PLEGARIA Y LITURGIA EN EL JUDAISMO - Página 4
Los Pesukei de Zimrá son una introducción al servicio de oraciones. Al principio consistían solamente en los últimos seis capítulos del Libro de los Salmos (Salmos 145 al 150), dedicados todos ellos a alabar a D-os. Este grupo de salmos que se recitan diariamente se conocen también con el nombre de "Halel Cotidiano".
Pesukei de Zimrá se dice como preparación para el Shemá y la Amidá. La razón halájica para su recitado se basa en la disposición talmúdica de elevar al espíritu como preparación adecuada para la oración. El Shulján Aruj señala que los Pesukei de Zimrá no han de decirse apresuradamente ya que precipitarse en la recitación va en contra de lo que es interpretado según el Talmud, como recomendación que "las palabras del ser humano ante el Santo, Bendito Sea, siempre han de ser pocas".
Dado que la recitación de los Pesukei de Zimrá fue contemplada favorablemente y se consideraba que constituía un mérito religioso, los rabinos prescribieron que previa y posteriormente a ellos se pronunciaran bendiciones especiales que son el "Baruj She Amar"antes y la final "Yishtabaj".
En el Templo de Jerusalem los Levitas tenían la práctica de acompañar la ofrenda diaria de sacrificios con cánticos de oraciones. Estos cánticos consistían tanto en alabanzas como en expresiones de agradecimiento a D-os (Crónicas I, 23:20). Los Pesukei de Zimrá son los salmos de alabanza; Hodú y Mizmor LeTodá (Salmo 100) son los cánticos de agradecimiento. Con el tiempo estos dos cánticos pasaron a ser parte del servicio de oraciones cotidiano.
Hodú - dar gracias
Esta plegaria consiste en dos secciones principales del Libro de Crónicas (Cron I, 16:8-36), los Salmos (103:10:15; 96:23; 106:47-48) y otras selecciones. La primera parte de Hodú proviene del primer libro de Crónicas. El Rey David compuso esta plegaria y el famoso cantor Asaf y su coro la cantaron en el Santuario el día que el Arca Sagrada fue devuelta a Jerusalem. La primera sección que finaliza con las palabras, Al tig´ú bimshijai (no tocar a mis ungidos), se decía a diario en el Bet Hamikdash después de las ofrendas y hace referencia a la milagrosa devolución del Arca Sagrada de manos de los Filisteos. El salmista aprovecha la ocasión en que se está transportando el Arca al Santuario para agradecerle a D-os por este milagro y todos los otros milagros que El realizó en favor del pueblo judío.La segunda sección que comienza con Shirú Lashem (Canto a D-os) que finaliza con Vehalel Lashem (reverencia a D-os), se decía en el templo cada tarde, en seguida después de completadas las ofrendas. Representa el futuro, tal como se le promete al pueblo judío en las Sagradas Escrituras, cuando D-os será reconocido por todos los hombres e Israel será el pueblo que tendrá la misión de servir como sacerdotes para guiar a la humanidad por el camino de la vida. Se dice en la profecía que las distintas naciones traerán sus ofrendas y emularán a Israel en el servicio de D-os. Las dos últimas oraciones de esta segunda sección son sumas de los dos pensamientos contenidos en la primera y segunda parte de Hodú, que es la expresión de gratitud por Su gracia y misericordia y la plegaria por un futuro mejor y más feliz, tal como lo significan las tres expresiones: Hoshiénu (sálvanos), Vekabtzénu (reúnenos), Lejodót (para agradecer). Pero en todo momento el judío dice: Baruj Hashem Eloké Yisrael mim ha´olam ve´ad ha´olam (Bendito sea el Señor D-os de Israel en este mundo y en el que vendrá).
Según el salmista, la plegaria matutina está más bien orientada a agradecerle a D-os por Su ayuda y Su gracia, mientras que las vespertinas son pedidos para ayuda futura: "Lehagid babóker jesdeja ve´emunatja balelot": para hablar de Tu bondad a la mañana y de Tu felicidad por las noches (Salmo 92:3).
El final de Hodú, el cual está compuesto de pasajes pertenecientes a distintos Salmos, habla de que D-os escucha las plegarias aunque el Bet Hamikdash ya no exista y no se puedan ofrecer allí los sacrificios, aun cuando el Arca Sagrada haya desaparecido. La plegaria no está sujeta al Templo o al Arca. Los pensamientos que siguen hacen énfasis en el amor eterno de D-os que tampoco depende de la existencia del Templo y de la presencia del Arca Sagrada y las ofrendas, aunque la plegaria enfatiza la importancia del Templo como asiento de la Gracia Divina y de misericordia con Israel. La salvación pertenece a D-os (Salmo 3:9). Aún cuando el presente no parece justificar tal confianza. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
El Salmo 30 - el puente
En el nusaj Arí, el Salmo 30 del Libro de Tehilim sigue a la plegaria de Hodú, mientras que en el Nusaj Ashkenazí este Salmo está al comienzo de la Plegaria Matutina. En cualquiera de los dos casos se recita antes de Baruj She´amar, como una introducción adecuada para Pesukei de Zimrá.No se sabe precisamente cuándo este Salmo pasó a formar parte del Sidur. En los primeros Sidurim impresos este Salmo no estaba incluido en el Servicio Matutino, excepto en los Sidurim sefarditas y yemenita, en donde estaba incluido en la plegaria de Shabat únicamente. Se sabe sin embargo, que el santo Arí incorporó este Salmo definitivamente al Nusaj Arí y eventualmente llegó también hasta el Nusaj Ashkenazí y todos los otros Sidurim. El santo Arí reveló también algunos de los aspectos desconocidos y distintos significados de este Salmo tal como destacar el hecho que el hombre de D-os se menciona diez veces en todo el Salmo, correspondientes a los Diez Mandamientos; también que desde la primera mención del Nombre de D-os hasta el final del Salmo hay 91 palabras, correspondientes al equivalente numérico (26 + 65) de la combinación del Nombre de D-os tal como está escrito: yud-kei (la hei se pronuncia como kei porque está prohibido pronunciar el hombre de D-os), y alef-dalet.
El Salmo 30, "mizmor shir janukat habáyit" es especialmente adecuado como introducción a Pesukei de Zimrá por la importante razón que el Rey David compuso este Salmo sagrado para la Dedicación de la Casa (el Bet Hamikdash) que debía ser construida por su hijo, el Rey Salomón. De todos modos, el título de este salmo lo hizo apropiado para ser recitado en la dedicación del Primer y Segundo Templo, así como en la restauración del Templo después de la victoria de los Macabeos, al celebrarse Janucá (Dedicación). Sin embargo, el título del salmo no guarda relación con los versículos que le siguen. El Salmo es un tributo a D-os, una expresión de gratitud por haber sido salvado de una enfermedad mortal y haber recuperado la salud. Después se extiende el salmo más allá de la enfermedad y la curación individual, para referirse a la universal condición humana.
Al recordar la súplica que dirigiera a D-os durante su efermedad, David expresa un pensamiento que es fundamental en el Libro de los Salmos y en todo el judaísmo: la afirmación del valor supremo de la vida ya que no hay mérito alguno en la muerte, como expresa el salmo 115:17: "los muertos no alaban al Señor", sólo los vivos pueden hacerlo. En el Halel dice el salmista: "No moriré, sino que viviré, para narrar las hazañas del Señor". El salmo concluye con una nota de agradecimiento a D-os por haber vuelto su desesperacion en alegría, cosa que lo hace entonces adecuado para celebrar ocasiones de victoria y celebración.
La experiencia de David al haberse librado de la total derrota se convierte aquí en el símbolo de la historia del pueblo judío. La afirmación que se hace en este salmo de que la ira de D-os es momentánea, pero Su buena voluntad dura toda la vida; expresada en la frase: "por la tarde habrá llanto, y a la mañana vendrá la alegría", refleja un optimismo que bien puede haber dado motivo a su admisión en las oraciones cotidianas. Los corazones agobiados por el pesar hallan consuelo en esta oración.
Este salmo es también una profecía, porque el futuro Bet Hamikdash será construído por el Mesías (Mashíaj). Ahora bien, en la ausencia del Bet Hamikdash la casa de plegaria se denomina "Mikdash Me´at" (un santuario en miniatura). La plegaria en la sinagoga ha reemplazado por ahora al servicio sagrado en el Bet Hamikdash, pero el judío reafirma constantemente la esperanza de que el Bet Hamikdash pronto será reconstruído por Mashíaj y el servicio será instaurado nuevamente, como en los viejos tiempos. Es por eso que se canta una canción de Dedicación de la Casa.
El profundo contenido de este sagrado salmo lo convierte en una introducción muy adecuada para Pesukei de Zimrá, hasta las palabras al comenzar y terminar el Salmo (Mizmor.. y lema´an iezamerja) comparten la misma raiz alfabética con la expresión pesukei de Zimrá. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Baruj she´amar
Continúa con la plegaria de gratitud que fue comenzada con Hodú, en la cual se alaba a D-os como Creador y originador de todos los fenómenos de la naturaleza y la historia. De acuerdo con la tradición, la bendición de Baruj she´amar fue revelada a los hombres del Gran Sanhedrin - gran asamblea - (Anshé Kneset Hagedolá) directamente desde el cielo. Por lo tanto debe recitarse de pie, con los Tzitzit en la mano para recordar a D-os en ese momento.Estas oraciones explicatorias de las distintas versiones del nombre de D-os delante de las plegarias puede deducirse del comentario del Midrash al párrafo del Salmo 91: Por qué Israel ora en este mundo sin ser oído? "Porque no conoce el Sagrado Nombre de D-os". Por conocimiento de Su Nombre se entiende conocimiento de Sus atributos, o sea conocimiento de Su poder y Su amor que todo lo abarca. Por lo tanto en vez de mencionar el "Shem Hameyujad" luego de la palabra "Baruj", como en otras bendiciones, el nombre de D-os está aquí circunscripto por sus distintas formas, describiendo Sus acciones.
La primera oración de Baruj she´amar es: "Bendito sea El, que ha creado el mundo con Su palabra", para explicar la idea de que la Creación del mundo fue hecha a partir de la nada, en contraste con la creencia que sostiene que D-os pudo haber sido el Creador, pero usó materia eterna, una sustancia con la cual creó al mundo.
D-os hace que Sus promesas se cumplan, tanto lo bueno como lo malo se convertirán en realidad en algún momento, dependiendo de la conducta de la persona y una vez que D-os así lo haya decidido, sin tener en cuenta las circunstancias, pero D-os le ha dado preferencia a la bondadosa misericordia antes que a la justicia. El Divino atributo de la Misericordia es lo más esencial ya que el amor misericordioso lleva a la caracterización de D-os como el Único que premia a aquellos que le aman, le temen y observan sus mandamientos. D-os es eterno en el pasado, presente y futuro de igual modo, sin estar separado del mundo, aunque el hombre pueda llegar a creer que D-os no se ocupa en absoluto de Su Creación por no poderle percibirle en una forma más concreta, razonable o mensurable de acuerdo a su intelecto.
De acuerdo con los Sabios, se ve a D-os como Aquél que devuelve la vida a aquellos que han perdido su derecho a la exitencia. Cuando D-os acepta la penitencia de un antiguo pecador, le devuelve el derecho a la vida a un hombre que había estado perdido moralmente y como ejemplo podemos citar que el pueblo judío fue redimido de su esclavitud en Egipto cuando ya había llegado a un momento en el que se encontraba en el nivel más bajo de su declinación física y moral.
El Nombre de D-os por si mismo es la esencia de Su unicidad que está más allá de la capacidad humana de entendimiento. La revelación de D-os al pueblo judío consistió en un punto muy importante en el otorgamiento de un código moral y ético que tenía como fin la perpetuación del pueblo judío como Israel, como nación. En épocas posteriores cuando Israel se alejó de las enseñanzas y el conocimiento otorgados antaño, D-os se revela a través de los profetas para que instruyan nuevamente al pueblo judío para que recuerden con el arrepentimiento su identidad como "Am Hashem", el Pueblo del Nombre, el pueblo de la revelación. D-os es así alabado por Su pueblo como Padre amante y misericordioso.
Las dos principales expresiones de alabanza en Baruj She´amar son: Hilul y Shevaj. La primera significa una alabanza general a toda la sumisión del judío a D-os y la segunda, shevaj, se refiere a una alabanza especial como consecuencia de la capacidad humana de poder reconocer y hasta cierto punto entender las manifestaciones específicas de D-os por medio de la meditación, por observación de la naturaleza y la historia. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Salmo 100 - Mizmor LeTodá
Es un himno de gracias que solía recitarse cuando se traía una ofrenda de agradecimiento, que comprendía diez hogazas de pan con levadura y panes ácimos (Levítico 7:12-13) al antiguo Bet Hamikdash. Esta ofrenda, al igual que la de las dos hogazas que se ofrencían en Shavuot, eran las únicas excepciones en las que se ofrecía pan con levadura dentro del Bet Hamikdash; todas las otras ofrendas de comida eran de pan sin levadura: Matzot. Por esta razón el Salmo 100 se omite de las plegarias en Erev Pesaj y Jol Hamóed Pesaj, ya que la levadura está prohibida en estas fechas. Tampoco se recita este Salmo en Shabat o Yom Tov, ya que no se aceptaban ofrendas de agradecimiento de individuos durante estos días, las cuales estaban reservadas para los sacrificios públicos (aquellos que se hacían en nombre de todo el pueblo) y sacrificios de festividades especiales.De acuerdo con la Ley Judía, se debe hacer una ofrenda de agradecimiento en cuatro ocasiones en que se ha escapado del peligro milagrosamente; 1) Cruzando el mar; 2) Cruzando el desierto; 3) Al librarse del cautiverio; y 4) Al recuperarse de una enfermedad seria.
Es costumbre hoy en día en todos los casos de los cuales apenas si se ha escapado de un peligro grave o de un daño, el recitar una bendición especial: "Birkat Hagomel". Esta bendición es recitada en la sinagoga cuando se llama para la lectura de la Torá y la congregación responde: "El que te recompensó con lo bueno debería recompensarte con todo lo bueno siempre". Sin embargo, el Salmo 100 se recita a diario (con las excepciones antes mencionadas) porque los Sabios dicen que una persona no reconoce el milagro que le ocurre, en ese momento. La conocida plegaria de Modim en el Shemoné Esré contiene las palabras: "Te agradecemos... por Tus milagros que están con nosotros día a día y por Tus maravillas y actos de benevolencia en todo momento, por las tardes, mañanas y mediodías".
Hay dos maneras mediante las cuales la benevolente Providencia Divina se manifiesta: una manera "extraordinaria" o "sobrenatural", o una forma "ordinaria" o "natural". En el primer caso la Providencia de D-os se "revela" de forma marcante, inclusive llegando a romper las normas de la naturaleza como la conocemos. En el segundo caso de Providencia Divina, se encuentra ésta "escondida" ya que las cosas parecen ocurrir tan normalmente que el hombre las da por descontado. En la literatura sagrada judía se simbolizan las dos formas de Providencia Divina con los dos Nombres Divinos, el nombre de cuatro letras (yud-kei) y el nombre de cinco letras (Elokim). El primero simboliza la Providencia Divina tal como se nos aparece con poderes sobrenaturales, "desde arriba y por encima" de la Naturaleza; el segundo simboliza la Providencia de D-os tal como actúa a través y dentro de la naturaleza. Elokim es el equivalente numérico de Hateva (Naturaleza). Esto se expresa constantemente durante la plegaria en la declaración de que D-os (Yud-kei) es Elokim. El mismo Poder Sobrenatural que creó el mundo también dirige todos sus asuntos, por más naturales que éstos parezcan.
El Salmo 100 contiene un tema triple: 1) Servir a D-os con alegría; 2) D-os (Yud-kei) es Elokim; y 3) D-os es bueno, Su amorosa bondad es infinita. Estos son principios básicos muy importantes de la fe judía. La brevedad de este salmo pareciera estar en contradicción con su importancia religiosa. La tradición atribuye su origen a Moisés (Talmud Yerushalmi, Shevuot 1:8). Además el Midrash expresa que "en el futuro por venir, todas las ofrendas de sacrificios serán abolidas, menos las ofrendas de acción de gracias; todas la oraciones serán abolidas, menos las oraciones de agradecimiento (Vayikrá Rabá 27:12, 9:7). [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Yehi Jevod - el preámbulo al Ashré
Está compuesto de distintos pasajes pertenecientes a salmos diferentes. Es un preludio a Pesuké de Zimrá mismo que consiste en los últimos seis salmos de Tehilim. Los Sabios dieron la siguiente explicación para agregarlo a las plegarias: Yehi Jevod contiene 21 nombres de D-os, tantos como el número de versículos que contiene Ashré que viene después. Este número, 21, tiene un significado especial porque representa el valor numérico de las letras en el nombre "Alef-Kei-Yud-Kei", por medio del cual D-os se reveló a Moisés en el desierto. Rashí explica que este nombre de D-os caracteriza Su poder y al mismo tiempo Su disposición a ayudar, consolar y sustentar a sus criaturas (como expresado en Ashré). Yehí Jevod destaca por otro lado el poderío de D-os, Su dominio de la naturaleza y Sus designios acerca del destino de las naciones. De esta manera, estas dos plegarias son la ilustración de "Eheié asher eheié" y están ordenadas alrededor del valor numérico de Eheié (uno más de los nombres de D-os) que es 21.La primera oración de Yehi Jevod ha sido tomada del Salmo 104, el cual ha sido llamado "el más grande himno al Creador y a Su creación". Este reconocimiento de D-os, que comenzó con la creación del primer hombre en el crepúsculo de la Creación, se extenderá más y más, hasta que todas las partes de la Creación la compartan totalmente. El Cielo y la Tierra se unirán en el júbilo por el verdadero reino de D-os, porque entonces todas las naciones se inclinarán ante Su reinado.
