legales, Tu Bishvat nos brinda una lección moral de gran relevancia asociada con el motivo principal de la festividad que es el árbol, de cuya observación se pueden derivar enseñanzas y orientaciones aplicables a nuestra vida cotidiana y a nuestro proceso de crecimiento espiritual. La transformación de una semilla a través del proceso de germinación y su desarrollo hasta convertirse en un árbol con frutos es uno de los procesos más maravillosos de la Creación. La Torá establece que "El hombre es como el árbol del campo" (Devarim -Números: 20:19), ya que ambos nacen de una semilla, crecen, maduran y tienen frutos. En el desarrollo tanto físico como espiritual del hombre se pueden observar varias similitudes con las del árbol.
Las raíces del hombres están formadas por la esencia de su ser, la fuente de su vitalidad, su conexión con el Creador, que aún cuando no es visible, constituye su fundamento espiritual básico sin el cual, tal como sucede con las raíces de árbol, no podría seguir existiendo. El tronco o cuerpo de la persona es la estructura visible, frondosa y amplia representada por el estudio de la Torá y por el cumplimiento de los Preceptos. Las Mitzvot son las vías por medio de las cuales el hombre va refinando su ser, es la forma prevista para el judío para el logro de su desarrollo espiritual. El crecimiento contínuo del individuo, como el del árbol, constituye la medida de su edad espiritual y nos dice al igual que los anillos en el tronco, los años de vida de la persona donde "vida" significa, consistencia con lo que es el hombre en su esencia, su conexión con D-os, la sabiduría y las buenas acciones realizadas.
Los frutos del hombre son la cúspide del crecimiento y la perfección y representan la influencia que cada individuo -una vez que ha cumplido con todas sus responsabilidades- ejerce sobre las demás personas que lo rodean, bien sea sus propios hijos o al resto de sus semejantes. Es así como cada persona puede ser partícipe en la tarea de la Creación, mejorando el mundo y dando frutos que contendrán las semillas de la continuidad de las tradiciones y los valores transmitidos de generación en generación. Hay una parábola en el Talmud que cuenta que un viejo Rabino se mantenía ocupado sembrando árboles. La gente se le acercaba y le preguntaba:
"Por qué está usted sembrando un árbol que nunca verá totalmente crecido? "
El viejo Rabino contesta: " Yo lo siembro para mis hijos y mis nietos".