La segunda mitad de Yehi Jevod describe a D-os como el monarca absoluto a través de toda la historia. Habla acerca de Su omniscencia y omnipotencia, Su sabiduría ilimitada y Su poder sobre todas las cosas y eventos. Esta oración finaliza con la promesa de la redención mesiánica. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Ashré
Es el Salmo 145 que introduce una serie de Salmos que han sido insertados en el servicio matutino diario por sugerencia de Rabí Yosí, quien dijo: "Que mi lote esté con aquellos que completan Halel a diario". Los Sabios aclaran que quienquiera que diga el Salmo 145 tres veces por día, tendrá una parte en el mundo venidero.El Salmo 145 tiene como introducción adecuada el último verso del Salmo 144: "Feliz es el pueblo que tiene tal destino, feliz es el pueblo cuyo D-os es el Señor", y finaliza con la oración: Pero bendeciremos a D-os de este momento en adelante y por siempre jamás, alabad a D-os". Se explica que hay que alabar a D-os tanto cuando trae felicidad como también cuando trae sufrimiento, para mostrar que todo lo que ocurre es parte del plan Divino con respecto al universo aunque no estemos en capacidad de entenderlo.
Este Salmo contiene letras de todo el Alef-Bet, a excepción de la letra Nun, en la misma secuencia que aparecen en el alfabeto, al principio de cada versículo. También incluye el párrafo: "Tu abres Tu mano y alimentas a cada criatura voluntariamente" lo cual es una declaración de que la Divina Providencia se preocupa por cada forma de vida. La importancia específica de Ashré se expresa así en los dos pensamientos en los que las loas a D-os se cantan en todas las letras, lo cual significa en todas las formas posibles, además de expresar que El cuida a todas Sus criaturas.
La letra "Nun" no aparece en el Alef-Bet de Ashré porque tal como lo explican los Sabios, es la letra inicial de la palabra "nefilá" que significa caída. Sin embargo, el Rey David no la dejó de lado completamente. La oración siguiente que comienza con "Samej" expresa el pensamiento de que D-os mantiene y levanta a los caídos.
El Salmo 145 llega a una conclusión en los últimos versículos que elogian a D-os como Aquel que es "Jasid" - misericordioso - más allá de las severas normas de la justicia, para todos aquellos que Lo llaman y Lo buscan con verdadera devoción. El último pasaje del Salmo 145 se resume con una declaración de que Israel nunca dejará de elogiar la gloria de D-os hasta que "toda la carne bendiga Su santo nombre para siempre". [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Salmos 146 - 150
Los cinco Salmos que siguen a Ashré son canciones de alabanza, Pesukei de Zimrá, que fueron escritos por el Rey David, inspirado divinamente, quien cantó loas a D-os y expresó su ardiente amor a D-os en su Libro de Salmos. Los Salmos 145 al 150 que están incluidos en la liturgia judía matinal son los capítulos finales de este sagrado libro de la Biblia.Como una obra maestra de la música, estos salmos comienzan de manera suave con una sola voz: la alabanza del individuo al enfretarse a D-os solo. El volumen y el sonido van aumentando a medida que se van agregando más y más voces en el coro que canta alabanzas a la gloria de D-os. Se llega al final de la sinfonía cuando el universo entero llama triunfante con la expresión de que "todo aquello que respira alaba a D-os". El contenido de estos Salmos trae a su término el pensamiento que comenzó con Yehi Jevod, en donde se aclama a D-os como Creador, y que continuó en Ashré, con una descripción detallada de Su amorosa providencia y omnipotencia. En los siguientes cinco capítulos el judío individualmente, luego la naturaleza y finalmente el mundo entero le rinden homenaje a D-os por su existencia.
En el primero de estos Salmos, "Haleli nafshí et HaShem" (Bendecid al Señor, mi alma") el Rey David habla por todos los judíos al alabar a D-os por su ayuda, desconociendo toda la confianza en la fuerza humana y en su poder ya que se considera que la ayuda de D-os esta sobre ella, es además eterna y digna de confianza. El segundo de los cinco Salmos pasa de la glorificación de Hashgajá Pratit, la providencia individual, a Hashgajá Kelalit, la providencia para la comunidad. El cuidado especial de D-os hacia el pueblo judío se expresa en relación a Su orden y mandato de la Naturaleza. Israel fue dotado con "Jukim" y "Mishpatim" (estatutos y leyes). En el marco de la aceptación de ejercer esos privilegios y obligaciones especiales el judío canta y alaba a D-os con sus plegarias.
La expresión de elogio del Salmo 147 continúa en el Salmo 148 donde se recita que el Universo entero se enciende con la gloria del Creador. El cielo y la tierra y todos sus habitantes: los ángeles, los planetas y todos los cielos; los monstruos marinos, el fuego, el granizo, la nieve, el viento de tormenta, las montañas y las colinas, los árboles frutales y los cedros, las bestias salvajes y todo el ganado, los animales que se arrastran y los pájaros alados, los reyes, príncipes, jueces, ancianos y niños, todo lo que vive sobre la tierra y todo el vasto universo se unen en un solo coro para alabar la gloria de D-os. El Salmo finaliza con la visión del futuro mesiánico. Esta visión se contínua en el Salmo siguiente por el Rey David, en el cual él ve la época en que la humanidad entera se unirá y todo el mundo parecerá un único templo que resonará con las alabanzas: "Shirú lashem shir jadásh" (Cantad una nueva canción para el Señor). Dirigida por Israel como nación sacerdotal, la nueva humanidad futura reconocerá así al Creador.
En el último Salmo todas las voces se han unido en el himno al Señor. Se regocijan y lo glorifican con trece expresiones de gloria (el texto hebreo contiene trece expresiones de "alabanza"). Todos los instrumentos y las voces de los vivientes dejarán brotar sus almas para expresar sus deseos, esperanzas y añoranzas. El universo será todo uno, un espíritu y un alma unidos: "Kol haneshamá tehalel ka" (Todas las almas elogiarán al Señor). Con la esperanza mesiánica finaliza el Libro de Salmos, el cual ha sido a través de los siglos la fuente de consuelo del sufrimiento humano y la expresión del alma en la plegaria y la fe.
La Bendición de David
Esta plegaria contiene dos partes. La primera va desde el comienzo de la plegaria Vayevarej David (David bendijo) hasta Tifarteja (Tu gloria) y consiste de cuatro versos de Crónicas I (Cap. 29); la segunda parte ha sido tomada de Nejemías (Cap. 9). La conexión entre estas dos partes deben observarse en las declaraciones del Rey David y Nejemías respectivamente.Cuando el Rey David sintió que habian llegado sus últimos días reunió a todos los principes de Israel y a los capitanes de su hueste. Entonces se puso de pie e hizo una conmovedora declaración en la cual les informaba que su esperanza más grande en la vida era construir el Bet Hamikdash para que el pueblo de Israel pudiera servir a D-os con todo su corzón. Pero D-os le dijo que él, un hombre de guerra, no podía construir el Bet Hamikdash ya que sus manos estaban manchadas de sangre, por así decirlo, pero que su hijo Salomón, quien le sucedería, construiria el Templo Sagrado. Es entonces que en una despedida final David bendijo al Señor ante toda la congregación. Estas conmovedoras palabras son ahora parte de la plegaria diaria.
Muchos años más tarde, luego del exilio en Babilonia, cuado los hijos de Israel comenzaron a retornar a su propia tierra y a reconstruirla, su líder Nejemías también reunió a los hijos de Israel. Luego de hacerles un llamado para que volvieran a D-os con todo su corazón, les ordenó que se pusieran de pie y bendijeran a D-os, el Creador del Cielo y la Tierra. Esta plegaria, a su vez, conduce a Shirat Hayam, la Canción del Mar, que es la culminación de todo el Pesukei de Zimrá.
Debido a la importancia de esta plegaria y también por el hecho que estas palabras fueron pronunciadas de pie, tanto por el Rey David como por Nejemías y sus perspectivas audiencias, el judío también la dice de pie. Se acostumbra también en muchas congregaciones pasar la alcancía de caridad cuando se recita esta plegaria en la sinagoga, para que los devotos tengan oportunidad de dar caridad. Esto le da más peso a la pleagaria en la cual se proclama que todo le pertenece a D-os, incluyendo las posesiones terrenales. Es por lo tanto correcto dar parte de las posesiones para caridad. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
La Canción del Mar
El gran acontecimiento del Exodo de Egipto fue acompañado por una cantidad de milagros y maravillas, especialmente en su fase final con el cruce milagroso del Yam Suf (el Mar Rojo), que les permitió así escapar de la persecución de los egipcios (Exodo 15:1-18). Fue luego de observar las revelaciones divinas en Yam Suf (Mar Rojo) que los hijos de Israel llegaron al grado más alto de reverencia y temor a D-os y, al mismo tiempo, sintieron una confianza profunda en Moisés, Su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel se sintieron inspirados para cantar la Shirá (Canción), conocida como Shirat Hayam (Canción del Mar). Este cántico es denominado también Az Yashir (Entonces cantó), por sus dos primeras palabras en hebreo.Esta plegaria trae a consideración el concepto de fe. Esta implica una aceptación completa y ciega de algo que no está sostenido o explicado por la razón. Cuando una persona ve y escucha algo con sus propios ojos y oídos, no necesita tener fe en la existencia de esa cosa. De igual manera, el pueblo judío habiendo visto con sus propios ojos las revelaciones Divinas en el Cruce del Mar Rojo, no necesitaba apoyarse en la fe para creer en D-os ya que en ese momento conocieron y experimentaron la Presencia Divina, ya que vieron la Mano de D-os triunfar sobre el Faraón y los egipcios. Lo que se vió y se experimentó en el Mar Rojo fue nunca más visto o experimentado inclusive por los profetas. Ezequiel y los otros profetas (a excepción de Moisés), vieron visiones e imágenes proféticas en su mayor parte mientras estaban en trance, en cambio que las revelaciones divinas en cruce del Mar Rojo y la subsiguiente revelación mayor en el Monte Sinaí fué un acto que todo el pueblo judío experimentó con todos sus sentidos y facultades. Es por eso que todos y cada uno de ellos podía cantar: "Este es mi D-os y yo lo glorificaré". Fue esta experiencia personal que los hijos de Israel de esa generación transmitieron a la generación siguiente y ésa a la siguiente y así siempre, de padre a hijo, hasta nuestros días. Esta transmisión ha sido ininterrumpida y por intermedio de miles y miles de hombres y mujeres, ya que nunca ha habido una ruptura en la cadena de la historia judía, desde la época de Abraham hasta hoy.
En Emunat Israel la palabra Emuná denota una firme, constante y completa confianza en D-os y la dependencia a El. La confianza no está basada en lo que se escucha ni en pruebas filosóficas o lógicas, sino en la experiencia personal como testigos de toda una nación, experiencia que fue transmitida en cada generación con cuidadoso detalle como se narra en la festividad de Pesaj.
El versículo "D-os reinará por siempre jamás" es el último verso de la Shirá que se repite dos veces, indicando que la Shirá termina aquí (de manera similar, el último verso de los Salmos recitado en Pesukei de Zimrá, se repite para indicar la finalización del Libro de Salmos). Sigue luego la versión Aramea de este verso y de otros más. El tema de estos versos es la redención mesiánica futura y definitiva.
El santo Shaló y otras autoridades señalaron que la Shirá debe decirse de pie y con alegría, tal como si el judío de hoy estuviera parado en la orilla del Yam Suf y lo estuviera cantando junto con Moisés. En el santo Zohar, la importancia de decir Shirá con "Kavaná" (concentración) se enfatiza especialmente.
En la época del Templo de Jerusalem este cántico era entonado por los Levitas todos los sábados en la tarde, conjuntamente con la ofrenda de Minjá. Después de la destrucción del Templo las comunidades en Eretz Israel, en su deseo de conservar todo lo que fuera posible del ceremonial del culto en el Templo, introdujeron la recitación de este cántico en los Pesukei de Zimrá cotidianos. La práctica es impuso y se extendió a las comunidades judías en todo el mundo. Al principio se lo recitaba solamente en Shabat y después de la bendición final de los Pesukei de Zimrá, pero posteriormente se convirtió en parte integral de los Pesukei de Zimrá diarios. Actualmente se lo recita inmediatamente después de los seis salmos básicos, antes de la bendición final de Yishtabaj. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Yishtabaj
Con la plegaria de Yishtabaj como bendición final llega a su término Pesukei de Zimrá. Esta plegaria es realmente una bendición aunque no comience con el acostumbrado Baruj porque es en principio, la conclusión de Baruj Sheamar.La plegaria de Yishtabaj comienza con las palabras "Bendito sea Tu nombre" y contiene quince expresiones de alabanza (canción, loa, himno, salmo, fuerza, dominio, victoria, grandeza, poder, renombre, gloria, santidad, soberanía, bendiciones y agradecimientos). El número 15 no es una coincidencia, sino más bien símbolo de un significado muy profundo. Volvemos a encontrar este número en los Salmos, en los quince salmos consecutivos que comienzan con Shir Hamaalot (Una Canción Gradual) los cuales eran recitados por los Levitas en el Santo Templo mientras subían los quince escalones que llevaban al Santuario. El número 15 representado en el alfabeto hebreo por el Yud y Hei, forman el Nombre Divino. Encontramos estas dos letras simbólicas nuevamente como la primera de las cuatro letras Yud-Kei-Vav-Kei del Nombre de D-os. El profeta Isaías dijo: "Confía en el Señor para siempre, porque D-os (Yud-Kei) el Señor, es la roca de los mundos. Volvemos a encontrar estas dos letras en los salmos que se recitan en el Pesukei de Zimrá, cada uno empezando y terminando con Haleluya (Yud-Kei), "Bendecid al Señor".
La plegaria finaliza con las palabras Jei Haolamim "la vida de los mundos". Esta conclusión de Pesukei de Zimrá es muy adecuada. Hasta ahora se ha venido alabando a D-os, Su poder, sabiduría y bondad; ha sido exaltado como el Creador de todas estas cosas. Se comienza Pesukei de Zimrá con "Bendito sea El Quien habló y el mundo comenzó a existir", y se concluye con "El es el único Rey, la vida de los mundos". [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Nishmat (el alma de) - la bendición del cántico
Es un hermoso poema de adoración nombrado según su primera palabra "Nishmat" (el alma de). Esta oración se basa en el versículo: "el alma de todo ser viviente bendecirá Tu nombre". De autor desconocido aparece esta oración parcialmente citada en el Talmud como una de acción de gracias por la lluvia después de una prolongada sequía (Berajot 59b; Taanit 6b).El Talmud denomina esta oración Birkat Ha-Shir (Bendición del Cántico), aun cuando técnicamente no es una bendición dado que no contiene la fórmula clásica de bendición. Actualmente se recita Nishmat solamente en Shabat y en días festivos, inmediatamente a continuación de Shirat Ha Yam (Cántico del Mar). También se lo entona en el Séder de Pésaj.
Algunos autores consideran que Nishmat fue, en su origen, un adorno del Halel que se recitaba en el Séder de Pésaj. Esta opinión se apoya en la discusión talmúdica que exige que el Nishmat sea recitado después de haber completado el Halel, sobre la cuarta copa de vino (Pesajim 117b - 118a).
Sea lo que fuere lo que el nombre talmúdico de Nishmat pretendió señalar originalmente, sus palabras producen un gran efecto espiritual. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
En la sinagoga el lector recita Kadish antes de Barejú (bendigamos), por lo general se lo recita como plegaria por los muertos, pero no lo es en modo alguno. El Kadish se recita varias veces durante el transcurso del servicio en la sinagoga, pero no es recitado siempre por el lector solamente ya que a menudo varios devotos lo recitan juntos. Aquellas personas que están familiarizadas con el idioma hebreo notarán de inmediato que esta plegaria no es en hebreo sino en arameo que es a su vez el idioma del Talmud Bablí (Talmud de Babilonia). La razón es que esta plegaria fue compuesta durante el exilio babilónico cuando los judíos habían adoptado al arameo como idioma cotidiano. El Kadish fue compuesto por los Hombres de la Gran Asamblea (Anshé Kneset Hagedolá), y está basado en Ezequiel y su profecía en el cual el Kidush HaShem, la santificación del Nombre de D-os, es colocado en el centro de la obligación nacional de Israel, sobre lo cual depende la liberación de la nación judía. Kadish significa "sagrado" y comienza con las palabras Yitgadal veitkadash... (Magnificado y santificado sea Su gran Nombre...).
La obligación de la nación israelita es cumplir con los preceptos y llevar un modo de vida de acuerdo a ellos observando su conducta moral, cumpliendo con el Shabat y las festividades. Este concepto es el fundamento de la idea de la cristalización de la redención que depende entonces de la conducta del individuo en su propia vida, tanto en el área privada como en la pública.
Hay plegarias especiales para los difuntos, pero Kadish que significa santificación no es una oración por los muertos. Sin embargo el Kadish es recitado por los familiares afligidos por el fallecimiento de un ser querido en los funerales y en las reuniones recordatorias de los difuntos. Los hijos deben recitar el Kadish durante once meses después del fallecimiento del padre o de la madre.
Las palabras iniciales Yitgadal ve-yitkadash se inspiran en el versículo 38:23 de Ezequiel, donde el profeta describe la visión de un tiempo en el cual D-os será exaltado y santificado a los ojos de todas las naciones, las que reconocerán "que Yo soy el Señor". Su condición emana de la conciencia del infinito poder de D-os. Kadish es un himno que alaba a D-os y expresa el deseo del pronto establecimiento del Reino de D-os sobre la tierra.
La santificación del Nombre de D-os en público ha sido siempre deber histórico del judío. Hubo épocas en que la Santificación del Nombre de D-os -Kidush Hashem- significaba ser conducido a la crucifixión en manos de los romanos, o en la época de la inquisición, a un auto de fe cristiano, o a las cámaras de gas de los nazis con el Shemá a flor de los labios. En resumen, significaba morir en martirio, pero no siempre fue así. En épocas de menos angustia y presión, el deber judío de santificar en público el Nombre de D-os fue y sigue siendo expresado por el modo de vivir. La más simple y llana manifestación de Kidush Hashem es una declaración pública de la grandeza y unicidad de D-os, que despierta en los demás la respuesta: "Yehé Shmei Rabá mevoráj le-olam uleolméy almayá" (Sea Su Nombre bendito para siempre y por toda la eternidad). Esto es lo que se hace cuando se recita el Kadish, puesto que el propósito esencial de la recitación del Kadish no es solamente alabar a D-os - ya que muchas otras oraciones también lo alaban - sino despertar la respuesta de los oyentes. Esta respuesta es el núcleo fundamental del Kadish y se la debe decir en voz alta. Por lo tanto no se recita el Kadish cuando uno reza solo porque es estrictamente una oración de carácter público.
El nombre Kadish y el texto (en su versión más antigua) no aparecen en las Sagradas Escrituras ni en el Talmud, en toda la literatura talmúdica se hallan referencias explícitas a la respuesta "Yehé Shmei Rabá...". Por doquier se remarca la significación de esta respuesta. Rabí Yoshua ben Leví dijo: "El que responde Amén, Yehé Shmei Rabá.. con absoluta devoción, merece que sean abolidos todos los decretos aciagos contra él". Rabí Hiyya bar Aba dijo, en nombre de Rabí Yonatán: "Aun cuando uno tenga un tilde de idolatría, es perdonado" (Shabat 119b). Según Rabá, el mundo se mantiene por el mérito religioso proveniente de la recitación de Yehé Shmei Rabá (Sotá 49a): "El que responde... se asegura ser merecedor del mundo venidero" (Berajot 57a), y "Cuando Israel entra a las sinagogas y las casas de estudio y responde Yehé Shmei Rabá..., el Santo, Bendito Sea, dice: Cuán afortunado es el Rey que es alabado en Su propia Casa" (Berajot 3a).
Una indicación de que el Kadish no fue compuesto deliberadamente como oración para la sinagoga sino como un derivado de las plegarias informales recitadas en el Bet Hamikdash (Casa de Estudios), es el hecho de que en el Kadish no aparece el Nombre de D-os - "Adonai" o "Elohim" - tal como aparece en todas las otras oraciones y bendiciones. En lugar de ello se encuentran denominaciones menos formales que fueron utilizadas ampliamente en el lenguaje diario de la gente y que pueden pronunciarse incluso fuera del contexto de una bendición formal, tales como: "Kudsha Berij Hu" (El Santo, Bendito Sea) y "Avuhun de-Bishmayá" (El Padre en los Cielos). Incluso la denominación "Ha-Shem" (El Nombre), referencia informal a D-os muy difundida actualmente, aparece en el Kadish bajo la forma "Shmei" (Su Nombre).
Las más antiguas versiones del Kadish se remontan a la época del Segundo Templo. Sie bien ese Kadish es completo (Aruj Ha-Shulján 56:8), se hace referencia a él como "Jatzí Kadish" (Medio Kadish), debido a que el Kadish completo incluye actualmente dos frases más que se comenzaron a recitar alrededor del siglo VIII de la Era Común. Estas frases reflejan el tradicional anhelo de paz y comienzan con las palabras: "Yehé Shlamá Rabá" y "Osé Shalom", respectivamente. Esta última frase es la misma con la que se concluye la Amidá y la bendición de agradecimiento después de las comidas. Este Kadish completo es el que se conoce actualmente también como Kadish Yatom (Kadish de los Dolientes).
La versión sefardita del Medio Kadish contiene una variación relativamente pequeña. A la primera frase se le agregan cuatro palabras después de la palabra "Maljutéi" (Su Reino) y ellas son: "Veyatzmaj purkanei veikarev Meshijéi" (Y haga surgir Su redención y aproxime el advenimiento del Mesías).
La asombrosa uniformidad del Kadish en todo lo demás, a través de todo el mundo judío, da testimonio de la antiguedad de esta oración.
El Kadish de Rabanán (Kadish Rabínico) incluye una plegaria por los Rabís, estudiosos y estudiantes de la Torá. Este Kadish se recita al finalizar un período de estudio del Talmud o la Mishná. Hay un Kadish así en la primera etapa de la plegaria matutina y en algunas congregaciones en la cuales se dice "Ein kelokeinu" a diario (y no solamente en Shabat y festividades). El Talmud lo llama también "el Yehé Shmei Rabá de la Agadá" (Sotá 49a), debido a que se lo recitaba solamente después del estudio de Agadá o de Midrash, y no después del estudio de la Halajá.
Se sigue diciendo el Kadish después de una sesión de estudio que incluye porciones de Midrash o de Agadá, o después de leer tales porciones como parte del servicio de oraciones. Sólo en estos casos se le denomina Kadish de Rabanán. Este se diferencia del Kadish común por la inclusión de la plegaria por los rabíes.
Ya en los tiempos talmúdicos se había establecido la costumbre de concluir también los servicios de oraciones con la recitación del Kadish. De este modo el Kadish, que comenzara siendo un plegaria recitada por los rabíes en el Bet Hamikdash, se trasladó a la sinagoga donde es recitado por el Maestro de Oraciones para indicar la conclusión del servicio litúrgico. El Kadish que cierra el servicio es conocido como Kadish Titkabal, debido a que contiene un versículo especial que comienza con la palabra Titkabal (Sean aceptados). En él se pide a D-os que acepte todas las plegarias que fueron pronunciadas en el servicio. El Kadish así compuesto se denomina Kadish Shalem (completo o entero) que el Maestro de Oraciones recita, como ya se dijo, para indicar la conclusión del servicio prescrito, aún cuando a continuación se reciten todavía algunas plegarias suplementarias.
Gradualmente se fue imponiendo la costumbre de que el Maestro de Oraciones recite también el Kadish como preámbulo a la Amidá y para señalar el fin de las diversas subdivisiones del servicio. Sin embargo, en tales casos se recita solamente el Kadish en su forma original, aqui entonces recibe el nombre de Jatzí Kadish (Medio Kadish), como se mencionó arriba, por no incluir el versículo de Titkabal ni las dos últimas frases sobre la paz. Actualmente el Maestro de Oraciones recita el Medio Kadish a continuación de los Pesukei de Zimrá en el servicio de oraciones matinales, así como después de la Amidá o de Tajanún, según el caso; y también después de la lectura de la Torá. Asimismo lo dice antes de la Amidá de los servicios de Minjá, de Maariv y de Musaf. De este modo el Kadish llegó a ser una de las plegarias más recitadas por el Maestro de Oraciones.
La primera mención de la costumbre de que los dolientes digan el Kadish al final de los servicios aparece en Or Zaruá, una obra halájica del siglo XIII de una de las autoridades rabínicas antiguas. En el siglo XVI Rabí Moshé Isserles habla todavía de la "costumbre de recitar el Kadish por un período de once meses después de la muerte del padre o de la madre" (Yoré Deá 376:4; Rabí Moshé Isserles). El Kadish que se dice después de Aleinu, la última oración del servicio, fue designado específicamente como Kadish Yatom - Kadish de los Dolientes - o como se conoce en su traducción literal: Kadish del Huérfano.
Dado que el Kadish no contiene ninguna referencia directa a la muerte o la vida futura, se procura explicar su uso con el argumento de la aceptación del Juicio Divino (Tziduk Ha-Din) por la persona afligida. En momentos de tragedias y grandes pérdidas, el ser humano puede sentirse amargado ante el Señor y rechazarlo. Es precisamente en tales circunstancias que se elevan las alabanzas a D-os afirmando públicamente la creencia en Su justicia. El Kadish refleja el espíritu de la declaración de Job: "El Señor dió y el Señor quitó; sea el Nombre del Señor bendito" (Job 1:21). También transmite el sentido del versículo de Salmos 116:3-4: "Angustia y dolor había hallado. Más el Nombre del Señor invoqué".
Otra explicación afirma que el Kadish sería una plegaria por los muertos de un modo indirecto. Su recitación por el viviente es un factor en la redención del alma del difunto. Si los hijos del padre recientemente fallecido se levantan para santificar en público el Nombre de Dios, ello redunda en mérito del muerto. El Juicio Divino sobre la persona fallecida toma en cuenta este acto de sus hijos. De este modo "el hijo logra absolver al padre" (Sanhedrín 104a). Por lo tanto, el Kadish es un modo en que los hijos puedan continuar demostrando su respeto y atención a sus padres aun después de fallecidos éstos. Ello concuerda absolutamente con el Mandameinto de "Honrarás a tu padre y a tu madre", precepto éste que ha de estar vigente tanto cuando estos están vivos y presentes, como cuando están muertos.
La inspiración a los dolientes para adoptar el Kadish como la plegaria especial adecuada a ellos, y el extraño influjo místico que ha tenido sobre los dolientes a lo largo de los siglos, aun sin que ello fuera establecido en los códigos, podría basarse en una leyenda que se encuenta acerca de Rabí Akiva, quien vivió en el siglo II de la Era Común. La leyenda dice que Rabí Akiva vio una vez a un hombre agobiado bajo una pesada carga de leña. Rabí Akiva lo detuvo y le dijo: "Por qué debes hacer esta dura labor? Si eres esclavo y estás forzado a hacerla, yo te redimiré de tu dueño y te dejaré en libertad. Y si lo haces porque eres pobre y tratas de ganarte el sustento de este modo, yo puedo sacarte de la pobreza". Pero el hombre respondió con evidente temor: "Te ruego me dejes ir y no me detengas, no sea que los que me tienen a su cargo se enojen contra mí". Esta respuesta dejó intrigado a Rabí Akiva: "Quién eres y qué es lo que te sucede?" - le preguntó. Y el hombre le respondió: - "yo soy una de esas almas infortunadas condenadas a arder en el infierno, y cada día me envían a traer la leña para mi propio tormento". Rabí Akiva inquirió entonces: "No hay algún modo de liberarte de este suplicio?" - "Si" - le respondió el hombre - "Oí decir que si mi pequeño hijo que yo dejé, pudiera decir en público: Yitgadal ve-yitkadash, y la gente le respondiera: Yehé Shmei Rabá Mevoraj; o si él dijera: Barejú et Adonai Ha-Mevoraj le olam vaéd; ... yo quedaría libre del castigo". Entonces Rabí Akiva averiguó de ese hombre los datos respecto a su pequeño hijo y le prometió buscarlo y enseñarle Torá a fin de que pueda presentarse ante la congregación y decir Yitgadal ve-yitkadash en alabanza a D-os. La leyenda relata que Rabí Akiva localizó al niño, le enseñó Torá, la oración de Shemá, la Amidá, la Oración de Agradecimiento después de las Comidas, y lo preparó para que pueda presentares ante la congregación y recitar el Kadish. Cuando el niño lo hizo, el alma de su padre fue liberada del castigo a que estaba sometida y logró el descanso eterno. Entonces el hombre se apareció a Rabí Akiva en sueños y le agradeció: "Sea la voluntad de D-os que tú puedas descansar siempre en paz".
Si bien el judaísmo no pretende conocer qué es lo que sucede después de la muerte y no se dedica a descripciones del más allá, enseña que existe un mundo espiritual venidero en el que D-os recompensa a los justos y castiga a los malvados. Esta leyenda de Rabí Akiva y del niño que salvó a su padre del castigo eterno viene a destacar una verdad importante en el judaísmo: el lazo eterno entre padres e hijos. Este vínculo no desaparece ni siquiera después de la muerte. Del mismo modo que los padres influyen sobre la vida de sus hijos, así también la fe y las buenas acciones de los hijos ayudan a determinar el destino espiritual que corresponde a las almas de los padres.
El Talmud menciona otro pasaje más, adición posterior al Kadish, que Maimónides incluye en su texto general del Kadish Rabínico. Este pasaje que comienza con las palabras "Be-alma de-Hu atid lehitjadetá" contiene una plegaria por la restauración de Jerusalem y de su Templo y se refiere a un mundo por venir en el cual los muertos habrán de resucitar para la vida eterna. Este pasaje sustituye al primer párrafo del Kadish común.
Por ser una forma del Kadish Rabínico que se recita a la conclusión del estudio de la Torá, este Kadish se decía para destacar la enseñanza talmúdica de que "todo el que se dedique al estudio de laTorá tiene asegurada la vida en el mundo venidero" (Avodá Tzará 3b). Este Kadish es el que se sigue diciendo en la celebración de un "Siyum", cuando se concluye el estudio de un tratado del Talmud. Se le conoce con la denominación de "Gran Kadish", o "Kadish Largo".
Al parecer, incluso las referencias directas a la resurrección de los muertos, a la vida eterna y al mundo venidero que aparecen en este Kadish, no fueron suficientes para que fuera adoptado como Kadish de los Dolientes. Pero sí se le utiliza como el Kadish que los dolientes recitan junto a la tumba en el momento del sepelio. Por lo tanto se le conoce también como el "Kadish de los Sepelios". Dado que su recitación en el sepelio está asociada con la plegaria de "Tziduk Ha-Din" (Justificación del Veredicto), no se recitará este Kadish en las ocasiones en que no se dice esta plegaria, lo que corresponde a los días en que se omite el Tajanún (Yoré Deá 376).
Las reglas relativas a la recitación del Kadish son las siguientes:
1) El Kadish se dice únicamente en presencia de un minián.
2) Nunca se dice Kadish independiente de otras oraciones, sino solamente a continuación de un salmo o una plegaria que haya sido dicha en presencia de un minián (Oraj Jayim 54:3; Rabí Moshé Isserles).
3) La persona que recita el Kadish debe estar de pie. La actitud de los otros feligreses varía según las diferentes costumbres de las congregaciones.
4) En el pasado, una sola persona por vez decía el Kadish. Si había más de un doliente, se turnaban para recitarlo. Actualmente se acostumbra que todos los dolientes de la congregación reciten el Kadish al unísono.
5) El Kadish de los Dolientes puede ser recitado por un niño menor de trece años si ha perdido uno de sus padres.
6) Las hijas no tienen obligación de decir el Kadish, pero no se les prohibe que lo hagan. Algunas autoridades religiosas que no comparten este punto de vista consideran que una hija puede honrar de otro modo a su padre o madre fallecidos. Si sus padres le enseñaron el cumplimiento de determinado deber religioso adicional y ella lo practica, ello constituye más mérito para el difunto que la recitación del Kadish. Si en una familia hay sólo hijas, en cuyo caso nadie estaría obligado a recitar el Kadish, se le recita de todas maneras entonces para lograr el beneficio espiritual.
7) El Kadish de los Dolientes es dicho durante once meses según el calendario hebreo. Este período se cuenta desde el día del fallecimiento. Ello se aplica también en el año embolismal en el cual el calendario hebreo cuenta trece meses. También se dice el Kadish de los Dolientes posteriormente en el "Yortzait" (aniversario del fallecimiento).
8) Se puede decir Kadish por otros familiares fallecidos además de los padres. Un padre puede decirlo por su hijo muerto, un hermano puede decirlo por su hermano fallecido, un hijo político puede decirlo por alguno de los padres políticos. Corresponde que un hijo adoptivo diga Kadish por sus padres adoptivos.
9) El Kadish Rabínico, el Medio Kadish y el Kadish Completo pueden ser recitados por un Maestro de Oraciones aun cuando no esté de duelo y sus dos padres estén con vida. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
El "Shemoné Esré" es el núcleo de todo el servicio de oraciones. En ella están contenidos los componentes básicos de toda oración: la alabanza a D-os, la rogativa a D-os y el agradecimiento a D-os. Cuando el Talmud menciona "tefilá" (oración), se refiere al Shemoné Esré y no a alguna otra bendición, rogativa o salmo. En los diversos códigos de leyes judías, la sección que se refiere a las "Leyes de la Oración" contiene solamente las disposiciones relativas al Shemoné Esré. Es así como la obligación de rezar tres veces al día queda cumplida con sólo recitar el Shemoné Esré tres veces en el día.
La plegaria Shemoné Esré (18) o Amidá ("parados", se llama también así porque esta oración se recita completa estando de pie), ha sido comparada con una escalera, la escalera de Jacob que une el cielo con la tierra, ya que se considera que las secciones de las plegarias son como los peldaños de una escalera, uno conduce al otro. Shemoné Esré significa "18" porque originalmente esta plegaria tenía 18 bendiciones. Ahora tiene 19. Las bendiciones del Shemóné Esré son muy antiguas y datan de los tiempos de Abraham, Isaac y Jacob, aunque su forma final, tal como está en los Libros de Rezos, fue compuesta por los 120 Sabios de la Gran Asamblea (Anshé Kneset Hagedolá) en el siglo V antes de la Era Común hace más de 2.300 años. Esta era la época del Exilio Babilónico, cuando los judíos fueron expulsados de sus tierras hacia Babilonia. Muchos comenzaron a olvidar su sagrada lengua y fue entonces que los líderes y los profetas de Israel -los Sabios de la Gran Asamblea- arreglaron las plegarias en un cierto orden y en hebreo. El Exilio Babilónico duró setenta años luego del cual el segundo Bet Hamikdash (Templo) fue reconstruido por Ezrá y Nejemías y duró 420 años.
Poco después de la destrucción del segundo Bet Hamikdash en el siglo I de la Era Común, la forma y el orden de estas bendiciones fueron nuevamente definidas en Yavne por Shimón Ha-Pakuli a solicitud de Rabí Gamaliel con la ayuda de Rabí Shimeón, el trabajador del lino (Meguilá 17b; Berajot 28b). De esta manera, todos los judíos, en todas las épocas y en todos los sitios, estarían recitando las mismas plegarias sagradas y esto les daría un sentimiento de unidad y de fuerza, porque nuevamente se hizo importante fortalecer la idea de la oración entre el pueblo judío coordinando las plegarias adecuadas para todo el mundo. Debido a que el pueblo judío sufría persecusiones en esos momentos y en las épocas que siguieron, estos sabios incluyeron en el Shemoné Esré una nueva bendición que comienza con la frase "para los calumniadores, que no haya esperanza". Es una plegaria de protección contra los calumniadores, informantes y traidores. Esta bendición es la décima segunda en Shemoné Esré y aumenta el número total de bendiciones a 19. Pero ésto no cambió el nombre de la oración que ya estaba tan arraigado, incluso hoy la gente suele llamar a la versión del Shabat y de los días festivos "Shemoné Esré", con este mismo nombre, pese a que dichas oraciones contienen solamente siete bendiciones y en las fuentes halájicas su designación correcta es Tefilát Sheva (Oraciones de las Siete [Bendiciones]).
Como ya se dijo, estas oraciones reciben también otra denominación que es "Amidá" y que significa "de pie". Se le llama así porque refleja el hecho de pararse para estar en presencia de D-os. La palabra "Amidá" como nombre de la oración está muy difundida entre los judíos sefarditas y algunos libros de oraciones de nuestra época la han adaptado en expresiones tales como: Amidá de los días laborales, Amidá de Shabat, Amidá de los Dias Festivos, Amidá de los Días Solemnes.
El Shemoné Esré es una sencilla pero hermosa oración. Casa cada una de sus frases deriva de fuentes bíblicas. Cada oración está armada para constituir una composición nueva que refleja una vasta gama de necesidades personales, demandas comunitarias y convicciones judías.
Antes de llegar al Shemoné Esré hay que ponerse de pie al decir las palabras "Tehilót Laél Elyón". La concentración mínima requerida es comprender el sentido simple de las palabras que se pronuncian y poner atención a lo que se lee sin distraerse. Si se pronuncia la primera Berajá: "Maguén Abraham" sin concentrarse, no se cumple con su obligación. Se pronuncia la Amidá ya sea leyendo en el libro o recitándola de memoria con los ojos cerrados, pero no hay que levantar la vista y fijarse adelante o alrededor, aparte del libro noy hay que tener ningún objeto en las manos.
Cuando se recita el Shemoné Esré, la persona está dirigiéndose directamente a D-os, con el rostro dirigido a Eretz Israel, la Tierra de Israel. Quienes rezan en la Tierra de Israel lo hacen con el rostro hacia Jerusalem. Los que rezan en Jerusalem se dirigen hacia el Monte del Templo, donde estuvo en el pasado el Bet Hamikdash. Por lo general el Arca Sagrada de cada Sinagoga está ubicada de modo que al ponerse con el rostro hacia el Arca, los fieles están también en la dirección adecuada dirigiéndose hacia Israel, hacia Jerusalem o hacia el Monte del Templo. Si no se sabe en qué dirección orientarse para sus oraciones, entonces, dice el Talmud "que dirija su corazón hacia su Padre Celestial" (Berajot 30a; Maimónides, Hiljot Tefilá 5:3).
El Shemoné Esré se recita de pié y con los pies juntos. Este requisito de estar en posición de atención al rezar es una cuestión de respeto al Señor, pero es dable hallar un fundamento al respecto en Ezquiel 1:7: "Y sus pies eran rectos". Ello es interpretado en el sentido de que los pies de los ángeles en la visión de Ezequiel aparecían como un solo pie (Berajot 10b). Cuando uno se para a hablar con D-os, debe asumir la posición de los ángeles a Su servicio. Si la persona está de viaje, en autobús, tren, barco o avión, puede recitar la Amidá sentado si no es posible hacerlo de pie. El enfermo que no puede ponerse de pie, puede decirla sentado o acostado sobre un lado. Una persona débil puede apoyarse.
La Amidá no se pronuncia frente a dibujos, fotografías o esculturas. Si no le fuera posible de otro modo, cierra los ojos. No hay que recitar el Shemoné Esré frente a un espejo siendo que refleja la propia imagen, aun con los ojos cerrados. No se debe pasar delante de aquel que recita la Amidá a menos de dos metros de distancia.
El Shemoné Esré debe recitarse en voz baja, para uno mismo, siguiendo en esto el ejemplo de Janá, la madre del profeta Samuel, cuya oración se describe como que "Janá hablaba en su corazón y solamente sus labios se movían, pero su voz no se oía" (Samuel I, 1:13). Los Sabios consideraron este modo de expresarse como la forma adecuada para la plegaria. Es por ello que a veces se refieren al Shemoné Esré como "Oración Silenciosa", si bien en su recitación se requiere articular las palabras, las cuales han de ser audibles para uno mismo. Los que alzan la voz durante esta oración son criticados como gente de poca fe, porque con ese modo de rezar dan lugar a pensar que D-os no puede escuchar la tenue voz que apenas sale de entre los labios (Sotá 32b; Berajot 31a).El tono apagado de la recitación del Shemoné Esré se impone también por la necesidad de no perturbar la concentración de los otros fieles que están rezando. Cuando la persona reza sola, puede alzar un tanto la voz si es que ello le ayuda a concentrarse en la oración.
Siguiendo el mismo protocolo que se aplica a las cortes reales al acercarse la persona al rey, se dan tres pequeños pasos simbólicos hacia adelante. La idea de que la persona se "acerca" a D-os para rezar aparece varias veces en la Biblia: "Y acercóse Abraham" (Génesis 18:23); "Llegóse el profeta Elías" (Reyes I, 18:36). Del mismo modo se dan tres pasos hacia atrás al concluir el Shemoné Esré, antes de decir la frase final: "Osé shalom bimromáv" (El que hace la paz en las alturas). Al recitar estas palabras se acostumbra inclinarse levemente primero a la izquierda, después a la derecha y por último al frente (Oraj Jayim 123:1). Este es el modo en que un súbdito se despide de su rey. Sin embargo, no hay que retroceder después de acabar la Amidá si entraría en el espacio de dos metros de aquel que también la recite en ese momento. Hay que esperar que este finalice para hacer los pasos requeridos hacia atrás.
En ningún momento o circunstancia se ha de interrumpir la recitación del Shemoné Esré, inclusive si una persona importante pasa y saluda, no ha de interrumpirse la oración para devolver el saludo, ni siquiera para contestar con un movimiento de cabeza. Unicamente la más grave emergencia podría justificar la interrupción de la conversación con D-os (Berajot 5:1).
El tiempo fijado para la Amidá es desde la salida del sol hasta el final de primer tercio del día. Si pasó el primer tercio, puede aún cumplir con su obligación hasta el mediodía, pero su oración no tiene el valor de una Telifá que fue dicha en su tiempo. En caso de apremio, por ejemplo, si se ha de salir de viaje, se puede adelantar la recitación cuando empiece a aclarar el día y ya comience también el tiempo del Shemá.
El Shemoné Esré se recita dos veces en cada servicio, excepto en el Maariv (servicio de la noche), en la siguiente forma: en primer lugar toda la congregación la recita en voz baja; después es repetida en voz alta por el Maestro de Oraciones. Esta repetición se denomina en hebreo "Jazarat Ha´Shatz". De este modo el Shemoné Esré es la única oración que se repite en su totalidad. La repetición en público de la oración fue instituida en beneficio de quienes no son capaces de recitar la oración como es debido. Al escucharla atentamente y al responder "Amén" después de cada una de las bendiciones, tales fieles son considerados como que han cumplido debidamente su deber de recitar apropiadamente la oración (Maimónides; Hiljot Tefilá 8:9). Esto demuestra la preocupación que tenían los Sabios también por aquellos que todavía no sabían rezar como es debido.
El Shemoné Esré no se repite en el servicio de la oración de la noche (Maariv), debido a la disposición talmúdica que considera a dicha oración como opcional (reshut) originalmente, sin llegar a tener el mismo grado de obligatoriedad (jová). Por lo tanto su repetición pública no era necesaria (Berajot 27b; Maimónides, Hiljot Tefilá 1:6, 9:9). Si bien entre los judíos de todo el mundo se ha impuesto la costrumbre de tratar la oración de la noche con el mismo carácter obligatorio que la de la mañana y la de la tarde. La no repetición del Shemoné Esré ha quedado como testimonio de la disposición talmúdica sobre el carácter optativo del Maariv.
Las oraciones que componen el Shemoné Esré cubren todos los tipos de plegarias y responden a todas las necesidades humanas. Como ya se dijo anteriormente, no fueron reunidas al azar ya que el orden y el contenido se basan, según diversas opiniones, en las Sagradas Escrituras o en algún suceso histórico o milagroso, o incluso en la plegaria de Janá, la madre del profeta Samuel. El orden corresponde a lo establecido por Rabí Yehudá, quien dijo: "La persona nunca ha de pedir para sus necesidades en las primeras tres bendiciones ni en las tres últimas". Rabí Janiná enseñó: "En las primeras bendiciones uno se asemeja a un sirviente que solicita algún obsequio de su amo; y en las últimas, es comparable al sirvicente que ha recibido su obsequio y se retira (de la presencia de su amo)" (Berajot 34a). Las oraciones pronunciadas por Moisés, David y Salomón, se han ajustado a este modelo y han dado el ejemplo seguido posteriormente por los Sabios en las bendiciones de introducción del Shemoné Esré (Pentateuco: Deuteronomio).
Los Sabios dividieron el Shemoné Esré en tres secciones:
A) Las tres primeras bendiciones - la salutación en la que se alaba a D-os: Es muy importante que se digan estas bendiciones de apertura con un completo entendimiento de los que se dice, ya que estas bendiciones nos dicen por qué nos acercamos al D-os Todopoderoso con nuestros pedidos. Nos aproximamos a D-os no como "extraños" sino como hijos de Abraham, quien fue el primero en reconocer a D-os y con quien D-os hizo un pacto eterno. Además nos acercamos a D-os Quien es bondadoso, Quien sostiene a los que caen, cura a los enfermos, Quien tiene control de la vida y la muerte. D-os es santo y nosotros, Sus hijos, somo santos y D-os desea que le oremos. Después de esta introducción se comienzan a hacer los pedidos en las doce siguientes bendiciones de la sección intermedia.
B) La sección intermedia con las doce siguientes (trece, más tarde) contienen todos los pedidos. Seis de estas bendiciones tienen que ver con el bienestar personal y las otras seis con el bienestar nacional, además de ello, las necesidades personales están divididas en necesidades de carácter espiritual y necesidades físicas o de carácter material. El Talmud propone una lógica interna para explicar el orden en el cual está dispuesta la sección intermedia de las solicitudes por necesidades: El "Conocimiento" es la clave de todo progreso espiritual y material. Es lo que hace posible el "Arrepentimiento". Ello, a su vez, conduce al "Perdón Divino", lo cual brinda la esperanza de que D-os habrá de darle a la persona la "Redención" de la carga de los problemas que le abruman diariamente y le concederá "Salud" y "Bienestar Económico".
Rabi Hayim Halevi Donin, autor de la obra "Rezar como Judío" aclara que las necesidades de Israel como nación siguen un lineamiento similar: El primer paso hacia la redención es la "Reunión de los Dispersos". Este paso debe ser seguido por el "Restablecimiento de la Justicia", que significa la eliminación de las faltas, y la "Destrucción de los Enemigos de Israel", incluyendo la desaparición de las herejías sectarias. Ello permitirá que los "Justos" se impongan y pavimenten la ruta a la "Restauración de Jerusalem" y al "Advenimiento del Mesías". Entonces todas las plegarias y oraciones convergirán en una sola porque según el Talmund (Meguilá 17b-18a), D-os Escucha Nuestra Voz".
Habiendo concluido de esta manera los pedidos, se hace finalizar el Shemóné Esré con las últimas tres bendiciones, las cuales contienen expresiones de gratitud. Se hace de la misma manera que lo haría un peticionante ante su rey cuando se está por retirar de su presencia real.
C) Las tres últimas bendiciones - la despedida.
1.- Patriarcas "Avot" - Baruj Atá: Se saluda a D-os como el D-os de Israel y sus antepasados. La bendición finaliza con la expresión "Coraza de Abraham".
En la primera bendición el judío se presenta ante el Todopoderoso y exhibe ante El sus credenciales. Al llamar "D-os nuestro", el judío se identifica como fiel seguidor de El. Después el judío menciona su "Ijús" (linaje), su relación con Abraham, Isaac y Jacob, con quienes D-os había establecido un pacto especial y a quienes había hecho ciertas promesas que involucraban también a sus descendencia, que hoy solicita Su protección en razón de los méritos de sus antepasados (Yomá 87a). Se acude aquí a la misma defensa a que acudió Moises cuando los israelitas pecaron al adorar el becerro de oro. La Torá relata que D-os expresó entonces Su deseo de destruir a toda la nación pecadora, pero Moisés alegó con El en favor de los israelitas. Al principio, D-os se mantuvo inexorable en Su juicio, sólo cuando Moisés dijo: "Recuerda a Tus siervos Abraham, Isaac e Israel" (Exodo 32:13), se vino finalmente D-os a aceptar sus ruegos (Shabat 30a; Berajot 32a). Es precisamente a esta relación especial que nos acogemos cuando expresamos nuestra convicción de que podemos confiar en D-os para que traiga la redención al pueblo judío.
El que reza dobla sus rodillas y se inclina tanto al comienzo como al final de esta primera bendición, al pronunciar las palabras "Baruj Atá", El nombre de Dios "Adonáy" (Señor) se pronuncia siempre estando erguido. Durante el Shemoné Esré no hay que inclinarse nuevamente hasta la bendición de Modim. Los Sabios eran precavidos frente a una humildad excesiva y de hecho hicieron la advertencia de no inclinarse durante las otras bendiciones (Berajot 34a). [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
2.- Poder de D-os "Guevurot" - Atá Guibor: "Tú eres poderoso, Oh D.os", hablamos de D-os como del dador de vida, quien restaurará la vida a los muertos. La bendición finaliza con las palabras "Revividor de los Muertos".
En la segunda bendición se enzalsa la grandeza de D-os, que otorga vida, que devuelve la vida y que sustenta a los seres vivos. Se menciona Su inmenso poder sobre todo lo creado, según el versículo de los Salmos 29:1: "Dad al Señor la gloria y la fortaleza" (Meguilá 17b). Al hacerlo así, se señala también que la naturaleza y toda cosa viviente dependen de El.
Entre los seres humanos se ha visto que el poder se epresa por lo general en función de la capacidad de destruir. La persona o la nación más poderosa es aquella que puede causar el mayor daño en mayor escala; que puede subyugar, cautivar o quitar la libertad a la gente. El poderío de D-os se concibe en forma completamente contraria. D-os posee poder ilimitado sobre todos los seres y las cosas y su verdadero poderío radica en Su capacidad de dar la vida a los hombres y a la tierra toda; de sustentar la vida, de curar a los enfermos, de liberar a los cautivos, de sostener a los que caen.
Esta bendición no llega a explazarse acerca de los poderes creativos de D-os ni acerca del inmenso ilimitado espacio sobre el cual El reina, como lo expresa el Salmista (Salmos 29, 104, entre otros). Aquí el poderío de D-os se define únicamente en términos de Sus actos de "misericordia" (jésed) y de suma compasión, al ayudar al ser humano en su impotencia.
En el sistema de valores judíos el acto de misericordia (jésed) que se cumple con los muertos al brindarles sepultura como es debido y al tratar sus cuerpos con el decoro necesario, recibe el nombre de "jésed shel émet" (acto de misericordia verdadera). Se le llama así porque en este caso no hay lugar a reciprocidad para corresponder a este acto de abnegación. Incluso al Sumo Sacerdote, a quien se le prohibe todo contacto con un muerto, al grado de no permitirle siguiera participar en el sepelio de sus propios padres, se le exige que se contamine para dar cumplimiento a este acto de misericordia verdadera si se encuentra con un cadáver insepulto. De modo que la máxima expresión de la Misericordia Divina es la que D-os puede hacer por los muertos.
La triple repetición de esta oración del concepto "resucitas a los muertos", y "revives a los muertos", refleja una antigua controversia con los samaritanos, que fue posteriormente asumida por los saduceos y otros, quienes no admiten esta creencia (Sanhedrín 10:1; Rosh Hashaná 17a). El Talmud declara que Dios hará resucitar a los muertos (tejiyát hametím), doctrina ésta tan fundamental para la vida judía que su rechazo se considera una herejía por la cual la persona puede perder su participación en el mundo venidero. Maimónides (1135-1204) incluye esta doctrina en sus trece principios de la fe debido a que, además de la creación del Universo, es la expresión fundamental del poder de D-os, si bien no es necesariamente la recompensa espiritual primordial. Si D-os fue capaz de crear (de la nada) lo que nunca había existido antes, El puede por cierto, volver a crear lo que ya había existido. El sentido preciso de este principio de fe sigue todavía abierto a la legítima controversia. Algunos, como Najmánides (1195-1270), lo interpretan al pie de la letra como la resurrección eterna de los cuerpos en este mundo, otros, como Maimónides, lo consideran una especie de "segunda oportunidad" de vida normal que sólo sería temporaria. Otros, en cambio, confunden la distinción entre "tejiyát hametím" y "olam habá", entre el concepto de resurrección de los muertos y la creencia en un estado futuro espiritual, coexistente y paralelo al mundo físico, donde las almas de los justos moran eternamente con bienaventuranza espiritual (Kidushim 39b; Rashi).
Si bien la bendición por la lluvia corresponde formalmente a las bendiciones por el sustento económico, y de hecho figura allí, la lluvia se menciona también en esta bendición como otro ejemplo del poder Divino de "dar vida a los muertos" - tema central de esta bendición - porque mediante la lluvia D-os devuelve la tierra árida y "muerta" a la vida y a la fertilidad (Berajot 33a; Bereshit Rabá 13:4). En esta oración se menciona la lluvia solamente en los meses invernales del hemisferio norte (desde Sheminí Atzéret hasta el primer día de Pésaj), dado que éste es el período en que se necesita la lluvia en la Tierra de Israel. En los meses estivales se omite la referencia a la lluvia porque ésta dañaría las cosechas (Samuel I, 12:17-18). En la temporada veraniega la mención del rocío (morid hatál) sustituye a la de la lluvia. La mayoría de las congregaciones ashkenazis de la Diáspora no han adoptado la sustitución veraniega. En cambio la liturgia sefaradí y la jasídica siguen la práctica de decir "morid hatál", tal como lo hacen las congregaciones ashkenazis en Eretz Israel. La mención del rocío nunca fue obligatoria, porque el rocío es un fenómeno que se produce a lo largo de todo el año y no está sometido a los períodos de sequía. Aun cuando también el rocío es una señal de la grandeza (guedolá) de D-os, no es el ejemplo exacto para el tema de esta bendición, que es el poderío (guevurá) de D-os, actuando oportunamente sobre la naturaleza o sobre la condición del ser humano. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
3.- Santidad de D-os "Kidush Ha Shem" - Atá Kadosh: "Tú eres santo", y finaliza con "El Santo D-os".
En esta bendición se sigue alabando a D-os, pero la persona se concentra en Sus atributos de santidad.
Cuando el Maestro de Oraciones repite el Shemoné Esré, la congregación se pone de pie inmediatamente después de la segunda bendición para decir una oración especial denominada Kedushá ("Santificación" - se verá más adelante), que sirve como una especie de introducción congregacional a la tercera bendición y elaboración de la misma. La Kedushá no se recita cuando uno reza solo ni durante la recitación del Shemoné Esré en voz baja. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
4.- Conocimiento "Biná" - Atá Jonén: El primer pedido es de sabiduría, comprensión y conocimiento. Esta bendición concluye con "Bendito... Quien con gracia da conocimientos".
Esta bendición comienza la sección intermedia del Shemoné Esré con una plegaria por el conocimiento y la inteligencia. Estos son requisitos previos esenciales para la experiencia espiritual genuina así como para toda actividad humana. Los Sabios lo expresan así: "Si no hay inteligencia, cómo puede haber oración?" (Talmud Yerushalmi, Berajot 4:3). La piedad verdadera no se basa en meras supersticiones ya que presupone un entendimiento de la naturaleza del mundo y un conocimiento de lo que D-os requiere de la persona.
En el texto hebreo de esta bendición se utiliza el término poco usual "jonén" en lugar del más conocido "notén" (dar). "Jonén" significa literalmente "agraciar". La intención aquí es señalar que dar al hombre el conocimiento y la sabiduría constituye un acto de gracia divina, porque al hacerlo D-os hace partícipe al hombre de Sus cualidades divinas. Es precisamente en esta cualidad que el hombre difiere fundamentalmente del resto de las criaturas.
Cuando D-os se le presentó en sueños al Rey Salomón y le preguntó cuál era su deseo, éste le pidió sabiduría y el entendimiento (Crónicas ll, 1:10). Es por ello que estas cualidades tienen prioridad en las rogativas.
Rabí Abraham Isaac Hacohén Kook (1864-1935), Primer Supremo Rabino Ashkenazí en Eretz Israel, sugiere otra razón por la cual la bendición del conocimiento figura antes que las demás. Cuando uno pasa de la santificación de D-os (en la tercera bendición) a solicitar para sus necesidades mundanas, no debe hacerlo con transiciones bruscas. El conocimiento y la inteligencia constituyen el puente entre las palabras que se refieren a lo sagrado y las que atañen a lo secular. Esto es lo que nos permite orientar incluso las actividades cotidianas hacia propósitos espirituales más elevados. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
5.- Arrepentimiento "Teshuvá" - Hashivenu: El siguiente pedido es por una mayor devoción a D-os y a Sus mandamientos y que El nos ayude a volver a El en verdadero arrepentimiento. La bendición concluye con "...Quien Acepta el Arrepentimiento".
El entendimiento puede conducir al arrepentimiento, a un retorno hacia D-os y hacia la observancia de Su Torá. Esta bendición es una súplica a D-os para que acerque a la persona más a El y le ayude a alcanzar niveles espirituales más elevados. Sólamente en esta bendición y en la que le sigue ("Perdon") se menciona a D-os como "Avinu" (Padre Nuestro), y no sólo como Adonáy (Señor). Porque tal como es deber de todo padre judío enseñar la Torá a sus hijos y guiarlos por el buen camino, así también el judío le pide al Padre Celestial que le acerque a Su Torá y le ayude a encauzar debidamente su vida.
Asimismo, cuando se solicita Su perdón, se recalca Su paternal relación con el hombre al rogar Su misericordiosa comprensión paterna. El Salmo 103.13 dice: "Como el padre se compadece de los hijos", y así es como D-os tiene compasión del hombre y le perdona.
La quinta bendición concluye con las plabras: "Bendito eres Tú, Señor, que buscas la contrición". Esta es una expresión de la tradicional creencia judía de que D-os no está ansioso por castigar y ejecutar las sentencias. El Profeta Ezequiel (33:11) lo expone notablemente: "Que yo no me gozo en la muerte del impío, sino en que se retraiga de su camino y viva". El Judaísmo no busca el castigo sino la rehabilitación de los que han violado la Ley. El Talmud ofrece el pensamiento consolador de que "Al que acude a purificarse, (D-os) le ayuda a hacerlo" (Yomá 38b). [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
6.- Perdón "Selijá" - Selaj Lanu: Se pide perdón para que se cure nuestra alma y concluimos con "... el que da Gracia, Quien Perdona Abundantemente".
Los profetas de Israel aseguran que D-os perdonará merced al arrepentimiento sincero (Isaías 55:7). Esta bendición subraya que D-os no ha puesto límite a Su indulgencia. De modo que el hombre nunca debe perder la esperanzas de lograr el perdón divino.
Al pronunciar las palabras "jatánu" (hemos pecado) y "pashánu" (hemos faltado), se acostumbra golpearse suavemente una vez en el pecho con la mano derecha. El Midrash menciona esta práctica sumamente antigua como un modo de simbolizar que el corazón es la fuente de la tentación para cometer faltas (Kohelet Rabá 7:2). [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
7.- Redención y Seguridad "Gueulá" - Reéh Na Beoniyénu: Oramos para que a nuestro pueblo le sea ahorrado más sufrimiento y concluímos con las palabras "... Redimidor de Israel".
Esta bendición trata ahora sobre las necesidades físicas, emocionales y materiales. En primer término está la necesidad de verse aliviado de toda clase de problemas y angustias que a diario pueden acometer al hombre como individuo. Si bien el termino "redención" tiene asociaciones espirituales, utilizándose generalmente en conexión con la redención mesiánica del pueblo judío, no es ésta la connotación de esa palabra en esta bendición. Rashi lo explica : "En esta bendición, redención no se refiere a la redención del exilio, sino a que seamos liberados de las inquietudes que constantemente nos acosan" (Meguilá 17b).
La palabra "aflicción" utilizada en esta bendición puede aplicarse a todas las dificultades personales - tanto del cuerpo como del alma - que afligen el diario vivir. Se reza para ser liberado de todas estas contrariedades. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
8.- Salud "Refuá" - Refaénu: La siguiente petición es para curar a los enfermos. La bendición termina con las palabras "...Quien cura a los enfermos de Su pueblo Israel".
Las palabras de apertura de esta bendición parafrasean a Jeremías 17:14 donde las mismas palabras aparecen en singular. Una plegaria por la salud y la curación no requiere muchos comentarios, a no ser la recordación de que si bien el médico es quien trata al paciente, es D-os quien lo cura.
Si bien esta bendición, al igual que todas las otras, está redactada en plural, los Sabios recomiendan se personalice la bendición si uno sabe de una persona determinada que está enferma y por cuyo restablecimiento desea rezar. La nota personal puede darse al insertar en la bendición, en el lugar señalado con un asterisco, un pasaje donde se pide a D-os la pronta curación desde los cielos - curación del alma y curación del cuerpo - para el enfermo (incluyendo su nombre) junto con todos los demás enfermos de Israel.
El nombre a utlizar aquí es el nombre hebreo de la persona enferma y el du su madre. De modo que sería por ejemplo, Yosef ben (hijo de) Sara, o Miriam bat (hija de) Sara. El Libro de los Salmos indica el precedente para preferir la mención del nombre de la madre al nombre del padre. Cuando David rezaba se presentaba ante D-os: "Yo soy tu esclavo, hijo de Tu sierva" (Aní ávdeja ben amatéja) (Salmos 116:16). Si no se conoce el nombre de la madre, puede utilizarse el nombre del padre. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
9.- Bienestar económico "Birkat Hashanim" - Barej Alenu: Se ruega por las necesidades materiales, para que D-os bendiga a la naturaleza (durante el invierno se agrega aquí una plegaria pidiendo rocío y lluvia). La bendición finaliza con las palabras "...Quien Bendice los Años".
Después de verse librado de las zozobras personales y de la incapacidad causada por la enfermedad, el componente más importante del bienestar físico de la persona es su seguridad económica. Si bien se expresa en términos agrarios, como corresponde a una sociedad eminentemente agrícola (por ejejmpo, la rogativa de una buena cosecha), esta bendición es esencialmete una plegaria por "parnasá" (sustento). Y aún cuando se vive en una sociedad post industrial, el bienestar económico del mundo todavía depende en gran medida de la abundacia de las cosechas y de los frutos de la tierra.
Esta oración pide que el año y sus productos sean bendecidos para el pueblo (aleinu -para nosotros; le tová - para bienestar). A simple vista estas palabras pueden parecer innecesarias. Sin embargo, la elección de las palabras hecha por los Sabios es sumamente significativa, porque donde hay derroche, mala administración y corrupción, puede producirse escasez pese a la abundancia de las cosechas. Es muy posible que la gente no pueda disfrutar de lo que la buena tierra produce. "La vid brindará sus frutos, pero el vino será costoso" - han dicho los Sabios hace varios miles de años (Sotá 49b). Ya entonces se tenía conocimiento del proceso de inflación. Una abundancia que no se puede disfrutar, no puede considerarse como algo bueno o beneficioso. No es ésta la abundancia por la cual se reza. También se pide que las bendiciones de D-os sean buenas para el hombre a largo plazo. Si a raíz de haber sido bendecida con la abundancia, la persona se entrega a los vicios y da la espalda a los valores espirituales y morales que D-os quiere infundir - puede considerarse entonces tal abundacia como que es "para bienestar"? O si al dar satisfacción a los deseos se crean condiciones que producen la autodestrucción, o que conducen a que los hijos tomen por el mal camino, puede considerarse que la respuesta favorable a las plegarias ha sido buena o beneficiosa para la persona? Confiando en que D-os sabe qué es lo favorable para la persona a la larga, los Sabios deliberadamente han elegido rezar solamente por bendiciones económicas que sean a la vez bendiciones para la persona y su bienestar.
Las palabras "rocío y lluvia de bendición" se dicen sólamente en la estación invernal. En Eretz Israel se comienza a agregar estas palabras el 7 de Jeshvan, dos semanas después de la festividad de Sucot (Taanit 1:3). Sin embargo, en la Diáspora existe la tradición de comenzar a agregar estas palabras sesenta días después del comienzo de la "temporada de Tishrei", lo cual corresponde a la noche del 4 o 5 de diciembre. Dado que las "temporadas" se basan en cálculos solares y no lunares (Eruvín 56a), la fecha establecida debe expresarse en términos del calendario general.
Considerando la gran importancia que el judaísmo acentúa en el hecho de servir a D-os con alegría (ivdú et HaShém besimjá) y el deber religioso de regocijarse y sentirse feliz en las festividades, podría alguien preguntarse por qué los Sabios no han incorporado una bendición pidiendo a D-os que otorgue la felicidad. La persona pide conocimiento, salud, bienestar económico, paz. Pero en cuanto a felicidad - ni una sola palabra. Es verdad que en Shabat y en días festivos el judío ruega a D-os "alégranos con Tu salvación" y "regocíjanos con la restauración (del Templo), pero el tema de la felicidad no aparece en las bendiciones generales, ni tampoco como bendición adicional a las que se recitan cotidianamente. Los padres fundadores de los Estados Unidos de América incluyeron la "búsqueda de la felicidad" como una de las preocupaciones legítimas del hombre moderno. Por qué ignoraron o pasaron por alto este tema los Sabios? Por qué no hay una plegaria por la felicidad? Tal vez la respuesta a estas preguntas radica en el hecho de que la felicidad no puede ser otorgada desde las alturas. Debe derivar del propio ser humano. D-os puede bendecir a la persona con bienes y abundancias en el dominio de lo material y lo espiritual, que pueden conducir a la felicidad. Pero en última instancia la felicidad depende de la satisfacción personal con lo que la persona tiene. Es muy sugestivo el hecho de que una de las expresiones hebreas que significan "felicidad" (simjá), tiene también connotaciones que indican "satisfacción". [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
10.- Reunión de los dispersos "Kibutz Galuiót" - Teká Bashófar: El siguiente pedido es por el retorno de los exilados a La Tierra Santa.
A partir de aquí comienzan las oraciones que tienen que ver con las aspiraciones nacionales del pueblo judío. Estas oraciones se refieren a determinadas circunstancias que han de conducir a la redención total del pueblo judío, tanto física como espiritualmente.
Han habido dos principales líneas de pensamiento respecto a los caminos y medios de alcanzar esta redención. Hay quienes creen que la redención es un proceso que tendrá lugar paso a paso, poco a poco, como la salida del sol. En forma gradual y por medios naturales se reunirán los judíos de todos los confines del planeta: la tierra de Israel será recuperada y repoblada por etapas; la ciudad de Jerusalem y el Templo serán restaurados. Asimismo habrá un retorno espiritual de todo el pueblo hacia D-os. Pero queda pendiente otra cuestión que divide a los que se embarcan en esta doctrina, y es en qué etapa del proceso habrá de aparecer el Mesías. De todos modos, todo paso que se haga por acelarar la redención ha de considerarse deseable y encomiable. (Talmud Yerushalmi, Berajot 1:1, Zohar, Vayishlaj, Rambán sobre Shir Hashirim 8:13). En cambio otros creen que la redención sobrevendrá como el estallido de un relámpago. Entre terribles prodigios y milagros habrá de surgir el Tercer Templo, el Bet Hamikdash, descendiendo de las alturas completamente construído y acabado en todos sus detalles de acuerdo al sentido literal del versículo de Exodo 15:17: "El santuario del Señor, que fundaran Tus manos" (Rashi, Sucá 41:a, y Tosafot, basado en Midrash Tanjumá). El Mesías aparecerá repentinamente en forma prodigiosa para traer de vuelta a Eretz Israel a todos los judíos de la diáspora. Pero hasta que ello se produzca no se deben - ni tampoco está permitido - hacer nada que signifique acelerar este advenimniento. Incluso hay ciertos judíos piadosos que basan en esta doctrina sus actitudes no-sionistas o antisionistas.
La Torá, en Deuteronomio, capítulo 30, hace alusión a diversas etapas del proceso de redención: a) la reunión de los judíos dispersos (versículos 3 y 4); b) la recuperación del patrimonio de la Tierra de Israel y su construcción (versículo 5); y c) el retorno espiritual de todo el pueblo de Israel hacia D-os (versículos 6 y 8). También Ezequiel, capítulo 36, habla de la redención, como un proceso gradual. Las opiniones autorizadas a través de los tiempos se han inclinado en forma marcada hacia la primera línea de pensamiento en esta materia. Incluso el orden en que los Sabios han dispuesto las bendiciones del Shemoné Esré pareciera reflejar su creencia en un desarrollo cronológico y gracial de los acontecimientos. La décima bendición, que pide por la reunión de todos los judíos en Eretz Israel, es seguida por las bendiciones por la reconstrucción de Jerusalem y del Bet Hamikdash (décimacuarta bendición) y por el advenimiento del Mesías (décimaquinta bendición). Maimónides difiere de este criterio únicamente en el hecho de que sostiene que la venida del Mesías precederá a todos estos acontecimientos. Según el, toda reunión de los judíos antes de la llegada del Mesías no será más que una reunión parcial. El Mesías habrá de completar esta labor (Hiljot Melajim 11:1).
En la bendición por la reunión de los dispersos se observa que a la mención de dicha reunión precede una proclamación de liberación. Y de hecho, la historia lo ha confirmado. Mientras el pueblo judío no fue dueño de su propio país y no pudo dirigir su historia, no estaba en condiciones de recibir una reunión de las masas dispersas. Sólo cuando logró proclamar su independencia y establecer un estado judío soberano, pudo también promulgar una legislación que otorga a todo judío que lo desee el derecho de ir a afincarse en Eretz Israel. Ese derecho les había sido denegado a los judíos a lo largo de casi dos mil años. Unicamente cuando el pueblo judío es libre en su propio país, existe la posibilidad de convertir en realidad su anhelo espiritual de retornar a Eretz Israel, después de haber eliminado las barreras físicas y políticas que se lo impedían, lo único que hace falta ahora es la voluntad de hacerlo.
Cuando esta bendición fue compuesta por los Sabios de la Gran Asamblea, los judíos ya habían retornado del exilio de Babilonia para reconstruir el Segundo Templo. Sin embargo, incluyeron en sus plegarias esta bendición porque la mayor parte de la comunidad judía de Babilonia no había regresado a Eretz Israel. Tampoco lo habían hecho muchos de los judíos que huyeron para refugiarse en Egipto, Grecia, Italia y otros países de la cuenca del Mediterráneo. Por supuesto que esta bendición adquirió un significado especial después de la destrucciónn del Segundo Templo en el año 70 de la Era Común, y de la derrota de la rebelión de Bar Kojba en el año 135 E.C., cuando la mayoría del pueblo judío fue deportado de Judea.
Rabí Yosef B. Soloveitchik propuso una significativa interpretación de esta bendición. El sostiene que la expresión "nidéi Israel" (los "confinados de Israel", Isaías 56:8, 11:12), con la que conluye la bendición, no se refiere solamente a la dispersión física sino también a la dispersión espiritual, a aquellos que han perdido el contacto con el pueblo judío y con su fe. De modo que esta bendición también puede ser una plegaria por la reunión espiritual de las almas perdidas del pueblo judío. Del mismo modo, los versículos del Profeta sobre el regreso de los hijos "a su término" (Jeremías 31:16) puede ser entendido en el sentido de un retorno a su propia heredad, el judaísmo. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
11.- Restablecimiento de la justicia "Birkát Hamishpát" - Hashiva Shoftéinu: Le pedimos a D-os que le devuelva al pueblo judío sus líderes espirituales y que El reine sobre todos con bondad y misericordia.
El retorno a Eretz Israel ha de ser seguido por el cumplimiento de otra profecía bíblica: "y restituiréis los jueces como al principo" (Isaías 1:26). Esta bendición es una plegaria por un paso adicional hacia la redención total.
A lo largo de la mayor parte de su historia los judíos habían tenido poca fe en la "justicia" que era dispensada en los tribunales de los países en que vivían. La restauración de sus propios tribunales, con jueces que sigan las enseñanzas inherentes a las leyes de D-os, hará posible la aplicación de lo que anteriormente sólo había servido técnicamente como códigos civiles y criminales judíos en teoría. Esta bendición significa que no sólo el pueblo judío, sino también la ley de la Torá, habrán de retornar del exilio.
La importancia que el judaísmo acuerda a las instituciones de justicia se desprende también del hecho de que según la filosofía religiosa judía el establecimiento de tribunales es uno de los siete mandamientos que incumben a la humanidad entera. Los "Preceptos de los Sabios" nos recuerdan que "La guerra sobreviene al mundo por demorar la acción de la justicia, por tergiversar la justicia" (Avot 5:11). El restablecimiento de la justicia debe remover los males que inevitablemente acompañan a la corrupción. También debe restaurar la Divina Presencia (Shejiná), que no puede morar sobre Israel mientras haya jueces corruptos (Shabat 139a). [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
12.- Destrucción de los enemigos de Israel "Birkát Haminim" - Velamalshinim: Esta bendición es la que fue agregada más tarde, con la cual se aumentó el número a 19, aunque se mantuvo el nombre de Shemoné Esré (18).
Esta es una plegaria para que no triunfen los calumniadores del pueblo judío y para que los herejes y todos los enemigos no tengan éxito en sus intentos de dañar a Israel. Finaliza con las palabras "...Quien Derrota a los Enemigos y Sojuzga a los Arrogantes".
Como es sabido, de vez en cuando se ve amenazada la supervivencia del pueblo judío. Estas amenazas pueden provenir de fuerzas hostiles de afuera o de elementos traidores de adentro. Algunas veces tratan de destruir al ´pueblo físicamente y otras veces se dedican a minar la integridad espiritual.
En uno de sus pasajes el Talmud indica que esta bendición dirigida contra los grupos heréticos fue etablecida en Yavne bajo la dirección de Rabí Gamaliel el Viejo, en el siglo ll de la Era Común (Berajot 28b), y constituía la décimonovena bendición del Shemoné Esré. Sin embargo, Eliezer Levy basándose en otras fuentes del Talmud (Yerushalmi, Berajot 2:4) sostiene que esta bendición fue una de las dieciocho bendiciones prescritas originalmente por Ezra.
En aquél entonces las palabras iniciales de la bendición eran "Al ha-minim al tehí tikvá" (para los herejes no haya esperanza) y estaba dirigida contra la secta de los samaritanos, considerada hostil porque éstos eran colonos procedentes étnicamente de Babilonia que fueron establecidos en la provincia de Samaria por los conquistadores asirios en en año 722 antes de la Era Común, a fin de desplazar a los israelitas que habían sido deportados o trasladados al exilio. Los samaritanos adoptaron posteriormente el código de Moisés, pero rechazaban la autoridad y las enseñanzas de los Profetas. Desde el punto de vista religioso llegaron a ser "casi judíos". El Talmud se refiere a ellos denominándolees "Cutim".
Posteriormente, a medida que disminuyó la amenaza de los samaritanos, esta bendición cayo en desuso. Cuando surgió una nueva amenaza de herejía por parte de los saduceos (Tzedukim), quienes constituían un grupo orientado hacia el culto en el Templo de Jerusalem que difería de los fariseos en ciertos principios teológicos, ya que se apegaban a una interpretación de la Torá al pie de la letra y rechazaban la Tradición Oral (Talmud), se estableció esta bendición con un nuevo comienzo que mencionaba a los saduceos: "Para los saduceos no haya esperanza..." Con el surgimiento de nuevas sectas heréticas (entre ellas judíos que adoptaron creencias cristianas) que denunciaban a los judíos fieles ante las autoridades romanas, esta bendición adquirió nueva y urgente vigencia y por lo tanto hubo de ser restaurada, esta vez en Yavne, según lo relata el Talmud. Se le modifició el comienzo por la palabra "Ve-la-malshinim" (y para los calumniadores, no haya esperanza). En efecto, una de las cosas más despreciables que un judío podía hacer era llevar a las autoridades calumnias y falsas acusaciones contra otros judíos. Y así fue como estas palabras perdudaron a través de las generaciones. Y dado que "en toda generación hay quienes se alzan para aniquilarnos", lamentablemente, esta plegaria siguió siempre vigente. Incluso hoy en día no escasean los elementos hostiles a quienes es dable aplicar esta oración. Cabe señalar que todas las otras oraciones sobre el mismo tema no piden la destrucción de los malvados ni su castigo, sino su retorno a D-os y a los caminos de la rectitud (Berajot 10a, Sanhedrín 39b, Avodá Zará 4b, Taanit 23b). [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
13.- Plegaria por los justos "Birkát Ha Tzadikim" - Al Hatzadikim: Petición por los justos y devotos y se concluye con "...El Sostén y la Confianza de los Justos".
Dado que la justicia divina podría ser cuestionada cuando florece la maldad y los justos padecen, esta bendición solicita a D-os la debida recompensa para los justos y piadosos, a fin de que su presencia se haga sentir debidamente. También se incluye a los prosélitos verdaderos en esta plegaria por los justos y los piadosos. La Torá nos enseña a demostrar una atención especial hacia los prosélitos sinceros que han modificado su vida a fin de vivirla según la fe judía y que han unido su destino al del pueblo judío. El Talmud menciona a los prosélitos entre aquellos cuyas almas estuvieron presentes al pie del monte Sinaí y con quienes D-os hizo Su Pacto (Shevout 39a). Más aún, una secuencia de versículos de la Torá (Levítico 19: 32-34) vincula al "zakén" (el anciano - la persona ilustrada y recta) con el "guer", palabra que ha llegado a significar el prosélito convertido al judaísmo (Meguilá 17b). [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
14.- Restauración de Jerusalem "Birkat Yerushalayim" - Ule Yerushalayim: El tema de esta bendición es la reconstrucción de Jerusalem.
La reconstrucción de Jerusalem y su restablecimiento como capital del estado judío y como manantial espiritual de la fe judía son componentes esenciales en el proceso de la redención. La antigua profecía de dice que: "De Sión saldrá la Torá y la palabra del Señor de Jerusalem" (Isaías 2:3), subraya el significado espiritual que la ciudad de Jerusalem ha tenido siempre para el judaísmo.
Cuando Jerusalem estuvo en su apogeo en la época del Segundo Templo, las palabras finales de esta bendición no eran "que reconstruyes a Jerusalem" sino "que moras en Jerusalem" (Talmud Yerushalmi, Yomá 7:1). Se reza por que llegue el día en que los acontecimientos justifiquen la reposición del texto original. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
15.- Advenimiento del Mesías "Birkát David" - Et Tzémaj David: Esta bendición es una plegaria por la llegada del Redentor de Israel.
Según la tradición, el Mesías será un descendiente de la Casa Real de David. El "vástago de David" significa el Mesías cuyo advenimiento habrá de traer la redención física y espiritual del pueblo judío.
Rabí Kook señala que la frase: "pues Tu salvación hemos esperado todos los días" nos enseña el concepto de anticipar la salvación, aún cuando no hubiere signos de la misma en los sucesos cotidianos. Así lo expresa: "Del mismo modo como un centinela no abandona su puesto aún cuando todo esté tranquilo y parezca que nada está sucediendo, sino que se mantiene siempre alerta para captar cualquier movimiento del enemigo y para reaccionar de inmediato ante cualquier novedad, así tambíen el judío se mantiene en un estado de permanente alerta y disposición espiritual, de modo que pueda responder prontamente cuando llegue el momento. Estos son los dos componentes de la espera de la salvación " (Olat Reiyah, l páginas 279-280).
La bendición acerca del advenimiento del Mesías y la bendición precedente referente a Jerusalem habían constituído originalmente una sola bendición que concluía con las palabras: "D-os de David y Constructor de Jerusalem", o según otra versión con las palabras: "Constructor de Jerusalem y Salvador de Israel". Se han propuesto diversas razones para explicar la división de esta bendición en dos, ya que ella estuvo fuera de uso por cierto tiempo y quedaban sólo diecisiete benciones (Talmud Yerushalmi, Berajot 4:3). La división de "Birkát Yerushalaim" en dos, hecha por los Sabios de Babilonia, vino a restablecer el número de dieciocho bendiciones del Shemoné Esré por aquel entonces, y cuando se incorporó nuevamente la antigua bendición contra los calumniadores, fue considerada como décimanovena.
Una de las razones para esta división se basa en la decisión de la Halajá adoptada por los Sabios de no concluir una bendición con la mención de dos temas (Berajot 49a). Un factor contribuyente puede haber sido el deseo de remarcar la convición del judío de que el Mesías todavía esta por venir. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
16.- Escucha nuestra voz "Tefilá" - Shemá Koléinu: El pedido final es para que D-os acepte y cumpla con lo que se le pide en las oraciones. Esta bendición finaliza con las palabras, "Bendito... Quien acepta las plegarias".
La última bendición de la sección intermedia del Shemoné Esré es un resumen cuya elocuencia radica en su sencillez y su universalidad. Una versión de la misma era pronunciada en el pasado por el Sumo Sacerdote en el Bet Hamikdash, y los Sabios utilizaron dicha plegaria como base para componer esta bendición. Todas las plegarias personales y generales contenidas en las doce bendiciones precedentes, concurren ahora en una súplica final al D-os Misericordioso para que escuche la voz del que pide.
Está permitido e incluso es deseable, introducir solicitudes improvisadas en cualquiera de las bendiciones rogativas, pero muy particularmente en esta décimasexta bendición. Estas plegarias adicionales, que pueden ser dichsa en cualquier idioma, pueden referirse a cualquier necesidad, ya sea personal o general (Shulján Harúj119:1).
Cuando los Sabios decidieron ubicar esta bendición a continuación de la que se refiere a la salvación mesiánica, tal vez quisieron enseñar otra gran verdad, y ella es que la oración seguirá siendo un componente esencial de la vida espiritual, incluso en la era post-mesiánica. En efecto, la oración sincera se convertirá en la característica distintiva de ese período. Isaías 56:7 se refiere a la restauración del Bet Hamikdah que se convertirá en punto de convergencia de las oraciones de todos los pueblos del planeta. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
17.- Servicio divino "Avodá" - Retzéi: La primera de las últimas tres bendiciones es una expresión ardiente de esperanza para que "Nuestros Ojos puedan ver Tu retorno a Sión con misericordia".
La última sección del Shemoné Esré consiste en tres bendiciones que son las mismas en toda oración de Amidá a lo largo de todo el año. Estas tres bendiciones constituyen una unidad en la cual se le pide a D-os que reciba la oración como una ofrenda, se le agradece por sus favores del pasado, del presente y del futuro y se le ruega por la paz al despedirse la persona de El.
La bendición de Retzéi (Acepta, Señor) formula específicamente la idea de que la oración es ahora la ofrenda del sacrificio, el Korbán que el judío ofrece a D-os en lugar de los animales sacrificados. A través de la oración la persona se siente atraída más cerca de El, y esto fue, en última instancia, el propposito fundamental de los Korbanot. En el pasado, los cohahim solicitaban a D-os que recibiera favorablemtne el sacrificio que se le ofrendaba. Del mismo modo en nuestros días, se le solicita a D-os que reciba favorablemente el servicio de oraciones como la ofrenda que el judío Le eleva (Talmud Yerushalmi, Berajot 4:4).
Si bien las primeras palabras de la bendición de Retzéi parecieran repetir lo que ya fuera expresado en la anterior bendición, Shemá Koléinu, es muy significativa la diferencia del lenguaje de ambas. Las expresiones tales como "Retzéi" (Acepta) y "Yehí ratzón" (sea Tu voluntad), se utilizan casi siempre en relación con el modo que la persona pide a D-os que responda a lo que ella Le está ofrendando y no a lo que ella pide de El. Es así como en "Retzéi", bendición que se refiere a la "ofrenda de plegarias", se le pide a D-os que las "reciba amorosamente con benevolencia". En cambio en "Shemá Koléinu", bendición que se refiere a las rogativas y peticiones, se le pide a D-os que "escuche con misericordia".
La bendición de Retzéi fue elaborada en base a una bendición que los cohanim recitaban en el Bet Hamikdash al concluir cada uno de los dos sacrificios cotidianos. Las palabras finales de la bendición se recitan todavía en las festividades durante el servicio adicional (Musaf), al ejecutarse el rito de la Bendición Sacerdotal (Birkat Cohanim).
Después de la destrucción del Templo de Jerusalem, la bendición de Retzéi fue modificada para incluir una plegaria por el restablecimiento del servicio en el Templo y por el retorno de la Divina Presencia (Shejiná) a Sión. En conexión con esta esperanza así manifestada, cabe recoger de las fuentes midráshicas una percepción más profunda del sentido de la expresión "ve-ishéi Israel" (y las ofrendas de Israel). Si bien se la considera por lo general como una referencia a los sacrificios animales en un Bet Hamikdash restaurado, las fuentes antiguas expresan el concepto de que "ve-ishéi Israel" se refiere a "las almas de los justos varones de Israel" (Menajot 110a, Tosafot sobre la palabra u´Mijaél). Sus almas y sus plegarias son parte de la ofrenda espiritual judía. Esto concuerda con las palabras iniciales de la bendición, que mencionan "a tu pueblo Israel y sus plegarias" como el sujeto de las ofrendas que se solicita a D-os que acepte favorablemente.
Rabí Yosef B.Soloveitchik refleja este criterio al traducir "ve-ishéi Israel" como los "auto-sacrificios" humanos ofrendados por el pueblo judío a través de su historia. Y en efecto qué autosacrificios más grandes pueden señalarse que el marirologio de las "almas de los justos" cuya sangre fue derrammada por el solo hecho de que eran judíos e insistían en seguir siendo judíos. (veáse en Sefarad, bajo "La Inquisición: El destierro o la muerte". [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
18.- Gratitud "Birkát Hodaá" - Modim: Esta bendición comienza con "Te agradecemos...". En ella se le agradece a D-os, "la Roca de nuestra vida, la Coraza de nuestra salvación", por la vida y el aliento y por los milagros que D-os realiza a diario para el pueblo judío.
La palabra "modim" (agradecemos) significa también "reconocemos". Por lo tanto el comienzo de esta bendición puede traducirse tambíen por "Reconocemos que Tú eres, Señor, D-os nuestro..."
Después de haber rogado a D-os que cuide de las necesidades, se viene a expresar gratitud por la vida y por los prodigios que la acompañan. La profundidad de la sinceridad de la persona da seguramente la medida de su propia fe en la Providencia Divina.
Una de las virtudes fundamentales que el judaísmo ha fomentado siempre es la gratitud, el reconocimiento, el saber decir "gracias". La ingratitud es no sólo un gran defecto ético; es la esencia misma de la herejía. Cuando los Profetas castigaban a Israel por sus pecados contra D-os, lo manifestaban como la condenación de la falta de gratitud de Israel hacia D-os. No hay pecado más grave que éste contra D-os y probablemente también contra el hombre.
El Salmista consideraba la capacidad de ser agradecido como una cualidad que le hace bien al ser humano. "Bueno es alabar al Señor y cantar salmos a Tu nombre, oh Altísimo" (Salmos 92:2). Las palabras finales de la décimaoctava bendicón se basan en este versículo.
Una bendión de agradecimiento formaba parte del antiguo servicio en el Templo de Jerusalem. El Talmud nos señala que "avodá ve-hodaá" (el servicio en el Templo y la acción de gracias ) no eran más que dos caras de la misma moneda (Meguilá 18a). En el Sidur, junto al texto básico de la bendición de gratitud, aparece otra versión que es el Modim de Rabanán (bendición de Gratitud de los Rabinos), así llamada porque está constituída por varias breves oraciones de agradecimiento propuestas por algunos de los Sabios del Talmud (Sotá 40a). Según Abudarham, en su tratado sobre la oración, dice: "si bien es factible dirigir una petición a D-os a través de un emisario, no es correcto agradecerle a través de otra persona. Esto es algo que cada uno de haber por sí mismo". Cuando el Maestro de Oraciones recita el texto de la bendición de gratitud, cada uno de los fieles pronuncia en voz baja el Modim de Rabanán. Durante esta bendión el fiel se inclina dos veces: al comienzo de la misma, cuando dice Modim anájnu Laj (Nosotros te agradecemos) y al final cuando dice Barúj El Ha-Hodaót (Bendito eres, D-os, a quien debemos gratitud). [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
19.- Paz "Birkát Shalom" - Sim Shalom (o Shalom Rav): La última bendición del Shemoné Esré comienza con "Danos Paz...". Finaliza con las palabras "Bendito... Quien bendice a Su pueblo Israel con Paz".
La paz es la bendición máxima y el Shemoné Esré concluye con esta rogativa. Algunas naciones de la antiguedad concebían su gloria nacional en términos de guerra; y quizás algunas naciones siguen concibiéndola así también en nuestros días. Israel, en cambio, aunque más de una vez se vio obligado a hacer la guerra, ha considerado siempre la paz como el ideal por el cual se debe bregar: paz entre Israel y las demás naciones, y paz interna en el seno de su pueblo.
El servicio del Templo de Jerusalem en la antiguedad concluía tambíen con una bendición por la paz de "Kahal Israel" (la comunidad de Israel). Esta bendición estaba separada de la Bendición Sacerdotal de tres versículos, que está redactada en singular y que concluye con una oración por la paz de cada individuo. La bendición por la paz colectiva, redactada en plural, abarca la misma serie de temas que la Bendición Sacerdotal. Dado que la Bendición Sacerdotal no se recitaba en los servicios de la tarde ni de la noche, en los servicios de Minjá y de Maariv, según el rito ashkenazí, se recita actualmente una versión abreviada de la Bendición de la Paz. Esta versión compendiada comienza con las palabras Shalom Rav (Gran Paz).
En el rito jasídico se recita esta versión abreviada únicamente en el servicio de Maariv, para señalar de este modo que Maariv es de un nivel de obligatoriedad diferente del servico de Shajarit y del de Minjá. En el rito sefaradí no se incluye para nada esta bendición.
El Shemoné Esré concluye formalmente con la invocación: "Séante gratas las palabras de mi boca y las meditaciones de mi corazón; Señor, mi Roca y mi Redentor" (Salmo 19:15). Este versículo forma parte de la meditación que sigue a continuación del Shemoné Esré. [ regresar ] [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
* * *
El Shemoné Esré o Amidá es más que una colección de peticiones o pedidos. También recuerda ciertos hechos de la historia del pueblo judío, como ya se mencionó arriba. De acuerdo con los Sabios, cada bendición del Shemoné Esré cuenta la historia de algún milagro que ocurrió en el pasado, cuando fue la primera ocasión en que la bendición fue dicha por los ángeles:
1.- D-os salvó a Abraham del horno ardiente, tras lo cual los ángeles alabaron a D-os con la bendición "Coraza de Abraham".
2.- Cuando Isaac fue retirado del altar, sobre el cual su padre Abraham lo había atado por orden de D-os, los ángeles bendijeron a D-os con la bendición "Revividor de los Muertos".
3.- La santificación de Jacob del Nombre de D-os en Betel, luego de su sueño, fue la ocasión para que los ángeles alabaran a D-os con la bendición de "El Santo D-os".
4.- Cuando José estaba por aparecer ante el Faraón, un ángel de D-os le enseñó setenta idiomas en una noche. Entonces los ángeles alabaron a D-os con la bendición de "Bondadoso dador de Conocimientos".
5.- Cuando Rubén se arrepintió luego de haber ofendido a su padre, los ángles cantaron "Quien Acepta el Arrepentimiento".
6.- Cuando Jehudá aceptó la culpa por Tamar y D-os lo perdonó, los ángeles cantaron la bendición de "El Bondadoso que Perdona Abundantemente".
7.- La Redención de los Hijos de Israel desde Egipto inspiró a los ángeles a cantar "Redimidor de Israel".
8.- Cuando Abraham se recuperó de su circuncisión, los ángeles cantaron "Quien Cura a los Enfermos de Su Pueblo Israel".
9.- Isaac disfrutó de la bendición de D-os y cosechó cien veces más. Entonces los ángeles alabaron a D-os con la bendición de "Quien Bendice los Años".
10.- Luego de la reunión de Jacob con todos sus hijos en Egipto, los ángeles cantaron "Quien reúne a los Exilados de Su Pueblo Israel".
11.- Cuando las leyes de justicia le fueron dadas a Israel a través de Moisés, los ángeles cantaron "El Rey Que Ama la Justicia y la Equidad".
12.- La muerte de los Egipcios en el Mar Rojo dio lugar a la bendición de "Quien Derrota a los Enemigos y Somete a los Arrogantes".
13. - Cuando se cumplió la promesa de D-os y José estaba presente junto al lecho de su padre, antes que éste muriera, José colocó sus manos sobre los ojos de su padre, sollozando y los ángeles cantaron "El Sostén y la Confianza de los Justos".
14.- La construcción del Bet Hamikdash por parte del Rey Salomón inspiró a los ángeles a cantar "Constructor de Jerusalem".
15.- La canción de alabanza que Israel cantó en el Mar Rojo inspiró a los ángeles a cantar la bendición de "Quien Hace que la Fuerza de la Salvación Florezca".
16.- Cuando D-os aceptó las plegarias de los hijos esclavizados de Israel, los ángeles cantaron "Quien Acepta las Plegarias".
17.- Luego de que el Santuario fue construído en el desierto y se sintió allí la Shejiná de D-os (Presencia Divina), los ángeles cantaron "Quien devuelve Su Shejiná a Sión".
18.- Luego de que el Rey Salomón hubo completado la construcción del Bet Hamikdash y que todo Israel hubo celebrado la ocasión con canciones y salmos llenos de alegría, los ángeles se reunieron a ellos con la bendición de "Tu Nombre es Bueno y es Apropiado Cantarle Alabanzas".
19.- Cuando los hijos de Israel finalmente se establecieron en la Tierra Santa en paz y armonía, los ángeles cantaron "Quien Bendice a Su Pueblo Israel con Paz".
De esta manera, de acuerdo con la tradición, todas las 19 bendiciones del Shemoné Esré tienen su origen en la antiguedad. Los Sabios de la Gran Asamblea simplemente las editaron para formar el texto completo que hoy se conoce y que se dice tres veces diarias, en los servicios de la mañana, tarde y noche.
Las tres primeras y las tres últimas bendiciones del Shemoné Esré no varían en los días laborales, ni en Shabat y días festivos en los que se incorporan pasajes apropiados a la festividad. Estas secciones de introducción y de clausura siguen siendo esencialmente las mismas en todos los servicios de oraciones a lo largo de todo el año. Lo único que varía es la sección intermedia. Las trece bendiciones con solicitudes por las necesidades del individuo y de la nación se pronuncian únicamente en los días laborales. En Shabat y días festivos son omitidas y sustituídas por una sencilla bendición relativa a la santidad del dia. (Sólamente en Rosh Hashaná la sección intermedia de la oración de Musaf -adicional- consiste en tres bendiciones). La razón fundamental de la eliminación de esas bendiciones de los servicios de oraciones de Shabat y días festivos radica en que "está prohibido pedir en Shabat por las necesidades personales del individuo" (Talmud Yerushalmi Shabat 15:3), porque el hacerlo significaría recordar lo que a uno le falta, lo cual sólo puede causar tristeza al que está rezando, perturbando su tranquilidad shabática y trayendo una nota discordante en la integridad espiritual y la placidez física que el Shabat debe brindar a la persona. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Elohai Netzor - Mi D-os, cuida mi lengua (La meditación de Mar, hijo de Raviná)
El Shemoné Esré finaliza con la última de sus bendiciones ("Danos Paz") pero todavía hay que quedarse en el lugar y no retroceder tres pasos hasta después de la plegaria de Elohai Netzor, ("Mi D-os, cuida mi lengua de la maldad"). Esta plegaria fue compuesta por el Sabio Mar, el hijo de Raviná, un rabí del siglo lV, quien solía terminar su plegaria con esta petición.
La plegaria comienza con un pedido para que D-os ayude a la persona a evitar el pecado de Lashón Hará - calumnia y habladurías (mala lengua). La gravedad de este pecado está subrayada a menudo en el Talmud y Midrash, El Talmud considera el Lashón Hará como un pecado sumamente insidioso y difundido (Bava Batra 165a). En realidad, está colocado en la misma categoría que el derramamiento de sangre. En el caso de todos los pecados y virtudes el hombre tiene la libertad de elegir y de actuar, depende así de la persona hablar bien o mal de otras, sin embargo, la tentación o provocación es a veces tan grande, que la gente encuentra dificultad en evitar caer en Lashón Hará, que consiste en cierta clase de habladurías sutiles, tales como las insinuaciones, las difamaciones veladas, o el disminuir a una persona, o tratar de perjudicarle. Los Sabios del Talmud llaman a todas estas clases de habladurías indignas el "polvo" de Lashón Hará. Es por esto que hasta un Sabio tan grande como era el autor de Elohai Netzor, pedía la ayuda de D-os para evitar cualquiera y todas las clases de habladurías y engaños.
La fuente bíblica de las palabras de apertura utilizadas por Mar en su oración es Salmos 34:14. La continuación de la oración, que dice: "Abre mi corazón para Tu Torá" corresponde a la enseñanza talmúdica de que no basta con abstenerse de hacer el mal, sino que también hay que esforzarse por hacer el bien (Avodá Zará 19b). "Apártate del mal y haz el bien" - dicen los Salmos 34:15 y 37:27.
La liturgia sefaradí introduce en este lugar una plegaria silenciosa adicional destinada a complementar la de Mar: "Sea Tu voluntad, Señor, D-os nuestro y D-os de nuestros padres, que no despierte la envidia de persona alguna contra mí, y que yo no tenga envidia de los demás, y que no me irrite el día de hoy y que no Te irrite. Sálvame de las malas inclinaciones e infunde en mi corazón sumisión y humildad..."
Tanto el rito sefaradí como el ashkenazí cocluyen el Shemoné Esré con la oración "Osé lema-án shmejá" (Hazlo por Tu nombre...) [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
En realidad ya el Rey David mismo había rezado, "Vigila, Oh D-os, mi boca; cuida la puerta de mis labios". Por lo tanto se aplica también a la persona pedir la ayuda de D-os para mantener la boca limpia de cualquier cosa que ensucia al que habla lo que no debe. Es especialmente apropiado decir la plegaria después del Shemoné Esré, dado que el Sohar aclara que "Aquel que tiene una mala lengua, hará que sus plegarias no lleguen ante el Santo, Bendito sea El".
... "Para aquellos que me maldicen, que mi alma se mantenga en silencio". Esto significa que aún en el caso de una provocación fuerte, hay que tener la fuerza no solamente de no retribuir la maldición o el insulto, sino ignorarlo completamente, y ser "como el polvo para todo". A la tierra no la afectan en absoluto los orgullosos ni los arrogantes que pisan sobre ella. En realidad, al final, la tierra los sepultará. Como dijo Abraham "Soy tan sólo polvo y cenizas", -esto es un ejemplo por qué se debe tratar de lograr el mayor grado de humildad.
La via para lograr esto la tiene el judío a través de la Torá y las Mitzvot y es por esto que la oración continua con "Abre mi corazón en Tu Torá", para significar que se esté receptivo a las enseñanzas y se haga uso de ellas en forma activa buscando sabiduria y practicando las Mitzvot. Dado que aquí no se pide por algún mérito o privilegio, se reza para que D-os ayude por Su Nombre, Su Mano Derecha (la cualidad de Jesed -bondad), Su Torá y Su Santidad, para que se logre llevar una vida de santidad.
El versículo "Que las palabras de mi boca... sean aceptables para Ti" es como una despedida, con la cual la persona que reza se aparta de la Presencia Divina. La plegaria Elohai Netzor, como el Shemoné Esré mismo, finaliza con una oración por la paz: "Aquel que hace la paz en Sus alturas..."
Los Sabios aclaran que en los cielos hay huestes de ángeles, cuyas naturalezas son tan contrarias como el fuego y el agua. Sin embargo viven y profesan el culto unos al lado de otros en paz y armonía completas. La razón por la cual existe tal paz y armonía en el cielo es que todos los ángeles están tan subyugados por la reverencia y temor ante la presencia de D-os que se sienten completamente anulados en su identidad invididual, siendo absorbidos por la Luz Divina. De esta manera se reza para que "El que hace la paz en Sus altares haga la paz sobre la humanidad y sobre todo Israel".
Es costumbre, cuando se recita esta última plegaria pidiendo paz, retroceder tres pasos, inclinándose hacia la izquierda, la derecha y el medio, como lo hace una persona que se esté despidiendo de un rey. Con una corta plegaria para la rápida reconstrución del Bet Hamikdash (el Templo en Jerusalem), finaliza el Shemoné Esré completo. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Reglas para la repetición del Shemoné Esré
Hay una serie de reglas que el Maestro de Oraciones y la congregación deben seguir en la repetición de la Amidá.
Antes de comenzar el Shemoné Esré en voz alta, el Maestro de Oraciones debe decir el breve versículo que generalmente aparece en letras muy pequeñas antes de la Amidá: "Adonái sefatái tiftáj; ufí yagíd tehilatéja" (Señor, abre mis labios y mi boca pronunciará Tu alabanza).
Debe haber no menos de nueve personas que escuchen y respondan al Maestro de Oraciones; de lo contrario las bendiciones serán consideradas como dichas en vano. Si los presentes son exactamente diez, el Maestro de Oraciones debe esperar a que todos hayan concluído la Amidá antes de comenzar la repetición de la misma (Igrot Moshé, Oraj Jayim 28-30).
Por lo menos seis de los diez que componen el Minián deben ser personas que aún no han hecho sus plegarias y todavía deben hacerlas. Si en el Minián hay menos de seis personas que todavía no han cumplido sus rezos obligatorios, no se repite toda la Amidá (Igrot Moshé, Oraj Jayim 30).
En tal caso, el Maestro de Oraciones recita en primer término la Amidá en voz alta sólamente hasta la tercera bendición. Ello permite que todos los presentes digan conjuntamente Kedushá. A partir de la Kedushá el Maestro de Oraciones prosigue diciendo el resto de la Amidá en voz baja. Los otros fieles hacen lo mismo, pero desde el comienzo de la Amidá. Este procedimiento es conocido en yídish como "a eije Kedushe", que signhifica una "Kedushá en voz alta" dicha en el contexto de una Amidá en voz baja.
Este procedimiento de "a eije Kedushe" es adoptado algunas veces para el servicio de Minjá cuando éste se inicia en una hora tardia y no habrá tiempo para concluirlo antes de la puesta del sol.
Cuando el Maestro de Oraciones llega a la bendición de Modim (Nosotros Te Agradecemos), se acostumbra que diga en voz alta sólo las tres primeras palabras de este pasaje, y después dice la mayor parte de Modim en voz baja, mientras que la congregación recita el Modim de Rabanán. El Maestro de Oraciones concluye esta bendición recitando en voz alta las últimas trece palabras, a partir de "Hatóv ki lo jalú rajaméja" (Bondadoso eres Tu, que no agotas Tu misericordia). Sin embargo, algunas autoridades rabínicas insisten en que el Maestro de Oraciones debe decir todo este pasaje en voz alta.
Cuando el Maestro de Oraciones lee los versículos de la Bendición Sacerdotal, lo cual se hace siempre en la Amidá de Shajarit y de Musaf, la congregación ha de responder a cada uno de los versículos: "Ken Yehí Ratzón" (Así sea Su voluntad). La respuesta "Amén" se utiliza sólamente en el rito de la Bendición Sacerdotal a cargo de los cohahim.
Cuando el Maestro de Oraciones concluye la última bendición de la Amidá: "Sim Shalom" (Concede paz), en Shajarit, o Shalom Rav (Concede gran paz), en Minjá, ha de agregar el versículo: "Yihiú leratzón imré fi ve´heguión libí lefanéja, Adonáy tzurí ve´goalí" (Séante gratas las palabras de mi boca y las meditaciones de mi corazón, Señor, mi Roca y mi Redentor).
Un fiel que reza más lentamente que el resto de la congregación y no alcanza a concluir la Amidá Silenciosa antes de que el Maestro de Oraciones llegue a la Kedushá, deberá detener la recitación de sus plegarias y escuchar atentamente mientras la congregación dice Kedushá, y después de ello retomará el curso de sus oraciones. A menos que uno haya concluído la segunda bendición al mismo tiempo que el Maestro de Oraciones, no deberá interrumpir la Amidá Silenciosa que está diciendo para decir la Kedushá.
La repetición de la Amidá requiere que la congregación la escuche atentamente y responda "Amén" después de cada bendición. No hay que distraerse con conversaciones vanas, ni dedicar la atención a otros asuntos, ni siquiera al estudio de la Torá o a la lectura de otros textos sagrados (Oraj Jayim 124:4, Mishná Berurá: 17, 18, Shulján Harúj 124:9,12).
Hay una serie de palabras o pasajes que se deben agregar o suprimir a la Amidá, según la época del año. Fieles que recitan la Amidá con tanta frecuencia que las palabras comienzan a brotar solas de los labios, pueden llegar a equivocarse si en determinado momento olvidan las circunstancias o si su concentración decae en algún pasaje.
Hay que tener conciencia de la relativa importancia de estos errores, y saber cuáles de ellos requieren que uno retroceda en sus plegarias a cierto punto, y cuáles no lo requieren; cuáles obligan a repetir toda la Amidá y cuáles no. Porque no todos los errores tienen el mismo peso y gravedad.
Antes de detallar los errorres que pueden producirse en ocasiones especiales, se expondrán algunas reglas generales que se aplican a los errores cometidos en el texto común de la Amidá.
Un error cometido en alguna de las tres primeras bendiciones, requiere que se comience de nuevo la Amidá.
Un error cometido en algunas de las bendiciones intermedias, requiere que se vuelva solamente al comienzo de la bendición en que se incurrió en el error.
Un error cometido en alguna de las tres últimas bendiciones, requiere que se vuelva a comenzar desde la bendición de Retzé (Acepta, Sreñor), que es la primera de las tres últimas bendiciones si uno se ha dado cuenta del error antes de concluir la Amidá. Si uno se ha dado cuenta de dicho error después de haber concluído totalmente la Amidá, deberá repetir toda la Amidá desde el comienzo.
En las estaciones del año, en invierno (del hemisferio norte) desde Sheminí Atzéret (fin de Sucot) hasta el primer día de Pésaj, se agrega a la segunda bendición de la Amidá la frase: "Mashiv harúaj u´moríd haguéshem" (Hace soplar el viento y caer la lluvia). Estas palabras son fundamentales en la bendición. Si se ha olvidado de decirlas, pero la persona se da cuenta de la omisión antes de concluir la segunda bendición, debe comenzar de nuevo la Amidá desde el principio.
Si la frase mencionada en el párrafo anterior fue agregada inadvertidamente a la Amidá en los meses de primavera y verano (del hemisferio norte), se aplican las siguientes reglas: Si se ha dado cuenta del error antes de concluir la segunda bendición, vuelve a repetir toda esta bendición desde el comienzo. Si la persona cae en cuenta del error después de haber concluído la segunda bendición, debe repetir toda la Amidá desde el comienzo.
Durante la mayor parte de la estación invernal (del hemisferio norte) se agrega la frase "Ve tén tal ´u matar liverajá (Y otorga rocío y lluvia de bendición) en la novena bendición (Birkát Hashanim - bendición del año) de la Amidá de los días laborales. Si la persona ha olvidado de decir esta frase, pero se da cuenta de ello antes de concluir la bendición, puede decirla inmediatamente y seguir adelante.
Si se da cuenta de la omisión después de haber concluído la bendición, deberá incluir toda esa frase en la bendición de "Shemá Kolénu" (Escucha nuestra voz), antes de las palabras "Ki Atá shoméa tefilá" (Porque Tu escuchas las plegarias).
Si se da cuenta de la omisión recién después de haber concluído la bendición de Shemá Kolénu, debe retroceder al comienzo de la novena bendición (Birkát Hashanim), y repetir toda la Amidá a partir de ese punto. Si cae en cuenta de la omisión después de haber concluído toda la Amidá, debe repetirla totalmente.
Del mismo modo, si se dice erróneamente, en los meses de verano (del hemisferio norte), la frase "Tal u´matar li´verajá" (Rocío y lluvia de bendición), y se da cuenta de ello antes de concluir la Amidá, se debe repetir desde el comienzo de la bendición del año (Birkat ha´shanim). De lo contrario se debe repetir toda la Amidá.
Havinénu - El Shemoné Esré condensado
Los sabios recomiendan una forma compendiada del Shemoné Esré para las circunstancias en que la persona esté en un apuro, o apremiado por el tiempo al grado de que no podrá concentrarse, o se encuentre en un lugar donde será interrumpido en su devoción en cualquier momento (Berajot 29a; Maimónides, Hiljot Tefilá 2:2; Oraj Jayim 110:1). Esta versión condensa las trece bendiciones intermedias en una sola que las incluye a todas. Las tres primeras y tres últimas bendiciones quedan inalteradas. La bendición concentrada se denomina "Havinénu" (Danos discernimiento) en razón a su palabra inicial. Cada frase de esta bendición corresponde a una de las trece bendiciones intermedias.
Algunos sabios del Talmud sustentaban la opinión de que esta versión compendiada del Shemoné Esré debería ser un texto regular para todos aquellos que no puedan recitar adecuadamente el Shemoné Esré completo (Berajot 28b). Maimónides estableció normas según este criterio, e incluyó la poca familiaridad con la Amidá como una de las condiciones que justifican el uso de la versión abreviada.
Todas las reglas referentes al Shemoné Esré se aplican también a la recitación de la versión compendiada. No obstante, no puede recurrirse a la forma compendiada en el servicio de Maariv de la salida del Shabat o de la conclusión de una festividad, debido a la necesidad de incluir la Havdalá (distinción entre lo shabático o lo festivo y lo cotidiano) como parte de la cuarta bendición. Tampoco puede utilizarse en los meses de invierno cuando hay que agregar a la novena bendición la plegaria por la lluvia (Berajot 29a). [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Existe aún otra oración abreviada, si la persona se encuentra en un lugar peligroso (como por ejemplo un soldado en la línea del frente) y no puede recitar ni siquiera la forma compendiada del Shemoné Esré, aquí recomiendan los rabinos la recitación de una breve plegaria que puede ser dicha en cualqueir posición: sentado, en marcha o acostado (Oraj Jayim 110:3).
Una vez pasada la emergencia se tiene la obligación de recitar el Shemoné Esré entero, por ser la única oración que refleja en forma completa la relación del judaísmo con D-os. [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ] [ índice plegaria y liturgia ]
Kedushá - adición al Shemoné Esré
En la repetición de la Amidá que hace el Maestro de Oraciones hay un momento de particular significación. Inmediatamente después de la segunda bendición, la congregación toda se pone de pie para unirse al Maestro de Oraciones en la proclamación pública de la Santidad de D-os. Como prefacio a la tercera bendición se introduce una oración denominada "Kedushá", que signfica "santidad". El núcleo de esta oración está constituído por los tres versículos que integran la respuesta de la congregación.
El primer versículo es tomado de la visión del Profeta Isaías, de los serafines que rodean el Trono Divino y proclaman la Santidad de D-os.
El segundo versículo procede de la visión celestial de Ezequiel. Son las palabras que escuchó entre el gran estruendo cuando fue transportado por el viento.
El tercer versículo pertenece a los Salmos y su sentido es menos místico. Es una declaración atribuída, no a los ángeles sino a la gente que proclama el reinado de D-os.
El judío piadoso, además de cumplir su debe de rezar, se esfuerza por recitar la Kedushá. Incluso quien ya haya dicho sus oraciones se unirá a un grupo que esté diciendo la Kedushá. El importante significado de esta declaración pueda que se deba a que la recitación de la Kedushá haya sido considerada como una ocasión de observar una de las enseñanzas de la Torá: "Y seré santificado en medio de los hijos de Israel" (Levítico 22:32). La Kedushá es una oportunidad para santificar a D-os para proclamar en público Su santidad.
A la par de una profunda fe en la existencia de D-os y en Su Providencia, hay una toma de conciencia del misterio de D-os. Aun después de haber agotado todas las especulaciones filosóficas, los análisis racionalistas o las percepciones místicas, D-os continúa estando más allá de nuestro entendimiento y su secreto sigue siendo impenetrable.
La Torá relata que Moisés trató de penetrar este secreto y de descubrir la esencia de D-os. Y así fue como suplicó a D-os: "Enséñame Tu Gloria". Pero incluso a Moisés, de quién se dijo que había hablado con D-os "cara a cara", le fue esto denegado: "No podrás ver Mi faz, porque no puede hombre verla y vivir" (Exodo 33:20).
Se atribuyen a D-os numerosas cualidades. Se le conoce por diversos nombres: Creador, Omnipresente, Todopoderoso, Omnipotente, Omnisciente, Infinito, Eterno, Misericordioso. Pero hay un nombre que no describe atributo divino alguno, sino que se refiere a Su esencia, Su misterio. Se dice así que D-os es El Santo - Ha Kadosh - y cuando se refiere a D-os por ese nombre, se suelen agregar las palabras "Baruj Hu" (Bendito sea). Con tanta frecuencia se adjudica a D-os el carácter de Santo, y se acepta así como algo tan evidente, que "Santo" se ha convertido prácticamente en sinónimo de D-os y de todo lo que con El se relaciona. Sin embargo, hay que detenerse por un momento para pensar en el verdadero significado de "Santo".
Qué sentido tiene declarar que D-os es Santo? La tradición judía interpreta el término "santo" en el sentido de "separado de", pero de un modo que también denota un nivel espiritual más elevado. Cuando esto se aplica a personas, lugares o tiempos, este concepto es fácil de explicar y más accesible al entendimiento. La vida consiste en una escala espiritual, con peldaños que conducen hacia arriba, a las más elevadas cumbres espirituales o hacia abajo, hacia el mundo material terreno. La santidad de la gente depende de su capacidad moral y sentimental para discernir entre lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, lo propio y lo impropio, lo puro y lo impuro. Una persona santa es aquella que refleja esta sensibilidad. De modo que ser santo significa ser separado de lo que represente profano en la vida, de lo que la Torá prohíbe, pero no de la totalidad de la vida humana como individuo. En el Judaísmo la santidad no se define como una separación de la vida, no es un retiro que aisle al individuo de los demás, ni la negación de los placeres legítimos sancionados por la Torá.
Según Rabí Abraham Isaac Hacohen Kook, el más elevado nivel de santidad humana se alcanza, de hecho, cuando la persona aspira a la perfección espiritual de la sociedad como un todo. Por más indicado que sea aspirar a la propia perfección espiritual buscando su felicidad interior e íntima tranquilidad, se espera del individuo que sea parte de la comunidad para ayudarla a mejorarse, debe hacerlo así porque es la voluntad de D-os y constituye un acto de homenaje a El (Olat Reiyá l, páginas 271-272).
Pero la santidad en el hombre o en la sociedad sigue siendo una cuestión de graduación. Hay diferentes niveles de santidad, tal como hay diferentes niveles de profanación. A veces estos niveles de santidad reflejan el grado de intensidad de la fe en D-os, del mismo modo como la conducta de la persona puede reflejar diversos grados de sensibilidad a las cuestiones religioso-morales. A veces estos diferentes niveles son resultado de las funciones espirituales que D-os asigna a diferentes individuos como en el caso del "Cohén Gadol" (Sumo Sacerdote) y los otros cohahim, entre un cohén y un judío de cualquier comunidad, entre el Shabat y un día de fiesta o uno de la semana.
Sin embargo la santidad de D-os no es de la misma clase que la santidad de los hombres, quienes pueden aspirar a la santidad en su propio nivel, pero su santidad nunca puede llegar a ser como la de D-os. La santidad del ser humano, por más excelsa que sea, sigue siendo incompleta porque el hombre es imperfecto. Pero la santidad de D-os es absoluta y perfecta. Más aún, a diferencia de la santidad humana, la Santidad Divina no es función de una conducta, ya que es inherente a la naturaleza misma de D-os. No nos habla de lo que D-os hace, sino de lo que D-os es.
El erudito rabínico David Tzvi Hoffman explica que esta diferencia puede ser encontrada en la forma en que el texto masorético (cómo se encuentra escrito en la Torá) escribe la palabra "Kadosh" (santo), en el libro Levítico. Cuándo esta palabra se refiere al ser humano está escrita con tres letras: kaf, dalet, shin, con omisión de la letra vav. Pero cuando se refiere a D-os está escrita completa: kaf, dalet, vav, shin. La Santidad de D-os es completa y perfecta.
En la traducción al arameo de Isaías 6:3, Onkelos interpreta la triple proclamación de "Santo, Santo, Santo" en en sentido de que D-os es Santo en los cielos, en la tierra y en el tiempo. El comentario sobre la Biblia, de Rabí Meir Leib ben Yehiel Mijel (1809-1879), conocido como el "Malbim", lo explica en los siguientes términos:
D-os está seraprado de la tierra, por el hecho que no es un ser material.
D-os está separado del tiempo, porque es eterno, D-os no tiene principio ni tiene fin.
Pero también está separado D-os de los cielos, por el hecho de que no tiene forma alguna.
D-os no sólo está por encima y más allá del hombre y de su mundo, sino que los ángeles proclaman a D-os también por encima y más allá del mundo celestial. Por lo tanto, las mismas palabras de reverencia que los seres celestiales dirigen a D-os, según lo relatado en la visión del Profeta Isaías, son repetidas por Sus fieles adoradores sobre la tierra. Esta proclamación testifica el misterio inherente a la Santidad de D-os, o sea que D-os está en todo y es parte de todo, tanto en los cielos como en la tierra, si bien está totalmente separado de todo. D-os se revela en el tiempo, pero está totalmente separado del tiempo, de un modo que ningún mortal ni ser celestial puede serlo.
Una de las diferencias más marcadas entre el rito ashkenazí y el sefardita aparece en la Kedushá, si bien no en los versículos que debe decir la congregación. Esta diferencia aparece en las palabras de introducción a la Kedushá que antes eran recitadas solamente por el Maestro de Oraciones y no por la congregación. Estas palabras constituyen una invitación a la congregación a decir la Kedushá. En los últimos siglos se implantó la costumbre de que también la congregación recite estas palabras de introducción "como si estuviéramos exhortándonos a decir la Kedushá" (Shulján Aruj 125:2). Existen, además de una versión para Shabat y días festivos entre los Ashkenazíes, tres versiones de la Kedushá: ashkenaz, sefardita-jasidim y la recitada por todos los judíos en Eretz Israel. El uso ashkenazí se basa en el Sidur de Saadía Gaón, quien si bien era babilonio, fue influido por el texto utilizado entre los judíos de Eretz Israel. El uso sefardita se basa en el Sidur de Amram Gaón, que sigue el texto que predominaba entre los judíos de Babilonia.
Además de la invitación a recita la Kedushá, el Maestro de Oraciones dice también algunos versículos adicionales que sirven de introducción a las respuestas recitadas por la congregación. Esas frases son muy cortas en los días laborales y son algo más largas en Shabat y días festivos. A diferencia de los versículos de invitación, estos versículos de conexión no difieren en el rito ashkenazí ni en el sefardita.
No es necesario que la congregación recite estos versículos de conexión y en un tiempo los decía únicamente el Maestro de Oraciones. En muchas comunidades todavía se hace así. Sin embargo, se ha hecho común en numerosas congregaciones que toda la congregación los recite, especialmente en Shabat y días festivos.
Las disposiciones relativas a la recitación de la Kedushá son las siguientes:
La Kedushá se recita únicamente en presencia de un minián (quórum de diez personas judías mayores de 13 años).
Se recita estando de pie, con los pies juntos.
No se puede interrumpir la Kedushá para conversar.
Aun si la persona está solamente presente, sin participar en el servicio de oraciones, debe interrumpir lo que estuviera haciendo para unirse a la recitación de la Kedushá.
Al decir las palabras Kadosh, Kadosh, Kadosh, se acostumbra alzarse un tanto sobre la punta de los pies. Esto evoca el movimiento de los ángeles según la descripción de Isaías 6:2: "y con las otras dos (alas) volaban". El alzar el cuerpo viene a simbolizar también una elevación del espíritu.
Si la persona está recitando la Amidá cuando la congregación comienza a decir Kedushá, no debe interrumpir la Amidá para unirse a la recitación de la Kedushá. Deberá detener la recitación de la Amidá para escuchar la Kedushá, pero sin responder a ella. En este caso, la atención es considerada equivalentea a la respuesta (Oraj Jayim 104:7). [ Hebreo, Fonética y Traducción en edición ]
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